Un regalo de Dios
Mateo 9:9-13
Una de las cosas que captan mucho la atención en los escritos de los evangelios es la forma singular del llamado de Jesús a Leví (Mateo). Es posible que usted haya escuchado mucho acerca de él, cierto que era uno de los doce discípulos del Señor, y no solo eso sino también siendo un escritor inspirado de las Sagradas Escrituras. Veamos pues, la forma como Jesús se le aparece a este hombre en medio de todo ese desierto en que él se encontraba, para saciar su mas profunda necesidad, a saber: la de tener a Dios en corazón.
¿Quién era Leví?
Leví era un hombre judío que vivía en la Palestina del tiempo de Jesús, cuando el imperio que dominaba el mundo era Roma, incluso trabajaba para Roma cobrándole los impuestos a los ciudadanos de Palestina, es decir, era un Publicano.
Leví era un hombre que había nacido bajo el celo de la religión judía; pero que no le bastaron una serie de dogmas, doctrinas y costumbres para pronto desviarse del camino que debía seguir.
Condiciones de vida y espirituales de este hombre Leví.
Las condiciones de vida de Leví eran bastante buenas, este hombre poseía grandes posesiones materiales, era rico. Él había comprado de Roma el derecho de cobrar impuestos y todo el dinero que cobrara de mas sería una ganancia para él. El oficio de cobrar impuestos debía ser uno de los mas lucrativos de la época, ya que era difícil que un judío abandonara sus creencias, es decir, la tradición de sus padres, fácilmente.
¿Cuáles son tus condiciones de vida amigo? o ¿Cuáles eran antes de conocer al Señor?.
Es posible que tu economía este muy bien, tal vez tengas un trabajo seguro, goces de buena ropa, disfrutes de buenas comidas, casa, carro, etc. Todas esas ventajas que el dinero puede ofrecer, (que son importantes; pero no todo) y que muchas veces hacen una gran fachada con el nombre de “FELICIDAD”.
O por el contrario, tal vez las cosas económicamente no estén saliendo muy bien, que la escasez, la pobreza o el hambre, toquen a la puerta en ciertas ocasiones. Esté pasando por uno de esos momentos cuando necesitas una mano sobre tu hombro que te ayude a seguir adelante. Sin embargo nuestras posesiones materiales no representan una garantía de que nuestra vida espiritual esté marchando bien, y mucho menos que nuestra alma sea salva.
El hecho de que Leví tuviera grandes posesiones materiales no era suficiente para él, su vida estaba en medio de una gran crisis:
El hecho de ser Publicano era suficiente para ser odiado y rechazado por la sociedad. él era victima del rechazo de sus familiares, amigos, etc. (como muchos hombres hoy son victimas del rechazo y el menosprecio colectivo)
Era considerado por el resto de las personas como traidor a la patria. (¿cuantas veces vamos caminando por la acera de la calle y cuando algunas personas nos ven se pasan al otro extremo para no toparse con nosotros?)
Se le consideraba como un ladrón, sospechoso e impuro. Leví había sido etiquetado por el sistema al cual pertenecía, ya no lo llamaban por su nombre, él tenia un título despectivo que lo identificaba del resto de las personas, “el Publicano”.
Leví se encontraba extremadamente cargado y existía un gran vacío en su corazón. El hacerse Publicano le había costado perder el circulo familiar, los únicos con los cuales él compartía eran los de su misma clase. Lo peor de Leví era haber perdido la conciencia, no le importaba extorsionar a sus compatriotas con el fin de ganar dinero.
En pocas palabras aunque aparentemente y externamente se encontraba muy bien, (era un hombre saludable) su condición espiritual era crítica, Leví era un hombre sin paz en su corazón.
Lo que mas impacta de todo esto es que probablemente Leví era hijo de unos padres que le habían enseñado la Fe en Dios. Su nombre Leví era el mismo de uno de los patriarcas de la nación que Dios había escogido, aun mas, la tribu de Leví era la encargada de ministrar las cosas del Señor, en lo que concernía al tabernáculo y al oficio del culto a Jehová.
Usted como yo conoce personas que han nacido y crecido en hogares con costumbres bastantes conservadoras, muchos han nacido bajo las enseñanzas de la doctrina bíblica, es decir, el nivel de sus costumbres morales es bastante alto; sin embargo, el hecho de nacer bajo un hogar con buenas enseñanzas no es una garantía de la Paz de Dios, ni de su Salvación. Pueden haber personas aparentemente muy buenas, con las mejores intenciones, y sin embargo, ser como aquel joven rico que se fue sin la salvación por el amor a sus bienes.
El hombre necesita de Dios
Hoy día la mayoría de las personas, de todas las personas (ricos, pobres, blancos, negros, altos, bajos, etc.) tienen un vacío en su corazón, hay una necesidad que aún no ha sido saciada. Es increíble el número, cada vez mayor, de personas que constantemente están visitando psicólogos, mentalistas, psíquicos, ocultistas, y toda una serie de centros donde se prometen soluciones rápidas y con el mínimo de esfuerzo para sus problemas, es decir, lugares donde no se necesita tener un compromiso con nadie.
Así estaba Leví, él necesitaba un cambio, necesitaba algo mas que el mundo no le podía, ni puede ofrecer.
Sígueme
La fama de Jesús iba en aumento, ya habría olvidado cuantas veces lo había escuchado nombrar, se corrían rumores, el hecho de escuchar su nombre provocaba discusiones y sobre todo mucha curiosidad, todos querían conocerle; pero (tal vez) él nunca imaginó llegar a conocerlo. No obstante, en el momento menos esperado ese Jesús, ese magnífico hombre del cual todos comentaban, se dirigía hacia él.
Quizá Leví se encontraba escribiendo sus impuestos, o a lo mejor charlaba con sus amigos, no podemos saberlo, lo cierto era que en ese momento se hizo un gran silencio por la presencia de Jesús, y aquel hombre entonó una mirada hacia él que penetró en lo profundo de su corazón, con una sonrisa dibujada en su rostro como su conociese cada pequeño detalle de la vida de “el Publicano”, pero esta vez de manera diferente, sin recriminar sus actos, sin juzgarlo ya, emitiendo perdón, Jesús abrió su boca y lo único que dijo fue: SIGUEME.
Hoy día las condiciones siguen siendo las mismas, Jesús se le aparece al hombre donde este se encuentre, aun en lo profundo del lodo del pecado él hace aparición, pero esta vez de manera diferente, ya no para juzgarte ni condenarte, no viene para emitir un juicio; esta vez es diferente, el Señor extiende su mano de amor para levantarte, donde quiera que te encuentres él estará allí tocando las puertas de tu corazón con una mirada amigable y tierna, como el padre que observa a su hijo, aun cuando este ni siquiera lo sepa.
El Señor no está sujeto a los parámetros humanos, cuando el mundo desecha él recoge y ama, cuando el mundo condena él perdona, cuando el hombre no tiene solución él encuentra una salida, y te dice sígueme, daré un rumbo nuevo a tu vida.
Un regalo
Jesús le cambió el nombre a Leví, ya no sería llamado así, su nombre nuevo era “MATEO”, que quiere decir “regalo Divino”, y con ese cambio de nombre también le estaba dando una vida nueva y transformada, esa vida iría en dirección contraria a la que él llevaba, el que antes extorsionaba ahora regalaba el Don Divino de la Salvación.
Para Mateo era una oferta a la cual no podía resistirse, él conocía bien los negocios, nunca hubiese apostado a algo de lo cual no estuviera realmente seguro, él sabía que una oportunidad como esta nunca podría volverse a repetir, lo hizo y salió ganando.
Querido amigo la persona mas importante que ha existido está tocando las puertas de tu corazón y desea darte la Paz y el Sosiego que sólo Jesús puede dar, a su llamado a seguirle no te rehúses, vamos camina con él por siempre. ¡Que Dios les Bendiga!…