La unción de Jesús
Juan 12: 1-9
Introducción
Un hombre italiano de 34 años de edad, tomo la cruel, difícil y equivocada decisión de quitarse la vida. El hombre suicida vivía en Biella, pueblo de la región de Turín. Se desconocen los motivos que lo llevaron a quitarse la vida. Sin embargo en medio de su fatal decisión salvó la vida de cuatro personas, al donar sus órganos en una carta en la que indicaba sus últimos deseos. El hígado del hombre desesperado, que se ahorcó, fue trasplantado a su compatriota de 32 años aquejado de una enfermedad hepática incurable. La operación se realizó en un hospital de Turín, en el norte de Italia. Su corazón fue trasplantado a un anciano.
Un habitante de Florencia de 58 años de edad recibió un pulmón, en tanto otro enfermo será operado para trasplantarle un riñón, precisó el hospital turinense que se encargó de las operaciones. Un suicidio siempre será lamentable, aunque en este caso la muerte de este italiano sirvió para que 4 personas tengan vida y puedan disfrutar su existencia sin tantas complicaciones. Hace más de dos mil años se produjo un caso similar, no se trató de un suicidio, fue más bien un sacrificio, un acto de valentía y amor, de compasión y misericordia; un judío se entregó voluntariamente a la muerte más cruel de la época, no donó sus órganos, pero cada gota de su sangre vertida ha hecho germinar vida y transformación, graves enfermos del alma han encontrado la salud perdida y aún algunos con problemas de salud física han sido milagrosamente sanados. Estamos hablando del sacrificio del hijo de Dios, de Jesús, quien durante estas fechas se recuerdan los hechos más importantes de Cristo. Es Semana Santa, junto con la Navidad, son las dos celebraciones más importantes para el pueblo cristiano a nivel mundial; pues resulta pertinente conmemorarlos por agradecimiento y para testimonio del gran amor de Dios hacia las personas. Y empezaremos a revivir esos acontecimientos que han traído sanidad, esperanza, bendición y salvación a miles de millones de personas. Seis días antes de la última celebración de la Pascua de Jesús y justamente terminando su ministerio publico; viene nuevamente a Betania a visitar a grandes y queridos amigos: Marta, María y Lázaro (v. 1) Y es durante esa visita cuando un hombre llamado Simón que había sido sanado de lepra organiza una cena muy especial para Jesús en donde Marta servía, y Lázaro le acompañaría en la mesa (v. 2). En eso se encontraban cuando de pronto María hace su aparición y lleva acabo un acto muy especial para Cristo y que tiene un significado profundo y hermoso. Para muchos la unción de Jesús de parte de María es una expresión de gratitud por haberle dado nuevamente la vida a su hermano Lázaro y por haberles devuelto la esperanza en un Dios poderoso. Aunque considero que esto de ungir los pies de Jesús tiene otra importancia más que la de solo agradecerle su bendición. La unción a Jesús de parte de María es un tema digno de ser tratado en estas fechas de conmemoración, para tener un cuadro más completo de lo que significo el sacrificio de Cristo. Este evento es narrado no solo por el evangelista Juan, sino también por Mateo y Marcos; así que para fines de tener una visión muy amplia de este evento, nos daremos la libertad de revisar estos tres textos (aunque Juan es la base principal) para entender que quiere Dios decirnos a través de la unción de Jesús en Betania. Adentrémonos pues en este apasionante relato y aprendamos de la Palabra de Dios lo que la unción de Jesús nos dice de Él.
I. La unción de Jesús nos habla de su corazón (Mr. 14: 3) “… y quebrando el vaso de alabastro…”
Antes de entrar en materia permítanme precisar algo acerca de este termino que usaré reiteradas veces que es la unción. Hablar de unción, es hablar de un tema que en nuestros días no se entiende del todo bien; pues a través del neo-pentecostalismo “la unción” se refiere a la expresión del Espíritu en la vida de alguien. Pero la unción en su sentido más original no es ni significa eso. Sino que la unción en el A.T. era la aplicación superficialmente de aceite o perfumes sobre algo o alguien para consagrarlo o apartarlo para algo importante para Dios. Cuando una persona era ungida en algunos casos importantes se les delegaba el poder de ejercer el gobierno de parte de Dios; como en el caso de reyes (Saúl, David, Salomón, etc.) aunque también la unción se llevaba acabo en profetas, sacerdotes (aceite especial), enfermos, lugares y objetos (tabernáculo y sus utensilios), muertos y victimas para el sacrificio en el templo. Así pues la unción tenía diversos usos, como expresar amistad, medicación en casos de enfermedad, comodidad, manifestar la presencia de Dios y en casos funerarios. Pero su uso principal era consagrar, apartar, señalar que lo ungido contaba con el favor y el propósito de Dios. Ya en el N.T. no se indica la unción para consagración de los creyentes, pues al momento de recibir a Cristo son ungidos (sellados, marcados, consagrados) por el Espíritu Santo de Dios. Se nos dice que Jesús no tuvo necesidad de ser ungido como en el pasado (A.T.), pues Él había sido señalado, consagrado, apartado desde la misma concepción en el vientre de María (Mt. 1: 20). Así pues cuando María le unge en Betania, era la primera y única vez que le sucede; pero hay que recordar que la unción también se realizaba en personas a punto de morir o ya muertas. Aquí es donde veo que la acción de María de ungir los pies de Jesús tiene un significado profundo (v. 3) ya que habla de un evento futuro próximo; a los reyes se les ungía en la cabeza; pero a los que iban a morir o ya estaban muertos se les ungía en los pies; así pues María estaba, dicen algunos intuyendo la muerte de su amigo. No estoy muy convencido de que María supiera esto con certeza; pero actúo como si así lo fuera. Jesús si lo sabía; esto porque en el capítulo 11 de Juan se nos dice que los fariseos y sacerdotes “…desde aquel día habían acordado matarle” (Jn 11: 53); Cristo sabía lo que le esperaba “Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que lo prendiesen” (Jn 11: 57) Jesús había escogido el camino a la muerte por nosotros. Marcos en su evangelio nos dice que el perfume que María habría de verter en Él estaba contenido en un vaso de alabastro (Mr. 14: 3) y cuando María estaba cerca de Jesús lo rompió para ungirlo “…y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó…” (Mr. 14: 3) ¿Qué nos dice esto de Jesús y su misión? Así igual el corazón de Jesús sería quebrado por los pecados de las personas del mundo. El fundador de Visión Mundial Dijo: “Que mi corazón sea quebrantado por las mismas cosas que quebrantan el corazón de Dios”. ¿Que rompió el corazón de Dios? ¿Tu pecado? ¿Tu maldad? Si, pero también tu dolor, tu tristeza, tu desesperanza, tu soledad, tus lagrimas, tu perdición eterna. Pablo nos dice “Porque la paga del pecado es muerte…” (Rom 6: 23) la ley de Dios exigía el pago por nuestros pecados, de lo contrario la muerte eterna sería nuestro futuro. En el A.T. se nos dice que la única forma de acercase a Dios era por medio del sacrificios, se ofrecían sustitutos idóneos para poder cumplir con las exigencias de la ley de Dios; sin embargo esos sustitutos (corderos) eran imperfectos en su duración, ya que cada año debían repetirse para mantener pagada la cuota de justicia de parte de un Dios santo y perfecto; pero al mismo tiempo amoroso.
El pueblo hebreo fue el comisionado para ofrecer los sacrificios para el perdón de los pecados; pero se desvió de sus caminos y Dios por amor tuvo que intervenir con un sustituto perfecto que no solo cubriera la maldad de nuestros corazones, sino los borrará para siempre. Jesús fue el elegido; las palabras el Mesías (A. T.) y/o el Cristo (N.T.) significan el ungido, el escogido de Dios para saldar la cuenta; pero en el cumplimiento de su misión su corazón sería quebrantado, seria roto, sería duramente lastimado; en muchos aspectos; pues el primer lugar fue rechazado por los suyos “…y los suyos no le recibieron” (Jn 1: 11), el pueblo Judío eran los suyos, pero los expertos, los religiosos, los hombres “piadosos”, le rechazaron, al grado de poner en riesgo su vida; más adelante los mismos que le recibirían en Jerusalén gritando “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” ( Jn 12: 13) tal vez serían los mismos que en el palacio de Pilato le gritarán: “¡Fuera, fuera!, crucifícale!” (Jn 19: 15) así mismo alguien muy cercano lo traicionaría, entregándolo “…y estaba también con ellos, Judas el que le entregaba” (Jn. 18: 5) también sus más fieles seguidores lo abandonarían “…Entonces todos los discípulos, dejándole huyeron” (Mt. 26: 56) esto lastimaría hondamente el corazón de Jesús. Aunado a esto el dolor físico por la flagelación tan brutal a la que fue sometido, y la crucifixión en sí; acabaron por dañar más su corazón. Ya en la cruz vería a su madre y con dolor la encargaría a uno de sus amigos. Es el salmista quien nos dice “…mi corazón se ha vuelto como cera, derritiéndose en mis entrañas” (Sal 22: 14) Un estudio forense realizado nos dice que la muerte física de Jesús fue multifactorial; pero una de las cosas que más sorprendió fue que su corazón fue literalmente roto, quebrado y fue por nosotros. No sé si María sabía eso cuando quebró el frasco de Alabastro con el perfume de Nardo; pero Jesús si lo sabía, y aún sabiendo hacía donde iba, acepto el camino a la cruz, el camino a la muerte, a ser el sacrifico demandado por Dios para nuestra salvación, para acercarnos a Él, ya no solo por un tiempo limitado, sino para siempre, por la eternidad. ¿Qué nos dice la unción de Jesús acerca de su corazón? Que fue quebrantado por amor para acercarnos a Dios.
II. La unción de Jesús nos habla de su sangre (Mt. 26: 7) “vino a Él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramo…”
La unción de Jesús por María de Betania nos habla de su corazón; pero además nos habla del derramamiento de su sangre. La unción era hecha principalmente con aceites, que en ocasiones era combinado con otras sustancias para enriquecerlo o darle un significado especial; recordemos que a los reyes se les ungía por la cabeza, mientras que a los muertos en los pies con especies aromáticas. El perfume de Nardo que María derramo en Jesús no era un perfume barato, o sin importancia; se nos dice que era de un costosísimo precio “…perfume de gran precio…” (Mt 26: 7) el costo del perfume fue reconocido por los discípulos de Jesús, pero fue Judas Iscariote el que mejor había calculado el precio de dicho perfume “¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios…” (v. Jn 12: 5) la cantidad derramada era entre 350 y 500 ml., lo que equivalía en dinero a 300 denarios, es decir al pago de un año de trabajo; eso era muchísimo dinero. Estos perfumes son originarios de los Himalayas, se extraen de la flor Nardostachys jatamansi, hoy en día todavía se usan para el cuidado del cabello, y su precio sigue siendo muy alto. Pero para María el precio no importaba, es más nos atreveríamos a pensar que lo considero barato en comparación de lo recibido. Los historiadores bíblicos nos dicen que Marta María y Lázaro muy seguramente habían quedados huérfanos, pero sus padres los habrían asegurado en lo económico para vivir sin preocupaciones (esto en relación a que no se menciona su oficio u ocupación) digo esto porque aún así María no era una mujer adinerada, contaba con lo justo para sobrevivir, y derramar un perfume tan caro, a los ojos de los demás representaba un desperdicio, pero lo que nos enseña es que cuando de Jesús se trata no hay que escatimar. Cuanto debió amar esta familia a Cristo como para ofrecerle lo mejor que tenía. De esta misma manera ¿Cuánto nos ama Dios, como para derramar la sangre de su unigénito hijo?; pues hace un rato hablaba de los sacrificios demandados en la ley de Dios como sustitutos por el perdón de los pecados. Pero dichos sustitutos no eran lo primero que se encontraba, sino que eran cuidadosamente seleccionados para cumplir con las exigencias de la ley divina. Ya que los sustitutos eran sacrificados derramando su sangre.
La sangre era muy importante para Dios, por eso dio instrucciones muy precisas acerca de ella: “Porque la sangre de todo ser viviente contiene su vida…” (Lv. 17: 14BLA) y más adelante afirma “…porque la sangre es la vida…” (Dt 12: 23 BLA) La sangre era sangrada para Dios, tal vez para nosotros los occidentales esta idea de la sangre y su derramamiento nos resulte hasta cierto punto desagradable; pero por encima de estos prejuicios, Dios la consideraba valiosa e importante. Por eso cuando Caín derrama la sangre de su hermano Abel, dice que “La voz de la sangre de tu hermano grita desde la tierra hasta mí” (Gn 4: 10 BLA) Como podemos ver la sangre era más que un líquido rojo, pegajoso y desagradable, para Dios es signo de la vida misma; pero además era necesaria, indispensable para obtener su perdón “…y sin sangre derramada no hay perdón de pecados” (Hb 9: 22 BLA). Anteriormente hable del sacrificio como necesario para acercarnos a Dios, en dicho sacrificio debía haber derramamiento de sangre; por que la paga del pecado es muerte; el pecador debía morir por sus desobediencia; pero Dios ofreció la alternativa en sustitutos que derramarán su sangre para ser liberado temporalmente de la justicia divina; corderos, becerros, machos cabríos, palomas y tórtolas eran la victimas propiciatorias (adecuadas), eran llevadas ante el sacerdote, quien colocaba sus manos y decía más o menos lo siguiente: “La persona (o pueblo) a quien represento hubiera debido morir a causa de su pecado. Pero la sangre aquí presentada demuestra que una victima ha sido ofrecida en su lugar.
Tu ley queda satisfecha. Otorga tu perdón según tu promesa” posteriormente el animal era degollado, la sangre derramada o rociada en el altar (Lv. 17: 1-14) los pecados eran cubiertos (expiados) y gozaban de un tiempo por el perdón y bendición de Dios; algo así como abonos chiquitos para pagar poquito. Dios valoraba grandemente la sangre, pero la sangre de becerro, corderos y machos cabríos no era suficiente, la constante repetición de estos rituales llevo a un fastidio a Dios (Is. 1: 11) Esto conllevo a que era necesario un sacrificio mejor y el derramamiento de una sangre mejor, más valiosa, más efectiva y más preciosa. María derrama el costoso perfume de nardo, simbolizando que la costosísima, valiosa, preciosa y poderosa sangre de Jesús era la sangre indicada para el perdón total de los pecados. Juan el Bautista, identifico a Jesús al decir: “He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1: 29) Jesús era el sustituto adecuado con la preciosísima sangre no para cubrir (expiar) los pecados, sino para liberar y borrar totalmente (redimir) nuestras faltas delante de Dios. Eso significa redención: Haber sido liberado totalmente de un adeudo mediante el pago de un rescate. Ya no más sangre de animales; pues esta solo cubre por un tiempo, más la sangre vertida de Jesús limpia por siempre (Hb. 10: 1-12) ¿Cuánto costaba el perfume de nardo derramado en los pies de Cristo? Mucho dinero, era muy apreciado, y codiciado. ¿Cuánto valió la sangre de Jesús? Es invaluable; pero su derramamiento compro, limpio, libero a todas las personas, en todo el mundo, el todas las épocas, el todo rincón por siempre; ahora solo hace falta que reciban con gratitud ese hermoso regalo. ¿Qué nos dice la unción de Jesús? Nos habla del poder de su sangre.
III. La unción de Jesús nos habla de su alcance (v. 3) “…y la casa se lleno del olor del perfume…”
La unción de parte de María de Betania nos habla del corazón de Jesús, nos habla de su sangre preciosa y valiosa; pero además nos habla de su alcance. María quiebra el frasco de perfume costoso y lo derrama en Jesús, unge sus pies según Juan el evangelista y los enjuaga con sus cabellos; pero es Juan el único que nos dice que: “…la casa se llenó del olor del perfume” (v. 3) Ya hablamos de sacrificio sangre, dos elementos importantes; ahora los sacrificios y la sangre debía ser grata a Dios; por esa razón en el libro de Levítico vemos tantas precisiones acerca de esto. El sacrificio debía llevarse acabo de acuerdo a ciertas reglas, y los sustitutos debían reunir ciertas características. Con el tiempo aunque esto se hizo así, llego un momento en que el sentido se perdió; pues las personas necesitaba más que ceremonias y rituales para acercarse a Dios. Jesús reunía todas las características que la ley divina demandaba de una ofrenda, de un sacrificio.
Jesús fue santo, puro e y sin mancha (1ª Pedro 1: 19); adopto la condición de cordero rumbo al matadero “Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca” (Hch 8: 32) por su actitud, por su aptitud Jesús fue la mejor, la única ofrenda capaz de agradar a Dios, como perfume grato delante del Señor. Se nos dice que el perfume de nardo, su aroma inundo toda la casa; ni un solo rincón quedo sin ese agradable olor; podía la gente llegar y al entrar percatarse de ese maravilloso aroma. El sacrifico de Jesús tiene un alcance inmenso, maravilloso y poderoso. Pues alcanza a todas las personas que deciden creer en Él (Jn 3: 16), nos limpia de absolutamente todos nuestros pecados delante de Dios, no hay acción tan desagradable que Dios no pueda perdonar a través de Jesús (1ª Jn 1: 7); desde luego que debe haber confesión, arrepentimiento y reconocimiento de Cristo para ser perdonados; Nos libera del poder del mismo pecado, Satanás y la muerte misma (Rom 8: 2); ya en Cristo estos no tienen autoridad ni poder en nuestras vidas. Lo hecho por Jesús tiene un alcance mundial. No hay nadie que no pueda acceder a esta bendición tan especial; lo único que necesita es depositar su confianza en Jesús y su sacrificio. Lo único que puede impedirlo es la incredulidad, la dureza del corazón y la soberbia. Se ha fijado usted en la forma de la cruz; para algunos resulta de rechazo por haber sido el instrumento de muerte de nuestro Señor; sin embargo su forma cumplió un propósito importante. El poste vertical llamado estípite representa el acercamiento de Dios al mundo, a las personas; mientras que el travesaño horizontal denominado Patíbulo simboliza los brazos abiertos de Jesús abarcando a la humanidad que decida creer en Él. ¿Que nos dice la unción de Jesús? Que su sacrificio y su sangre derramada, tiene un alcance total; para todo aquel que cree.
Desafío
Un hombre italiano de 34 años decidió morir por no hallar solución a sus problemas; lo paradójico es que creyó que con su muerte podría dar vida y esperanza a otros. Casi de manera similar Jesús opto por el camino de a muerte por amor y beneficio de nosotros. Pero antes de que eso ocurriera, fue ungido, apartado, consagrado a través de una mujer que tal vez sin saberlo dijo mucho con su acción de derramar perfume en los pies de Jesús. Nos hablo de su corazón, de su sangre y de su impacto en el mundo. Marcos 14: 9 dice: “…donde quiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que está ha hecho, para memoria de ella” Semana Santa es un tiempo para revivir en el corazón lo que esta mujer nos enseño acerca de la unción final de Jesús. Acerquémonos en fe a Dios gracias a la poderosa obediencia de Cristo Jesús. Amén.