La iglesia indestructible
Hechos 5:27-39
Textos adicionales:
Mateo 16:18 “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”
Lucas 12:32 “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”
1 Corintios 1:26-29 “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.”
Introducción
En los aniversarios y cumpleaños se acostumbra dar un abrazo al festejado, así que vamos a darle un abrazo simbólico a quien festejamos: la iglesia es usted y su hermano y hermana, así que usted, su hermano y su hermana son los festejados. Déle un abrazo a una o dos personas diciéndole: ¡Feliz aniversario!
Nuestro acercamiento a la iglesia…(cada uno tiene su experiencia de acercamiento a la iglesia)
Las iglesias están marcadas por sus experiencias vividas, por su historia, así como nuestra propia historia personal marca nuestra manera de ser y de pensar. A veces las experiencias conflictivas influyen para bien o para mal en nosotros, pero siempre por Jesucristo podemos tener la perspectiva de una vida mejor para nuestras vidas personales y también para nuestra iglesia.
Al hablar de la iglesia como indestructible hago referencia a las palabras de Gamaliel en los v. 38-39. Sin embargo me referiré al carácter paradójico de esta cualidad de la iglesia, destacando su fragilidad.
Pensemos en la iglesia en sus dos aspectos: como iglesia local, la nuestra, y como la iglesia universal. La iglesia local debe ser una expresión de la iglesia universal. Con esto en mente, veamos tres condiciones para considerar a la iglesia como indestructible.
I. La iglesia es indestructible mientras dependa por completo del Espíritu Santo
La iglesia no es el resultado de una decisión humana o del esfuerzo humano. La Iglesia es parte del plan de Dios en Jesucristo, por lo tanto que no dependa del esfuerzo humano.
La iglesia se edifica por el ejercicio de los dones de cada uno de los miembros. Estos dones los da Dios a través de su Espíritu. En la iglesia toda mujer, todo hombre, toda señorita, joven, niño o niña, todos son necesarios, pero ninguno es indispensable. El único indispensable en la iglesia es el Espíritu Santo.
II. La iglesia es indestructible mientras el actuar de Dios se manifieste en ella
Si el Espíritu Santo está en la iglesia, es de esperarse el actuar de Dios en ella.
Este actuar de Dios muchas veces es de manera diferente a lo esperado. El día de hoy se privilegia en los movimientos cristianos el actuar “espectacular” de Dios. A veces este actuar espectacular en la salud o prosperidad milagrosa, en la expulsión de demonios, etc., parece más atractivo que el sereno milagro de una vida transformada por Cristo, que el milagro de poder tener paz en medio de la adversidad, que el milagro de preocuparse por el necesitado… Estos no son en ninguna manera milagros menores.
Dios se hace presente en la iglesia cuando los creyentes se reúnen para adorarle; Dios se manifiesta cuando nos da el valor de hablar y vivir nuestra fe ante quienes no la comparten; Dios se manifiesta en su iglesia cuando los creyentes oran por alguien que tiene necesidad; Dios se manifiesta en su iglesia cuando se muestra empatía (el mismo sentir) con aquel hermano o hermana que padece alguna adversidad. Dios se manifiesta en la iglesia cuando visitamos al enfermo. Dios se manifiesta cuando nuestros recursos pueden ayudar a un proyecto o a quienes pasan dificultades económicas. Dios se manifiesta cuando nuestra participación impacta la vida de la sociedad que nos rodea. Estos no son milagros menores. Estas manifestaciones de Dios, doy testimonio por nuestra experiencia personal como familia, las hemos podido percibir en esta iglesia.
Dios sigue haciéndose presente aún cuando existan las dificultades en el seno de la iglesia: Este texto se encuentra en medio del relato de dos situaciones conflictivas en el seno de la iglesia: 1) El escándalo del intento de engaño de Ananías y Safira, (cap.4) y 2) Los malos entendidos étnicos respecto a la atención de las viudas (cap. 6).
Sin embargo, a pesar de esas dificultades internas, Dios seguía manifestándose en la iglesia y el evangelio seguía extendiéndose. Las divisiones tan frecuentes en las iglesias locales de hoy, redundan finalmente en la extensión del Evangelio.
III. La iglesia es indestructible mientras se mantenga fiel a su vocación
La iglesia es llamada a vivir y testificar al Señor de la iglesia, a Jesucristo
Esta fidelidad no es siempre sencilla. Los apóstoles acá dice que fueron azotados (v.40). En los siguientes capítulos se narrará el primer martirio de un creyente, Esteban.
Esto nos permite ver que en ocasiones el testimonio viene acompañado de sufrimiento. Pero para estos creyentes, esto era motivo de gozo (41). Esto es lo que Jesucristo da: paz y gozo en la adversidad. (la iglesia donde crecí en Acapulco se llama “Mártires del ‘75”)
Esto es lo que nos permite mantenernos fieles a pesar de tal vez la incomprensión o el abierto rechazo de quienes nos rodean, incluso de nuestra propia familia. Podemos mantenernos fieles aunque las cosas no siempre ocurran como lo deseamos, aunque haya rechazo, persecución, incluso enfermedad.
Conclusiones:
Aunque la iglesia de Jesucristo sea indestructible, no significa que las personas que la conforman sean superhombres o súper mujeres. Sino que es precisamente en la debilidad humana donde el poder de Dios puede manifestarse.
Lo indestructible de la iglesia no es lo humano de ella, no es una estructura o jerarquía, no es su dogma… Su indestructibilidad viene dada por aquel que es eterno.
La indestructibilidad de la iglesia se manifiesta a través de la fragilidad humana. Jesucristo se da a conocer hoy viviendo y hablando a través de cada uno de nosotros, mujeres y hombres que hemos creído el evangelio. Debemos pensar que somos el instrumento de Dios en este lugar donde estamos, de modo que todo lo que Dios haga a través de nosotros contribuirá siempre a que su Reino eterno siga manifestándose. De modo que ningún trabajo que hagamos en el Señor será en vano.