Esperando algo a cambio
Hacia una calor increíble aquel lunes cuando decidí bajar de mi oficina pastoral e ir directo a la maquina de sodas que esta cerca de la fuente de agua de la Iglesia. No se si por las efectivas campañas publicitarias o por la casi deshidratación, buscaba desesperadamente un billete en mi cartera para comprar la dichosa lata de refresco que estaba próxima en la fila de despacho. Mentalmente me hacia la imagen del rico sabor acaramelado bajándome por la garganta seguido por ese sonidito de “ahhh!” que desde pequeños nos han prohibido.
Abrí con mis llaves el portón y con el alma detrás de mi, corrí hasta el “traga billetes” y le empuje la valiosa esfinge de Washington que se “trago” en un santiamén. Como cuando un ciego lee con sus manos, presione el botón que ya me había memorizado. Pasaron dos segundos y nada. Presione de nuevo. Nada. La ansiedad que iba en aumento me confundía. Me repetía a mi mismo “busca otra cosa” y finalmente presione otro botón, y ¿saben que?, no paso absolutamente nada. En ese momento comprendí por que algunas personas se molestan con las maquinas de sodas y se desahogan con ellas. No los culpo, la muy malcriada me dejo con sed y sin el ultimo billete que tenia encima. Ese día tuve que pegarme a la fuente de agua.
Que difícil es cuando uno da esperando algo a cambio y no recibe nada. En algunos casos es como si nos desinflaran el corazón, en otros sentimos esa cosa que se llama decepción. La Biblia nos enseña que la naturaleza de Dios esta orientada a dar aun cuando no reciba algo a cambio. Sin embargo, esto no significa que Dios no espera nada de nosotros.
Enumeremos algunas cosas que Dios espera de nosotros:
Dios espera que sepamos recibir y apreciar sus bendiciones. Cualquier regalo que una madre le da a su hijo jamás ira por encima del regalo de la vida. Así que después del nacimiento, es la madre quien debería recibir obsequios constantes y no a la inversa. Juan 3:16, nos expresa que “de tal manera amo Dios al mundo que nos ha dado a su único Hijo…” Este es un hecho que no podemos eludir. Dios ha tomado la iniciativa al darnos lo mas valioso de si. Sin embargo como pasa con las madres, se ha convertido en una rutina que nada tiene que ver con la gratitud del mas grande de los regalos.
Dios espera mas de nosotros. Es increíble la cantidad de personas que se tienen por poca cosa y mucho menos aspiran al crecimiento de su relación e intimidad con Dios. Miren por ejemplo el milagro que Jesús efectúa al alimentar a cinco mil hombres (Lucas 9:10-17). Una de las frases de mas impacto esta en el verso 13, “el les dijo: ustedes [los apóstoles] denles de comer”. Ellos se miraron unos a otros, pensando que Jesús se había vuelto loco. Y de hecho no era locura, sino esperanza. Jesús creía que la fe de ellos podía mucho mas. Pero ellos no lo creyeron así. Limitarnos es negar lo que Dios puede hacer a través de nosotros. Si Dios nos dice que le demos de comer a 5 mil personas es por que El sabe que puedes hacerlo.
Dios espera que lo imites. Si la naturaleza de Dios es dar, la nuestra debe buscar lo mismo. Dios da lo mejor de si, por lo tanto espera que hagamos igualmente. No hagamos como el personaje de la parábola de los talentos (el talento era una moneda), que escondió la moneda en lugar de multiplicarlo. Cuando llego su Señor lo avergonzó frente a los demás. Cuando no imitamos a Dios en su entrega corremos el riesgo de la tacañería. Jesús dijo: “cuidense de toda avaricia; por que la vida no depende de poseer muchas cosas” (Lucas 12:15).
En eso consiste la mayordomía cristiana. Significa que cada uno de nosotros seremos invitados a participar masiva y completamente en la misión de la Iglesia desde todas las maneras existentes. Para lograr lo que queremos hacer, tenemos que sacrificarnos y aprender a dar de nuestros talentos, de nuestro tiempo y de nuestros tesoros. No desinflemos el animo de la Iglesia ni tampoco pienses que lo tuyo es muy poca cosa. Dios espera que sepas recibir sus dones, Dios espera mas de ti y que lo imites como una forma de decirle “gracias” por sus bondades. Amen.