Pacto de oración

Pacto de oración


Santiago 4:2-3 – “…Combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.

Doy gracias a Dios que de aquí a un tiempo la iglesia latinoamericana, ha estado experimentando una visitación del Espíritu Santo, en diferentes países que la componen, como por ejemplo: El Salvador, Guatemala, Colombia, Argentina, etc. Sin embargo, hay muchos otros países donde esperamos que el Señor nos visite y produzca un avivamiento, igual o “mejor” que los países mencionados. Esto ha producido que una gran cantidad de pastores y líderes han viajado a dichos lugares con el fin de importar estos avivamientos a sus naciones, cosa que a la larga ha traído más frustración que bendición , debido a que no se logran tener los resultados esperados.

¿Qué estará moviendo el corazón de Dios en los países, donde ahora en pleno siglo XXI están gozando de una visitación del Espíritu?: La respuesta no radica en un favoritismo de parte de Dios, ni tampoco en que estas naciones han copiado lo que otros están haciendo, en cuanto a metodologías y a estrategias se refiere, más bien son países que han estado dispuestos a pagar el precio de la santidad, de la búsqueda del rostro de Dios en oración, son naciones que se han arrepentido de sus pecados, tanto de omisión como de comisión.

A modo de ejemplo quiero mencionar una localidad de Los Estados Unidos de América, llamada Pensacola, donde se produjo una visitación del Espíritu. Muchos hermanos, pastores y líderes en general, con el afán de llevar “la unción” a sus ciudades de origen, viajaron a Pensacola, aparte de traer la “risa santa”, siguen con sus congregaciones vacías, o simplemente no han conseguido aumentar significativamente la cantidad de creyentes en sus iglesias. Lo que no sabían estos hermanos, es que los hermanos de Pensacola, erigieron “un monte” de oración, donde comenzaron a gemir en la presencia de Dios, pidiéndole perdón por sus pecados y los pecados de su nación, oraron día y noche, persistentemente hasta ver cumplidos sus sueños de ver una ciudad sumergida en el Espíritu Santo.

Creo que el error radica en pretender subirnos a un “monte ajeno”, es decir, imitar metodologías u estrategias, que muchas veces, no tienen nada que ver con nuestras culturas, entonces cuando no vemos los resultados comenzamos a preguntarnos: ¿Será que Dios se habrá olvidado de nosotros?. ¿será que no se han dado aún las condiciones para que ello ocurra?. ¿Qué estará moviendo el corazón Dios en los países, donde ahora en pleno siglo XXI están gozando de una visitación del Espíritu?. ¿será que el pueblo de Dios en mi país no ha pagado el precio de vivir en santidad y en perfecta comunión con Dios?.

Son muchas las interrogantes que surgen en vista de que no hemos visto resultados concretos, a pesar de los intentos que la iglesia ha hecho para que esto sea así.

Si estudiamos los avivamientos que han ocurrido a través de la historia de la iglesia, nos daremos cuenta que existen algunos factores comunes que los impulsaron, a pesar que se han dado en tiempos diferentes, circunstancias diferentes, culturas diferentes, manifestaciones diferentes, etc. Simplemente porque Dios en su palabra nos señala que siempre el tiene cosas nuevas para aquellos que le aman: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9) Veamos cuales son estos factores:

1. UNA GRAN HAMBRE DE DIOS. (Sal. 27:8; 42)

Todos los pioneros de los avivamientos fueron y han sido guiados por una gran hambre de Dios: ya no quieren conocer acerca de Dios, sino que anhelan “conocer a Dios”; no oír acerca de Dios, sino “oír a Dios”. Quieren conocer a Dios en su totalidad; de allí el origen del término “evangelio completo”. ,

Actualmente estamos en una época de complejidad religiosa. Es muy raro encontrar la sencillez de Cristo; ésta ha sido reemplazada por planes, métodos, organizaciones, y un mundo de actividades frenéticas que se llevan todo nuestro tiempo y atención, pero que no satisfacen los anhelos del alma.

Mientras cualquiera de nosotros se considere completo y de que: “lo estoy haciendo bien en mí congregación”, sin ninguna necesidad, habremos bloqueado todo intento de Dios de obrar en y mediante nosotros.

Él hace que los ricos se vayan pobres; pero los pobres, los que tienen hambre de Él (Mt. 5: 3,6), los que voluntariamente se declaran “mendigos”, quienes como Moisés anhelan ver a Dios “cara a cara”, a ellos Él les permite la demostración de su presencia.

2. UN AMOR HACIA LOS DEMÁS.

Nuestra relación sería monástico si fuese marcada solamente por nuestro amor hacia Dios: Dios desea que no lo amemos solamente a Él, sino que nos amemos unos a otros también.

-Hay amor entre nosotros?, ¿Hacia nuestros hermanos y hermanas?, ¿Hacia los oprimidos?, ¿Los pecadores?, ¿Los antisociales?. ¿Los heridos?, ¿Los ricos y los poderosos?, ¿Los bajos y los necesitados?, ¿Los que son distintos a nosotros?, ¿Somos conocidos en nuestra comunidad por nuestro amor?.

3. UNA ENTREGA TOTAL A LA PALABRA DE DIOS. (2Tim. 2:15)

Debemos creer que el Espíritu Santo no ha de ir donde su Palabra no va. Grandes problemas se han originado con “personalidades” que enfatizan .y enseñan como verdades cosas que no se encuentran en la Palabra escrita.

Toda experiencia debe ser corroborada por la Palabra de Dios, a riesgo de ser criticados por quienes son propulsores de la “teología experimental”, que buscan en las Escrituras solamente aquello que les respalde sus experiencias subjetivas.

Siempre se criticará a quienes insistan en que toda experiencia debe ser corroborada por la Palabra de Dios. Sin embargo, este crítica hermanos, debe ser considerada como una medalla al valor. Las Escrituras nos advierten a no dejarnos llevar por todo viento de doctrina. (Ef 4:14)

Elmer Seymour un pionero del avivamiento de 1906 en calle Azuza, en Los Ángeles E.E.U.U., responde’ a quienes le criticaron al respecto en el ejemplar de “Fe Apostólica” de septiembre de 1907:

“Medimos todo por la Palabra. Toda experiencia tiene que ser medida por la Biblia. Algunos dicen que estamos yendo al extremo, y si nos hemos pegado demasiado a la Palabra, lo hemos de resolver con el Señor cuando nos encontremos con Él en el cielo”.

4. UNA ENTREGA A RESTAURAR LA IGLESIA NEO TESTAMENTARIA.

Ya que anhelamos una visitación del Espíritu Santo para nuestra ciudad, no debemos gastar el tiempo y las energías en afinar y reparar ¡a maquinaria existente de tradiciones eclesiásticas, Debemos desear una sola cosa: Volver a establecer la iglesia descrita en el Nuevo Testamento, más bien se trata de aplicar a nuestros tiempos los mismos principios que a ella la sustentaron.

Debemos comprender que la restauración no pertenece a un grupo congregacional en particular, sino a un compromiso asumido como iglesia local..

La promesa de Joel 2:28, repetida por Pedro en el día de Pentecostés en Hechos 2:17. es: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Santo Espíritu sobre toda carne.

Esta visitación del Espíritu puede ser comparada a lluvia que viene del cielo.

Las lluvias que Dios enviaba sobre Canaán eran tanto lluvias tempranas y lluvias tardías (Joel 2:23) Las lluvias de otoño o las lluvias tempranas de octubre-noviembre eran para ablandar la tierra dura y seca para permitir que la semilla fuese sembrada. Después vienen las grandes lluvias del invierno en diciembre, enero y febrero. Finalmente llegan las lluvias tardías de abril, las más apreciadas porque maduran el fruto y acortan el período de aridez del verano. La lluvia tardía se halla ‘ relacionada con el período de madurez de la cosecha.

¿Cuál es nuestra fuente de agua, espiritual, para estos últimos días? ¿Estamos edificando la iglesia por nuestro propio esfuerzo?. ¿Por nuestras estrategias inteligentes, planes bien delineados, metodologías de iglecrecimiento, etc.?

¿O hay una fuente mejor?. ¿Un derramamiento del Espíritu de Dios sobre toda carne humana? Los avivamientos pasados tienen que hacernos pensar que han sido como la lluvia temprana. Que ha llenado al cuerpo de Cristo con un sentido restaurado de identidad bíblica y de misión. Cada uno de ellos ha insistido en la llenura del Espíritu Santo para cumplir la misión encomendada por Cristo. Es el Espíritu de Dios que forzó a los creyentes del pasado a desistir de un cristianismo pasivo y buscar personalmente una experiencia continua y vital con el Dios viviente.

Ahora en pleno siglo XXI, ¿No es tiempo para la lluvia tardía, la lluvia que madura la cosecha final ? (Amós 9:13).

Creo oír a Dios diciendo a la iglesia :

“Si se humillan y buscan mi rostro como lo hicieron sus padres en tiempos pasados, Yo derramaré la lluvia tardía sobre ustedes. Lo que he propuesto hacer en este siglo es tan abundante que los avivamientos ya ocurridos han de parecer como ¡Otra pequeña llovizna en comparación a la visitación que he de enviar. Desechen toda dependencia en el hombre, y en las habilidades de la carne. Remueven su corazón hacia Mí, Yo les visitare…

Espero que como de Pastores, líderes o miembros de la iglesia de la ciudad, en la cual Dios nos tiene, sometamos nuestros corazones para despertarnos otra vez al llamamiento que Dios nos hace, de ser un pueblo con:



  • 1. Hambre del Señor.



  • 2. Un amor genuino hacía los demás.



  • 3. Una entrega a su Palabra.



  • 4. Una entrega a restaurar la iglesia neotestamentaria.


Que el Señor obre entre nosotros de tal forma que los avivamientos pasados, sean una simple llovizna pasajera en comparación a lo que Él da al mandarnos la lluvia tardía en los años postreros, amén.

Ahora bien, si tomamos en consideración lo que dijimos a un comienzo , citando a Santiago (4:2, 3), en relación al quehacer de la obra, deducimos dos cosas

1. El intento frenético de hacer cosas que se llevan todo nuestro tiempo y atención: actividades, eventos, campañas, estrategias, etc. No alcanzando lo deseado porque: no pedimos (Stgo. 4:2).

2. Y cuando pedirnos, pedimos mal, con fines egoístas ( .. gastar en vuestros deleites Stgo. 4:3) , por ejemplo: demostrar los logros de “mí ministerio”, satisfacción personal, énfasis en las añadiduras (” … Mas buscad primeramente el reino de Dios … y todas estas cosas os serán añadidas Mt. 6:33).

Si tomamos en cuenta estos principios, quizás podríamos tener la respuesta (o por lo menor parte de ella), del por qué no hemos logrado ser más efectivos en el trabajo que como iglesia de la ciudad hemos venido desarrollando.

Entonces debemos crear estrategias de oración y mecanismos por los cuales podamos medir los resultados de ella, por favor, no malinterpretemos, no estoy diciendo que usted no ora con su congregación, o en forma personal, lo que estoy diciendo es que tenemos que concertarnos como iglesia local, en el poder del acuerdo que estableció el Señor en su Palabra: ” Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” (Jesús: Mt. 18:19)

¿Cómo lo hicieron los hombres de Dios en el pasado?:

A continuación mencionaremos algunos personajes bíblicos que oraron con efectividad, con dirección, recibiendo respuesta a sus peticiones, porque lograron discernir la voluntad de Dios para sus tiempos:

Salomón. (2Cro. 6: 16, 17) “Ahora ,pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le has prometido diciendo: … Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David”.

Salomón al momento de consagrar el templo le pide a Dios que cumpla lo que le había prometido a David, su padre, es decir, comienza a “reclamar” cumplimiento de las cosas que Dios mismo había dicho.

Nehemías. (1: 8) “Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo:… ” Este líder le recuerda a Dios la palabra dicha a Moisés y reclama en oración su cumplimiento.

Daniel. (9:2, 3) ” … en el año primero de su reinado yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta. Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”

Daniel mientras escudriñaba en las Escrituras descubre una palabra de Dios dicha al profeta Jeremías, con relación al cautiverio babilónico, ya había llegado el tiempo de su cumplimiento, y comienza a orar reclamando a Dios que cumpliese los dichos de su boca.

Podríamos seguir citando una serie de personajes de la Escritura, pero creo que estos son suficientes para damos cuenta que aquí se esconde un principio que: Dios ha determinado, en su voluntad, lo que Él quiere para una nación, pueblo o ciudad; aún antes de la fundación del mundo (Ef. 1:3, 4), solo espera a hombres diligentes en escudriñar las Escrituras, que descubran Su Corazón por medio de la oración y entiendan cuales son los planes u propósitos que debemos de cumplir como iglesia.

A continuación citaré una serie de pasajes proféticos de la Escritura, que a mí juicio son promesas de Dios que aún no se han cumplido, las cuales debemos de orar para que el Señor nos las conceda para nosotros en esta ciudad-.

1. Que el Señor cumpla su Palabra dicha por medio de¡ profeta Amós (3:7), con relación a que revele sus planes (secretos), a sus siervos los profetas que Él tiene para nuestra ciudad : “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”.

2. Que el Señor cumpla su Palabra dicha por medio del profeta Isaías (49: 17-19), en relación a que levante a una “nueva generación” de edificadores y saque del medio de su pueblo a los destruidores y asoladores de la obra: “Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y asoladores saldrán de ti. Alza tus ojos alrededor, y mira: todos estos se han reunido, han venido a ti.. Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos”.

3. Que el Señor cumpla su Palabra dicha por medio del profeta Amós (9:13), con relación la siembra y la cosecha. Que levante a una “generación relámpago”, de “conquista”, que apresurará el cumplimiento de la “Gran Comisión ” en nuestra ciudad : “He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador-, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán

4. Que el Señor cumpla su Palabra dicha por medio del profeta Malaquías (4:6), en relación a la restauración de las familias de la tierra (comenzando por su iglesia): “Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres”.

5. Que el Señor derribe las fortalezas que se han levantado en medio de su pueblo, que nos han dificultado andar en santidad de vida.



  • a. Fortaleza de pecado: Arrepentimiento y conversión (volvernos de nuestros malos caminos), procurar andar en santidad de vida.



  • b. Fortaleza de desunión: Unidad en el cuerpo de Cristo, en propósitos, con una mentalidad del Reino de Dios, y no de nuestras propias realidades ministeriales. Que exista una verdadera unidad del Espíritu : “…solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. (Ef. 4:3)



  • c. Fortaleza de rebelión: Creer en los hombres que Dios levanta y tener lealtad hacia ellos, demostrando obediencia y sometimiento, con un espíritu de siervo: “El poder corrompe, el servicio engrandece”.



  • d. Fortaleza de religiosidad: Ser cristianos prácticos y no solo místicos, por un verdadero conocimiento de Dios: “Porque misericordia quiero y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos”. (Oseas 4:6)


“Jehová, ¿Quién habitará en tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aún jurando en daño suyo, no por eso cambia, Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas no resbalará jamás “. ,’SaL 15)

Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad,- no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea no se extraviará (Isaías 35:8)

6. Que el Señor nos dé denuedo para predicar su Palabra , y nos respalde por medio de : “sanidades, señales y prodigios”, en el Nombre de Jesús. (Hechos 4:29)

7. Que el Señor cumpla su palabra dicha por medio del profeta Isaías (cap. 60), en relación a que El traerá prosperidad a su pueblo, que nos redima de la esclavitud de deudas y miserias, para vivir en la libertad de la bendición de Dios, sujetos bajo la promesa hecha a nuestro padre Abraham: “…Y te bendeciré, y engrandecerá tu nombre, y serás bendición”. (Gen. 12:2)

8. Declarar la victoria de Jesucristo sobre los principados y potestades que operan en la ciudad: “… Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz “. (CoL 2:15 ). Desalojándolos en su nombre: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará “. (Lc. 10: 19)

Estas son una serie de declaraciones proféticas que aunque tuvieron un alcance para el pueblo de Israel, apuntaban al futuro de la iglesia del día de hoy. Son profecías que teológicamente se les ha dado el nombre de : “Profecías de doble referencia “, es decir, de doble alcance.

Creo que en este contexto encaja bien otro principio que dejó el Señor en relación a la oración, que se encuentra en el evangelio de Lucas 18:1-8, que reza así:

“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ti¡ respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual tenía a él diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré .justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?

Básicamente el principio que deja de manifiesto el Señor es “El orar con Tenacidad”,es decir, la insistencia, o perseverancia que deben tener aquellos que oran a Dios pidiendo algo.

Noten que la viuda fue una y otra vez ante el juez injusto a presentar su petición, y ¡ojo! Su petición fue la misma : -¡pedir justicia!, al otro día vuelve, y ¿qué pide?, ¿dinero?, ¿bienes? , ¡por supuesto que no!, insiste en su misma petición, ¿hasta cuando?, la Biblia dice que insiste hasta recibir respuesta de parte del juez injusto.

¿Nos damos cuenta de la importancia de orar por objetivos claros y específicos? ¿La importancia de ser tenaces en nuestras oraciones?

Podemos orar cada vez que nos reunimos, pero por cosas diferentes, sin esperar respuesta. Muchas veces de una semana a otra nos olvidamos por las cosas que oramos.

Como pastor de mí ciudad y miembro del cuerpo de Cristo, creo que el Señor me ha dado esta palabra, por lo tanto, propongo lo siguiente:



  • 1. Que se ore por objetivos claros, ya sea usando la lista en cuestión -u otra que surja de entre la iglesia.



  • 2. Que se creen mecanismos para medir los resultados de las oraciones.



  • 3. Que exista un compromiso de iglesia local, a involucrar a los intercesores de cada congregación a orar por lo mismo (en los cultos de oración de cada cual)



  • 4. Que se disponga de un tiempo de 10 a 15 minutos (o más), en los cultos principales (domingo u sábado), para orar por dichos objetivos. Sugiero que se redacten las peticiones de tal forma que se puedan leer en voz alta, ya sea por el pastor o el coordinador de turno, para que la congregación confirme con amenes.



  • 5. Que nos comprometamos a incluir estas peticiones en nuestros devocionales personales.



  • 6. Que se deje de hacer cualquier actividad hasta no tener objetivos claros, que en forma unánimes y con la confirmación del Señor, se lleven adelante como iglesia de la ciudad.


CONCLUSIÓN

Hermanos amados, compañeros de milicia…, les invito a considerar y a reflexionar sobre todo lo que he expuesto en estas páginas, que tienen el único propósito de animarles a que nos atrevamos de ir más allá, en cuanto al compromiso que tenemos, como pastores de la ciudad; permítanme esta humilde propuesta de alguien que ama al Señor, como ustedes le aman, de alguien que anhela de ver cumplido el sueño de nuestros antepasados, quienes profetizaron que toda la tierra sería llena de la gloria de Jehová: ¿Por qué no podemos ser nosotros quienes muevan la mano de Dios a favor de nuestra ciudad, pueblo o nación?

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman “. (1 Corintios 2:9)