Ser agua pura o contaminada
1 Timoteo 4:12 – Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
Introducción
Existe una embotelladora de agua natural llamada “Mineragua” cuyo contenido ha sido extraído de las fuentes mas puras. La fábrica mantiene el producto bajo un alto control de calidad en un depósito listo para ser embotellado. Sin embargo ha entrado en la embotelladora un saboteador infiltrando en los tanques agua de cloaca o alcantarilla. Los expertos ahora consideran que los depósitos que han sido afectados llegan a contener 99% de agua natural pura, pero contaminada con 1% de agua de agua de cloaca. Cual sería la decisión de la directiva de la fábrica, pondrán el producto al mercado? Usted la tomaría?
¿Porque si o porque no?
¿Cree que para el señor es suficiente ser 99% puros? El nos usaría de todas formas o usted que piensa.
¿Habrá forma de purificar el agua y al mismo tiempo una manera para que nadie lo vuelva a ensuciar?
¿Que grado de pureza puede asegurar que tiene usted?
¿Que es la pureza?
Según el diccionario: • QUE NO ESTA MEZCLADO CON NINGUNA OTRA COSA / QUE NO ESTA DISMINUIDO POR NINGUNA SUCIEDAD.
Según la Biblia es virtud.
Filipenses 4:8 “…por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad…”
Mientras en este tiempo donde se ha llegado a llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno, donde los valores están cambiados se ha llegado a tergiversar las virtudes y a alabar lo malo. La palabra de Dios nos dice que la pureza precisamente ES virtud y digna de alabanza.
¿Qué es ese 1%?
A. Vacas y chanchos (1 Samuel 15). Es alarmante que nuestra capacidad de discernimiento sea tan pequeña, que no muchas veces no podamos ver la diferencia entre lo que es bueno y es malo. A Saúl le pasó eso. No alcanzo a ver que esas vacas y esos chanchos no dejaban escuchar. Dios dice “..Yo deseo escucharte pero tus vacas y tus chanchos no me lo permiten…”, a veces los problemas son demasiado hermosos para considerar que afectan en nuestra pureza.
El Florero de Porcelana
Un gran maestro y un guardián se dividían la administración de un monasterio. Cierto día, el guardián murió y fue preciso sustituirlo. El gran maestro reunió a todos los discípulos para escoger, quien tendría la honra de sustituir al guardián. Voy a presentarles un problema – dijo el gran maestro-Y aquel que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del templo. Terminado su discurso, colocó una pequeña mesa en el centro del salón. Encima estaba un florero de porcelana carísimo y bellísimo con una rosa roja que lo decoraba. Este es el problema – dice el maestro-. Los discípulos contemplaban perplejos, por lo que veían: los diseños sofisticados del finísimo arte de la porcelana ….la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Cuál sería el enigma? ¿Qué hacer? Después de algunos minutos, uno de los discípulos se levantó, miró el florero y lo tiró al suelo destruyéndolo. Ud. es el nuevo guardián – le dijo el maestro. Entonces el maestro explicó refiriéndose a los demás: “Yo fui muy claro: dije que ustedes estaban ante un problema”. No importa cuan bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado! “Un problema es un problema”; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido…. y que sólo te ocasiona un tormento….. un camino que precisa ser abandonado….. un amigo que te induce a malos vicios…. a vivir sólo pendiente a placeres mundanos… al alcohol… adquirir una lujosa casa o automóvil… sabiendo que no podemos costearlo con nuestros actuales ingresos…. por más confort que nos proporcione… sólo es y será …Un problema! Sólo existe una manera de lidiar con un problema…… atacándolo de frente. No debemos tener piedad …… ni dejarnos arrastrar por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo. No trates de acomodar un problema… darle vueltas…..sólo conseguirás incrementarlo……………… Déjalo, hazlo a un lado y continúa disfrutando de lo hermoso que Dios te ha dado…. El no te envía problemas sin enviarte la sabiduría y la fortaleza para librarte de ellos.
En el correr del tiempo la vida de una persona va cambiando en función de su criterio, al principio solo interesará saber distinguir la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo. Al pasar el tiempo la pregunta será, la diferencia entre lo que te edifica y lo que no. Y finalmente será lo que le da la gloria a Dios y que no. Todo problema, todo derrumbe empieza con las pequeñas grietas, y esas grietas en el corazón son como pequeñas manchas. Pero ¿de donde salen? ¿Se pueden limpiar?
B. Las pequeñas grietas – Esa pequeña mancha en ti, generalmente viene de la falta de perdón. La relación entre tu persona y el padre se ve obstaculizada por pequeñas manchas que impiden que la oración fluya con olor fragante a Dios.
La renuencia a perdonar obstaculiza el acceso al Reino y a su maravilloso poder (Mateo 6:5-15; Marcos 11:22-26)
Mateo 6:5-15 – Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Es interesante el hecho de ver que Jesucristo enfatiza el hecho del perdón dentro de la oración. Podría haber dicho que se enfatice el agradecer el pan, o el no meternos en tentación, o la sintaxis al orar, o el orar solos o en grupo. Para Jesucristo fue más importante el perdón.
¿Pero perdonar? ¿A quién?
1. La primera persona que probablemente no has perdonado eres tú mismo. Muchos les hace falta perdonarse a si mismos mas que a cualquier otra persona. Son renuentes a perdonarse y reconocer que Dios dijo: “Cuanto está lejos el oriente del occidente hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Sal 103:12). Si eres creyente, el Señor ya ha limpiado tu conciencia de obras muertas, para que sirvas a Dios vivo (Hebreos 9:14) Dios nos limpia de pecado, a fin de que sirvamos sin que nos estorbe el sentimiento de pasadas culpas. Estas deben estar muertas, enterradas y olvidadas. “Si nuestro corazón no nos reprende”, dice la Biblia, “confianza tenemos en Dios” (1 Juan 3:21). Obviamente no podemos continuar pecando y esperar ser perdonados. Debemos librarnos del pecado consciente y de las rebeliones contra Dios. Pero si andamos en la luz, y en la senda del perdón, la sangre de nuestro Señor Jesucristo nos limpia continuamente de todo pecado (1 Juan 1:7).
2. La segunda persona que debemos “perdonar” si estamos amargados, es al mismo Dios. Hay quien culpa a Dios por la muerte de un hijo, porque el esposo o la esposa lo abandonaron, porque se han enfermado, porque no ganan suficiente dinero. Consciente o inconscientemente acusan a Dios de todas estas cosas. Si existe un fondo de resentimiento no puedes experimentar el poder del Reino fluyendo a través de tu vida; debes librarte de todo resentimiento hacia Dios. Eso puede requerir cierta introspección. Debes preguntarte a ti mismo: “¿Estoy culpando a Dios de mi situación?”
3. La tercera persona que debes perdonar quizás sea algún miembro de la familia de quien te hayas alejado. Ahuyenta los resentimientos hacia quienes están más cerca de ti. Los esposos, las esposas, los hijos, los padres, todos deben ser perdonados cuando surgen pequeños resentimientos en el seno de la familia. Muchos dicen: “No pensé que eso tenía importancia. Para mí era solamente un asunto de familia”. Toda renuencia a perdonar debe ser eliminada, especialmente hacia otro miembro de la familia.
4. Por último debes perdonar a cualquier persona que haya hecho algo normal para ti. Puede que tu resentimiento esté justificado. Es posible que alguien haya hecho algo terrible contra ti. Quizás tengas pleno derecho y suficientes razones para rechazar y odiar a esa persona. Pero si quieres ver la vida y el poder del Reino fluyendo a través de tu vida, es absoluta necesario que aprendas a perdonar.
Perdona hasta el punto que te sientas libre de resentimiento y amargura, y seas capaz de orar por quienes te hayan herido. Si no lo haces, la renuencia a perdonar impedirá que el poder de Dios te alcance y llene tu vida. Una vida milagrosa depende ciento por ciento de tu relación con Dios el Padre. Esta relación se levanta estrictamente sobre el firme cimiento del perdón que Dios te concede.
El perdón constituye la clave de todo. Puede que existan otros pecados, y si tu corazón te acusa de algo más, tampoco, como es lógico, te sentirás confiado delante de Dios. Pero es la renuencia a perdonar lo que con mayor frecuencia separa a la gente del Señor.
Esta separación del señor es lo que constituye ese 1%.
Deseas ser agua limpia o contaminada; tú eliges.
Hechos 10:9-16 “…Lo que Dios ha purificado tu no lo llames impuro…”* *bbla versión internacional.