Llenos de la paz de Dios
Colosenses 3:14-15; Filipenses 4:6-7
Introducción:
Quisiera hablarles con profundidad de la “paz” que nos muestra la bendita Palabra de Dios. En los turbulentos tiempos que vivimos, es el ideal más buscado. Pero el mundo y muchas veces nosotros, no entendemos lo que significa “la paz” que el Señor quiere que poseamos. Es común que digamos que tenemos paz, cuando todo está tranquilo y sereno a nuestro alrededor; es así como el mundo entiende y busca la paz. Pero en nuestro interior puede desatarse un infierno y estar toda la vida afligido y atribulado. (Salmos 55:21) En la Biblia la palabra paz tiene dos significados:
Cese de un conflicto con otra persona
Tranquilidad y bienestar general de una persona De esta manera hay dos tipos de paz: “La paz con Dios” (Romanos 5:1), que la tenemos al recibir a Jesucristo en el corazón; y “la paz de Dios”, que es vital para vivir la vida cristiana como el Señor quiere. Al venir la “Paz de Dios a la vida”, esta produce:
I. Un sometimiento completo de nuestro ser al Señor (Colosenses 3:16)
El apóstol Pablo les dice a los colosenses que la paz de Cristo (Griego original) debía arbitrar (Griego original) las decisiones de sus corazones.
La palabra “gobierne”, se aplicaba al árbitro que restablecía el orden con su decisión en una competencia deportiva.
Si está la paz de Cristo, Él mismo hará de arbitro en nuestros corazones cuando surjan la ira, los conflictos y las pasiones que no podemos controlar.
El camino para ser felices y obrar rectamente en la vida cristiana, es designar a Jesucristo como árbitro de las emociones que están en conflicto en nuestras vidas.
II. Seguridad de que el corazón estará guardado en Cristo (Filipenses 4:6-7)
En esta oportunidad, Pablo habla a otra iglesia, la de Filipos. Aquí está animando a estos hermanos que están llenos de conflictos y peleas, a que pusieran todas sus ansiedades en las manos de Dios por la oración. (Vs.6)
Entonces sus corazones serían guardados con la paz de Dios. (Vs.7)
El término griego que Pablo utiliza (FROUREIN) para la palabra “guardar”, es militar y da a entender “una fortaleza cuidada celosamente por soldados”.
Así la “Paz de Dios” guardará celosamente su corazón. El no permitirá que lo malo y conflictivo del exterior cambie de alguna manera su ser. (Isaías 26:3; Colosenses 3:3)
Conclusión:
Sin importar cuantos conflicto se desaten a nuestro alrededor, si tenemos la paz de Dios, Él gobernará y guardará nuestros corazones en Cristo.