Sigue el camino que es Cristo
Juan 14:1-10
“Siguen el camino amarillo…Siguen el camino amarillo…Follow the yellow brick road.” Pues, los gnomos de la película “El mago de Oz” (The Wizard of Oz), sí sabían muy bien como llegar a la ciudad esmaralda ¿verdad? Nada más hay que seguir el camino amarillo. Pues, nosotros aquí no estamos buscando la ciudad esmaralda, ni queremos hablar con el gran mago de Oz ¿verdad? Pero nosotros, así como Dorothy, muchas veces sentimos sólos en este mundo, y nuestro deseo es encontrar el camino a nuestro hogar en el cielo. Y entonces, nuestro Señor Resucitado Jesucristo nos enseña el camino en el texto para esta mañana…el texto que se encuentra en el evangelio de Juan 14:1-10…
Cristo no cantaba ni bailaba como los gnomos en el “Mago de Oz,” ¿verdad? Pero sí, nos enseña el camino al decir Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Entonces, nos anima así como los gnomosen la película: Siguen el camino…que es Cristo. Sí, siguen el camino que es Cristo, porque es el camino que llega a nuestro hogar en el cielo, y porque es el único camino que llega a Dios.
I. Porque llega a nuestro hogar.
¿Se acuerdan qué pasó en el “Mago de Oz”? La joven Dorothy andaba perdida y preocupada por la tierra de Oz. Y su único deseo era regresar a su hogar en Kansas ¿verdad? Pues, vemos en el texto que los discípulos estaban preocupados también. Estamos en la noche en que Cristo fue entregado, el jueves santo. Si se acuerdan, el próximo día, el viernes santo, Cristo iba a morir una muerte horrible en la cruz. Y entonces, en los versículos que preceden el texto para esta mañana Cristo les dijo a sus discípulos que iba a dejarlos, o sea, que iba a morir. Les dijo en el capítulo 13: Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con Ustedes.
Pero los discípulos se quedaban confundidos, y se angustiaron porque ellos habían pensado que Jesús iba a estar con ellos toda su vida. Es que no entendieron ¿verdad? No entendieron que Cristo tenía que morir en la cruz para pagar sus pecados. Y entonces, para calmar sus dudas y consolar sus almas angustiadas, Cristo en su misericordia les dio el consuelo que se encuentra en estos versículos. “No se angustien…En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas.” O sea, que hay mucho lugar en el cielo, se puede decir que hay muchos departamentos, lugares en donde vivir. Y Cristo iba a ir para allá para prepar para cada uno de ellos un lugar, un departamento, en su paraíso.
Pero antes de ir para prepararles un lugar, Cristo tenía que pagar estas “viviendas,” o sea, estos departamentos, porque, bueno, la entrada al cielo no es gratis. En su ley, Dios exige la perfección para poder entrar en el cielo. Exige la perfección: un precio que ni estos discípulos ni cualquier ser humano puede pagar por causa de sus muchos pecados. Los discípulos pecaron diariamente en pensamiento, palabra y obra. Pues en aquella misma noche, Judás iba a entregar a Jesús, Pedro iba a negarlo tres veces, y todos los discípulos iban a huir por temor de los judíos. Pues, estos discípulos no podían pagar la renta para vivir en los departamentos del cielo.
Pero Dios en su gracia envió a Jesucristo para pagar esa renta, o sea, para pagar la deuda que tenían por causa de sus pecados. Cuando usamos la palabra redención, esto es lo que estamos diciendo: que Cristo es el que pagó la deuda de los pecados del mundo; es nuestro Redentor. Pues, hace dos mil años, Cristo fue a la cruz para sufrir la ira y castigo de Dios por todos los pecados del mundo. Y al estar colgado en aquella cruz Cristo clamó en una gran voz: Consumado es, o sea, todo se ha cumplido, y después inclinó su cabeza y murió. En griego esta frase “Consumado es” nada más es una palabra, que es la misma palabra que escribieron en las deudas cuando ya estaban canceladas. Cristo, el Redentor del mundo, estaba anunciando: La deuda está cancelada. La renta para el cielo está pagada. Y tres días después, Cristo resucitó de entre los muertos, probando la victoria que había ganado sobre el diablo, la muerte, y el pecado. Podemos decir que su resurrección es el recibo, o sea, la prueba que todo está pagado.
Y entonces, ya que la victoria estaba ganada, Cristo también ascendió al cielo, o sea, regresó al lado de su Padre para así preparar un lugar para todos sus discípulos. Por lo tanto, les dijo a ellos: Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. Cristo iba a regresar para llevarlos al cielo. Y según los ángeles que aparecieron a los discípulos en el día de la ascensión, iba a regresar así como salió. Les dijeron: Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse. Qué consuelo ¿verdad? Cristo había pagado su entrada en el paraíso eterno, iba a ir para preparar un lugar para cada uno de ellos, y después regresar en gloria para llevarlos a su nuevo hogar en el paraíso. Para que preocuparse ¿verdad?
Y mis hermanos, este consuelo también es para nosotros los cuales muchas veces andamos cansados y angustiados en este mundo: En la noche oscura cuando nos sentimos solos; al estar enfrentado con la violencia, drogas, y tribulaciones de este mundo; al estar enfermos; al pensar en un futuro no cierto, este hecho nos da consuelo. Especialmente cuando pensamos en nuestros muchos pecados, porque, bueno, tenemos el mismo problema como los discípulos: pecamos diariamente en pensamiento, palabra, y obra. Ni uno de nosotros siempre habla como es digno de un Hijo de Dios. Maldecimos, mentimos, chismeamos, no mostramos respeto a nuestros maestros. La verdad es que nosotros no podemos llevar la vida perfecta que Dios exige en su ley, y entonces, no podemos pagar la renta para vivir en el cielo.
Pero, Cristo nos asegura: No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. Porque, como hemos visto, Cristo ya pagó la deuda de todos los pecados del mundo, incluso los de nosotros. Nuestro Redentor pagó la renta al morir en la cruz, y al resucitar de entre los muertos, nos da el recibo, o sea, la prueba que el cielo es nuestro. Y lo bueno es que la renta está pagada para siempre, nunca van a echarnos a la calle. Y entonces que consuelo nos da el hecho que Cristo ya está preparando un lugar para cada uno de nosotros. Cristo, el Camino, va a regresar en el fin del mundo para llevarnos a nuestro hogar, a nuestro departamento. Fíjense. Nuestro departamento está pagado y preparado por Cristo, y en el fin, él va a darnos un ride para nuestro hogar. Pero, lo triste es que muchos en este mundo piensan que otros caminos son mejores que Cristo, o que Cristo solamente es uno de los muchos caminos al cielo. Pero vemos por lo que dice a sus discípulos aquí en el texto, que Cristo es el único camino que llega a Dios. II. Porque es el único camino que llega a Dios.
Tengo una pregunta: ¿Han pasado Ustedes por Chicago en carro? Pues, para ir a mi casa en Michigan, siempre tengo que pasar por Chicago, y, bueno, hay muchas carreteras ¿verdad? Casi siempre voy por I-94, pero hay muchas opciones: 294, 55, 10, 290, 43—pero no todos llegan a mi casa. Es igual cuando hablamos del camino al cielo. El diablo nos presenta con muchos caminos, pero sólo hay uno que llega a Dios: el camino quien es Jesucristo.
Y esto es lo que no entendieron muy bien Tomás y Felipe en esa noche, porque ellos querían que se les mostrara el camino. Y entonces, Cristo les dijo: Pero yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mi. Cristo es el único camino a Dios porque Cristo es Dios. Conocer a Cristo es conocer a Dios el Padre. Pues, aquí, estamos hablando del santo misterio que es la Trinidad: sólo hay un Dios, pero tres personas—el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Y entonces, si hay un sólo Dios, el conocer a Cristo es conocer a Dios el Padre, y conocer al Padre es conocer a Cristo. Y, cuando Juan usa la palabra conocer, quiere decir mucho más que “yo conozco a Pastor o a Ben.” Quiere decir que creemos en él, y que conocemos personalmente su amor. Por medio de Cristo, conocemos el amor y la gracia de Dios. El es único camino a Dios.
Pero en este mundo, el diablo nos presenta muchos otros caminos que parecen ser buenos. ¿Cuántas religiones hay en este mundo? El budismo, el mormonismo, los testigos de Jehová, y muchas, muchas más, las cuales te dicen que el camino al cielo depende de ti, que tú tienes que ser bueno y que tú tienes que tratar bien a los demás. Pero que duda causan estas religiones, porque sabemos muy bien que no siempre somos buenos ¿verdad? Esto es la diferencia entre el verdadero cristianismo y las otras religiones del mundo: cualquier otra religión te diré que tienes que hacer algo para ser salvo, pero el verdadero cristianismo te dice que Cristo el camino hizo todo para darnos la salvación como un regalo. Pero, fíjense que el diablo nos presenta con aún otros caminos aparte de la religión. Tienta a muchos con los caminos que parecen ser fáciles, por el de las drogas o de la violencia o del sexo ilícito. Pero el resultado de todos estos caminos es la muerte, o sea, que su destino es el infierno. Como dijo el sabio Rey Salomón: Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.
Y entonces, que sigamos el verdadero camino que es Cristo, porque él pagó la entrada al cielo con su muerte en la cruz, o sea, que nuestro departamento está pagado y tenemos el recibo, la prueba, que es su resurrección. Además, está preparando un lugar específico para cada uno de nosotros en su paraíso, y en el fin, nos llevará para allá a nuestro hogar. No hay otro camino que puede hacer todo esto. Y entonces, mis hermanos, yo les digo: Sigue el camino…que es Cristo. Amén.