Más que vencedores II

Más que vencedores II


Efesios 6:10-18


Introducción

En una ocasión un hombre al visitar Hong Kong, visitó un lugar en donde se realizaban tatuajes y al estar observando los modelos, vio uno que llamo poderosamente su atención y era una frase que decía así: “Nacido para perder”; este hombre entró al establecimiento y pregunto a un hombre -¿hay personas que deseen tener eso tatuado en su cuerpo?, el dependiente contesto ¡Si! Muchos, – pero ¿porque?, el oriental contesto poniendo sus dedos en su frente y diciendo: – porque muchos tienen primero el tatuaje aquí -. Dios no nos llamo a ser fracasados o nacidos para perder sino vencedores. Los creyentes tenemos en Cristo la Victoria, es decir el éxito en la vida, no importa lo que la sociedad diga que es éxito, para nosotros es hacer la voluntad de Dios. Jesús dijo: Al que cree todo le es posible; muchos interpretan este pasaje a la luz de que él cristiano todas las cosas que quiere en la vida le son dadas. Pero la Biblia nos dice que nuestra vida debe girar en torno a Dios, y este versículo nos dice que todos los propósitos que Dios quiere realizar a través de nuestras vidas, Él lo hará; aún de las más fuertes limitaciones u oposiciones. Pero Pablo nos sigue diciendo que somos más que vencedores cuando hacemos lo siguiente:

I. Somos más que vencedores cuando nos fortalecemos en Dios (v. 10) 

“…Fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza”

Hace algunos años se popularizo mucho un personaje de dibujos animados llamado Popeye, este personaje era un marinero que cuando los problemas eran muy grandes y sus enemigos lo intentaban acabar, él recurría a las espinacas que le daban la fuerza para salir victorioso. Nosotros los creyentes tenemos que reconocer que en más de una ocasión hemos querido hacer frente a nuestras adversidades con nuestros medio y fuerzas, sin embargo el éxito momentáneo, seguido de derrota nos es familiar. Un principio conocido por los grupos de auto-ayuda es que la fuerza de voluntad no es un elemento confiable para a recuperación, sino la derrota ante la adicción y así el inicio de una recuperación duradera. Los creyentes debemos buscar saber en que momento debemos dejar actuar a Dios y es precisamente en esos asuntos que nosotros no tenemos control sobre los que la fuerza de Dios debe manifestarse. Es importante saber que fuera de Dios nada podemos hacer (Juan 15:5) o al menos nada que tenga que ver con éxito en nuestras vidas. Pablo no invita a que acojamos la fuerza que proviene de Dios y que ese poder se manifiesta en todo momento. En el libro Fuerza para Vivir, narran una historia de una madre que perdió a un hijo y sin embargo en medio de ese dolor, esta mujer parecía sostenida por una fuerza incomprensible por quienes le rodeaban, ella se limitaba a decir que Dios era su fortaleza y en él confiaba.

II. Somos más que vencedores cuando luchamos contra el enemigo correcto (v. 12)

“Porque no tenemos lucha contra carne y sangre (seres humanos), sino contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”

En una convención en Massachussett en E.U.A. se observo que personas que asistieron a esta reunión presentaban signos y síntomas de enfermedad respiratoria (neuminitis), la respuesta fue pensar que por condiciones climáticas habían favorecido la presentación de esta enfermedad; se realizó el ataque de lo que se creía en microbio responsable; sin embargo las cosas no mejoraban; al hacer una profunda investigación se determino que el causante de la enfermedad no era una bacteria, sino esporas de hongos y que el contagio se debió a que estos hongos crecían en los ductos de aire acondicionado del lugar en donde se hacían las reuniones. Una vez visto eso se implemento el tratamiento adecuado y sanaron. Al igual que los médicos de esta época podemos estar luchando contra enemigos equivocados o inexistentes, tendemos a luchar contra las personas, creyendo que es contra de ellos nuestra labor, pero Pablo nos dice que no son los seres humanos, estos pueden ser instrumentos o reflejo del mover de verdadero enemigo: el diablo, y es contra este personaje a donde debemos dirigir nuestro ataque. Y los golpes más certeros y poderoso que le podemos acertar es que seamos lo que Dios quiere que seamos hacedores de su voluntad. Usted puede golpear a Satanás y su reino cuando ora a Dios, lee su Palabra, sirve en su congregación y fomenta la unidad con sus hermanos; además cuando comparte de Cristo a otros.

III. Somos más que vencedores cuando utilizamos la armadura de Dios (v. 13, 14-17)

“…Tomad la armadura de Dios…”

Dios no solo nos da de su fuerza, son nos provee de herramientas prácticas para ser vencedores: 

a) Cinturón de la verdad, 

b) Coraza de una vida recta, 

c) Sandalias de anunciar el evangelio de salvación, 

d) Escudo de la fe, 

e) Casco protector de la salvación y 

f) Espada de la Palabra de Dios. El Señor no nos deja desamparados y si nosotros nos derrotamos es porque no utilizamos la armas de nuestra milicia para nuestra lucha que es espiritual.

IV. Somos más que vencedores cuando estamos preparados para el ataque (v. 13b)

” …para que podaís resistir en el día malo…”

En el año de 1985, la ciudad de México experimentó una de sus tragedias, un terremoto trepidatorio que cobro la vida de miles de personas, dejando hogares literalmente destrozados, muerte, dolor y destrucción eran producto en muchos de los casos de la falta de prevención en caso de desastres; a raíz de ese evento se ha tratado de evitar que eventos como del año 85 tengan magnitudes tan grandes. El exceso de confianza y la falta de prevención son elementos presentes en el fracaso. Pedro confiaba en él mismo para no negar a Su Señor, pero cuando llego el día difícil fue derrotado. Pablo al igual que Pedro nos dice que debemos estar apercibidos de que habrá problemas y desde luego ataques de parte de nuestro enemigo, el diablo; no podemos ni debemos dormirnos al contrario debemos estar siempre preparados para salir victoriosos.

V. Somos más que vencedores cuando oramos (v. 18) 

“orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu…”

Quienes no ven cosas grandes en su vida, es porque no conoce el poder de la oración y desde luego porque no la practica. La oración es un arma poderosa que Dios nos ha dado y es a través de ella que Dios derrama sus bendiciones sobre nuestras vidas para salir avantes de nuestros problemas o ser fortalecidos durante ellos. En días anteriores un familiar muy querido de mi esposa estaba enfermo, las secuelas de la diabetes estaba haciendo mella en su organismo, sufría de inestabilidad insulinica, sus niveles subían y bajaban y los médico no se explicaban que podía causar esta situación; sin embargo la oración fue el vehículo para que Dios enviara su respuesta a la familia y al enfermo, proveyéndole se una oportunidad para conocer más de la gracia salvadores de Dios; y los que ejercieron la oración fueron vencedores en el nombre de Jesús.

Desafío

Nuestro enemigo tatúa nuestra vida con la frase “Nacido para perder” y quiere que ese lema rija nuestro destino y que la derrota y el fracaso sea parte de nuestra vida. Pero Cristo con su muerte en la cruz por nosotros y sobre todo su poderosa resurrección ha vencido a la muerte, el diablo y sus huestes de maldad. ÉL quiere compartir con nosotros esa victoria todos los días hasta la eternidad.