Preparémonos para celebrar
Lucas 21:25-36
Hace algunos años, me llamaron para cuidar los niños de un vecino, cuando tuvieron que salir inesperadamente. Se suponía que seria por corto tiempo, lo que me tranquilizo acerca de cuidar los niños de otra persona. Le dije al pequeño niño y a su hermana que jugaran juntos en el sótano de la sala familiar. Después de unos minutos, decidí ver que estaban haciendo, y cuando me acercaba al cuarto adonde estaban, había un espejo sobre la pared, que me permitía ver lo que estaba sucediendo. El niño le estaba quitando los juguetes a su hermanita y le estaba pegando con ellos. Pero, cuando entre al cuarto, el grito :”Ella me esta pegando. Ella me esta quitando mis juguetes.”Yo le respondí: “Yo te vi cuando le estabas quitando los juguetes y la golpeabas con ellos.” El se quedo callado y lucia preocupado. Y me dijo “Como sabia Ud. esto?” Yo le conteste: “Es importante tratar a las personas bien siempre. Tu nunca sabes quien te esta viendo.” Espero que no traumatice a este chico por el resto de su vida.
Nuestro lenguaje tiene limitaciones definidas cuando se describe a Dios, Cristo y las cosas del Espíritu. Tendemos a usar imágenes que nos son familiares y, aun, los pronombres que usamos apenas tocan la realidad de Dios. Pero muy dentro de nuestra alma, tenemos la ansiedad de la presencia de Dios, cualquiera que sea. Ahora que comenzamos el Adviento para el Ano 2000, veamos a esas Escrituras que nos recuerdan, que vamos a celebrar la llegada del Señor! Muchas de las lecturas apocalípticas, nos recuerdan acerca de este tema, como lo vemos en nuestro Evangelio de este día.
El Hijo del Hombre esta viniendo. Nuestro Señor, el preeminente Hijo de nuestro Padre celestial, esta viniendo de nuevo. Nuestro cuidado le ha sido confiado a Cristo. El nos enseño la voluntad de Dios, y el modelo de fe de vivir en este mundo. Por un tiempo, Cristo nos ha dejado con todo lo que El nos entrego. Y, para ayudarnos a llegar hasta que El regrese, el Cristo Resucitado nos da el poder, a través del Espíritu Santo, y nos da todo lo que necesitamos, para que esperemos con ansiedad cuando Cristo llegue, para ver que hemos hecho con lo que El nos ha dado.
Las Escrituras nos dicen que cuando Cristo regrese, las naciones se juntaran y el Señor separara a las personas, al igual que el pastor separa sus ovejas de las cabras. En la Vieja Palestina, las ovejas y las cabras se mantenían juntas durante el día, pero cuando llegaba la noche, los animales se separaban, por lo que parecía que las ovejas preferían el viento fresco. El Señor colocara a las “ovejas”, a la derecha, en el lugar predilecto, mientras que las “cabras” serán colocadas a la izquierda.
Parecería que todos nosotros que clamamos estar del lado del Señor, quisiéramos terminar adonde las ovejas del pastor han sido colocadas –del lado predilecto del Señor. Cantamos acerca de que estaremos “en el mejor lugar”. “Cuando todos lleguemos al cielo, que día de regocijo será! Cuando todos veamos a Jesús, cantaremos y gritaremos la victoria!” Es nuestra esperanza que viviremos eternamente en el “aire fresco” en la presencia del Dios viviente. Hemos sido asegurados que Dios desea nuestra presencia en ese Reino, el “Reino” de Dios, para todos los miembros de la familia creyente. Nos han dicho que este lugar eterno, ha sido preparado para nosotros, desde la fundación del mundo –es nuestra herencia. Deseamos y esperamos que estaremos con nuestro Dios eternamente.
Pero, nos encontramos hoy día hablando acerca de las personas que son separadas. Algunas están del lado de Dios, otras no. Seguramente, aquellos que no están del lado de Dios, son otras personas y no nosotros! Nosotros estamos en la iglesia, sirviendo a Dios con nuestros regalos, oraciones y presencia. Cantamos alabanzas al Señor, prestamos nuestros servicios en las organizaciones, y somos muy espirituales acerca de nuestra formación espiritual. Estamos haciendo lo que se supone debemos de hacer. Seguramente, estamos en el lugar del favor de Dios.
Tan seguros estamos de recobrar nuestro lugar, que el informe del regreso del Hijo del Hombre, parecería de aguas turbias. No todo es siempre claro, como nosotros pensamos. A pesar, de que los grupos están separados, hay similitudes en ambos. Los dos grupos llaman al Juez Divino “Señor”. Usan las mismas palabras, pero esto no hace ninguna diferencia. Solamente sabiendo y siendo capaz de usar las palabras correctas, no es garantía para una invitación al Reino. Adicionalmente, ambos grupos son actualmente ignorantes, acerca de cual comportamiento los ha colocado adentro o afuera del favor de Dios. En realidad, lo que hace la diferencia entre los grupos, es lo que han hecho, cuando no están particularmente conscientes de las implicaciones finales.
Lo que separa a los justos de los injustos, es la manera en la cual las personas se preocupan por sus hermanos y hermanas en necesidad. Los que nos preocupamos por los hambrientos, que buscan comida entre los basureros, el sediento que no puede saciar su sed, los extraños, aquellos que han sido privados de lo mas mínimo, los enfermos, para los cuales no sabemos como ayudar, y aquellos que tratamos de evadir por miedo y condenaciones morales, los prisioneros, que encontramos que nos molestan –como respondemos a estos, aun el mas pequeño de nuestros hermanos y hermanas, determina si el Cristo Resucitado nos colocara en la derecha o en la izquierda.
Cualquier cosa que hayamos hecho para el mas necesitado, no es solamente para ellos, pues el Señor se identifica con nosotros, en nuestra humanidad, experimenta tal compasión y conexión con el mas necesitado, que Cristo no puede evitar sufrir cuando la humanidad sufre, y regocijarse, cuando la humanidad encuentra alegría. El Señor, que le pregunto a la mujer en el pozo, por un trago de agua, se identifica con nosotros cuando tenemos sed. El Jesús, que fue a menudo rechazado, siente nuestro dolor, cuando nadie nos recibe. Este mismo Jesús, que paso sin comer durante cuarenta días y noches, en el desierto, sufre con nosotros, cuando nuestros estómagos claman. Nuestro mismo Señor, cuyas vestimentas le fueron arrancadas, antes de ponerlo en la Cruz, entiende lo que significa estar desnudo. Cualquier cosa que hayamos hecho para el mas necesitado de nuestros hermanos o hermanas, lo hemos hecho al Señor.
Es en nuestra relación estrecha con el Señor en la oración, y nuestra fe en Dios en nuestros santuarios, que ambos comenzamos y nos sostiene en nuestro camino. Pero, en avanzar mas allá de nuestras limitaciones de las paredes de nuestra iglesia, alcanzando los confines de nuestra espiritualidad espiritual, viviendo nuestra fe, a través del cuidado de otros, que encontramos la plenitud. Es a través del servicio de Cristo, en medio de los mas necesitados, que nuestra herencia, dentro del Reino de Dios, esta asegurada. Dios nos ha bendecido con una gran esperanza para nuestra eternidad. Nuestro futuro nos espera. Es la hora de celebrar!
Una de mis películas favoritas, es la de Steven Spielberg, “E.T., el Extraterrestre.” En ella, la relación que se desarrolla entre E.T., un extraterrestre, cuya nave lo ha dejado atrás en la tierra, y un joven llamado Eliot, cuyo padre, se había separado recientemente de su esposa, y había dejado a su familia. E.T. y Eliot se acercaron mucho, y estaba el uno para el otro en los momentos difíciles. Dentro de un periodo corto, una conexión personal se desarrolla entre ellos. Llegan al punto, en el cual, pueden sentir sus sentimientos uno para el otro. Llegan al punto, al cual pueden sentir los sentimientos del otro. Cuando E.T. experimenta tomar cerveza, Eliot eruta. Cuando Eliot se corta el dedo, E.T. siente el dolor. Cuando se llega el momento que son separados, ambos sienten la pena. La unión entre ellos es tan estrecha, que algo que se haga para uno de ellos, es como que fuera para ambos.
Esta es la relación que Cristo quiere que tengamos. Que sintamos el dolor del otro, que nos conozcamos, que compartamos las penas y las alegrías y curemos nuestras heridas. El quiere extender esta clase de relación a través de todo el mundo. Ahora que empezamos esta estación de Adviento juntos, lleguemos a conocer este ministerio, que es único y especial de nuestro Señor y su Iglesia.