Viendo a Cristo como al todo de nuestra vida
Filipenses 1:19-21
INTRODUCCIÓN
La carta del apóstol Pablo a la iglesia que se encontraba en la Ciudad de Filipos, es una de las más especiales y que por lo general, la que más nos deslumbra. La carta fue escrita en una situación especial, para corregir un grave problema que había surgido entre los filipenses.
Había divisiones y peleas, y muchos habían perdido el gozo de la salvación y la comunión.
Entonces un Pablo, que estaba preso en la ciudad de Roma, en una sucia cárcel, cuidado por la guardia pretoriana (1:12), le envía esta hermosa carta con un hermoso mensaje: “Regocíjense, Cristo es todo”.
En estos versículos que hemos leído, Pablo expresa en palabras la experiencia de una vida fundada en un solo nombre: “Cristo”. Alrededor de este nombre, giraba toda la vida de este hombre. Parece difícil en el mundo de hoy escuchar a una persona que tenga esa seguridad y confianza en Cristo, como para decir: “Para mí el vivir es Cristo…”; pero es posible vivir una vida llena del Señor Jesucristo.
Este pasaje nos muestra lo que es experimentar a Cristo como el todo de nuestra vida.
DESARROLLO
-CUANDO CRISTO ES TODO, APRENDEMOS A FORTALECERNOS EN LA ORACIÓN Y EN LA GUÍA DEL ESPÍRITU SANTO (Vs. 19)
*Aquí aparece una de las claves del éxito de este hombre de Dios en su ministerio. Él reconocía que Jesucristo era todo en su vida; pero aun así siempre clamaba en sus cartas a sus amigos que ORARAN por Él, por la OBRA y por las PERSONAS que lo acompañaban.
“Pero os ruego, hermanos por nuestros Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea y que la ofrenda de mi servicio a los santos de Jerusalén sea acepta.” (Romanos 15:30-31)
“…cooperando también vosotros a nuestro favor con la oración…” (2 Corintios 1:11)
“Hermanos orad por nosotros.” (1 Tesalonicenses 5:25)
*Si Cristo es todo en tu vida, sabrás la importancia que tiene el depender de las oraciones de nuestros hermanos. Cuando la iglesia ora, sea por una sanidad, sea por salvación, sea por cualquier necesidad, se hace un respaldo con la oración y se cubre con ella a las personas por las cuales pedimos.
*Pablo también reconoce la guía del Espíritu Santo en su vida. Nadie puede decir que el todo de su vida es Cristo si no está la dulce presencia del Espíritu en su vida. (Romanos 8:9)
CUANDO CRISTO ES EL TODO DE NUESTRA VIDA; SÓLO NOS IMPORTA AGRADARLO SIN IMPORTAR LO QUE PASE (Vs. 20-21)
*Pablo estaba en una situación de muerte. Corría el riesgo de ser acusado de traidor al imperio y ser ejecutado enseguida. Estaba es una de las prisiones más humillantes y horrible de aquél tiempo. Sabía que sólo bastaba una palabra del emperador y su vida sería cortada. Pero a pesar de eso, el dijo con toda confianza: “…como siempre, ahora será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.”
*Sólo una persona cuyo todo en la vida es Cristo puede decir eso. Pablo no era un loco que le gustaba que lo torturaran, ni un maniático depresivo que no le importaba su suerte, sino una persona cuya vida empezó en Cristo y podía terminar cuando sea en Cristo. Hoy la Biblia y nuestra realidad actual nos demandan vivir como cristianos completos en Cristo. No podemos tener victoria espiritual siendo solo cristianos de los “domingos”. Solo Jesús puede darle esa seguridad que tuvo Pablo que ni la muerte le perturbaba, ya que sabía que su amado Señor y Cristo lo estaría esperando ni bien cesara de latir su corazón.
CONCLUSIÓN
La experiencia del apóstol Pablo nos habla del verdadero carácter que tiene que tener nuestra vida: Cristo céntrica. Nos desafía a que Cristo realmente sea el todo en de nuestras vida.