La geometría del amor
Efesios 3:14-21
¿Le gustaría, hno, hna. elevar la mejor oración por usted mismo y/o en una oración de intercesión por los hermanos en nuestra iglesia? ¿Hemos pensado si es nuestra oración así como es, el mejor medio para hablar con nuestro Dios? ¿Hay alguna manera de poder mejorar nuestra forma de hablar con Dios? Nuestra boca, creo no podrá encontrar palabras más ricas en esencia que estas. Esta probablemente sea una de las oraciones más fervientes, comprensivas y sublimes de la vida de un creyente en el señor. “por esta causa: doblo mis rodillas ante el padre de nuestro señor Jesucristo,” Dios puede y quiere darnos la fuerza interior necesaria para comprender su amor y experimentar la plenitud de vivir en él, empero la naturaleza humana opaca y detiene este proceso que debiera ser de tintes automáticos en la vida.
Coludimos e inferimos tres pensamientos inmersos en esta oración para enseñanza nuestra: i.- la fuerza para vivir como Cristo, empieza con el poder divino en la persona interior. si queremos vivir como verdaderos cristianos y solamente apoyarnos en nuestra prudencia, y depositarnos en nuestro concepto de suficiencia, creámelo, vamos rumbo a la derrota total y completa de nuestra vida. El poder necesario para vivir como Cristo, empieza con la oración. y como pudiera ser de otra manera, oración con fe, oración que refleje el amor y misericordia divina y más que cualquier otra cosa, (ver 16) “para que os dé conforme a las riquezas de su gloria el ser fortalecidos con poder interior”… Necesitamos una infusión del poder y la fortaleza de Dios.
El apóstol pablo combina palabras que subrayan la energía dinámica del poder de Dios juntamente con su inherente fortaleza. El lugar en que necesitamos ese poder es en “ el hombre interior.” Esta frase indica nuestro ser personal total consciente: la fuente secreta de acción de toda persona. y no la fuerza exterior que con mágicos y misteriosos despliegues, muestre una espectacularidad especial. Debemos experimentar esa renovación cada día ( 2 Cor. 4:16) porque estamos en una guerra entre nuestro ser interior y los miembros de nuestro cuerpo.
La proporción en la que nuestro Dios nos da la fuerza es nada menos que “conforme a las riquezas de su gloria.” Gracias sean dadas a Él porque Dios no da en proporción a nuestra capacidad o necesidad, sino a su propia perfección. No debemos pedir con timidez como si fuéramos a agotar los recursos divinos. La persona de Cristo esta como en su casa en nuestro corazón. El apóstol no se refiere a su presencia inicial de conversión, sino a su presencia reinante permanente en la que puede estar verdaderamente en casa y no ser solamente un invitado mas en nuestra vida. ii.-la fuerza para ser de Cristo crece en una nueva comprensión de nosotros respecto de Cristo en nuestra vida. Esta fuerza viene a ser directamente en proporción al conocimiento de Cristo en nuestra vida hay una preparación necesaria antes de entender lo que es verdaderamente ser de Cristo. (vers. 17) “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones a fin de que arraigados y cimentadas en amor” debemos ser arraigados y fundamentados en nuestro amor por Él.
Debemos ser arraigados como un árbol en el terreno del amor Cristiano y cimentados como el edificio sobre la base firme del evangelio. Solo el amor entiende el amor, si no se ama a Cristo, no se podrá entender su amor por nosotros. Hay una participación conjunta de todos los Cristianos al entender el amor de Cristo por nosotros “con todos sus santos” hay una exploración eterna del amor de Cristo por nosotros. Estaremos para siempre tratando de conocer lo incognoscible y de medir lo inmensurable.
El apóstol Pablo habla de la geometría del cristianismo: la extensión de su anchura, la eterna duración de su longitud, la divinidad de su altura y la humanidad de su profundidad. iii.-la fuerza para ser cristianos verdaderos llena finalmente al creyente con la plenitud de Dios. por la eternidad hemos de ser llenos hasta el borde con la totalidad de las riquezas de Dios que pueden ser dadas al creyente. Somos participantes de la naturaleza divina. Hemos de recibir por siempre hasta que se haya alcanzado el limite de nuestra capacidad. Sin embargo la distancia entre nosotros y Dios seguirá siendo infinita, y la idea de mal usar ese poder con el orgullo y la mancha pecaminosa del proceder humano, pasa a otro termino y es y será imposible desechar, desaprovechar y hacer mal uso de esa fuerza y poder porque estaremos llenos a plenitud de la esencia divina que borra todo error y pecado inherente.