En torno a la pasión

En torno a la pasión


Tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2: 7-8)


Todo un sector de fariseos se ha escandalizado y ofendido con la película La Pasión de Cristo, dado que se expone con una cruda realidad como pudo haber sido el evento como tal. Sin embargo no escandaliza el cinismo sin precedentes de personas del mismo sexo que masivamente están acudiendo a las cortes para ser unidos en el santo estado del matrimonio, estado honroso que aún Las Sagradas Escrituras lo comparan como la unión mística entre Cristo y su amada iglesia, y que sin embargo hoy se está pisoteando y creando los precedentes para establecer una Sodoma y Gomorra más globalizada.


A nadie escandaliza los cientos y miles de personas que han sido privados de sus derechos de libertad y condenados a prisión por el hecho de pronunciarse en pro de la libertad y la justicia. Los cientos y miles de personas que han encontrado la muerte cruzando la frontera para llegar a un lugar más seguro en busca de trabajo. A nadie escandaliza los miles de abortos que se practican anualmente en los Estados Unidos, el crimen y la violencia en familia, los hogares destrozados, los jóvenes extraviados, el sistema escolar en plena descomposición. A nadie escandaliza la inmoral industria de la pornografía, los programas obscenos que minuto a minuto se retransmiten por la radio y la televisión, el chisme, la vulgaridad, la intriga, la burla y degradación de los valores morales. Tampoco escandaliza los billones que se gastan en pruebas nucleares y en armas de destrucción.


La guerra que se declara del lado que nos conviene es santa, y la que no, es satánica. A nadie escandaliza la multimillonaria industria de la entretención hedonista, del derroche sin precedentes, del arte morboso, de las drogas medicadas, de los lujos ofensivos. Nuestra estética sociedad que vive para rendirle culto a la apariencia se gasta astronómicas cantidades de dinero en cirugías e implantes, mientras le vuelve la espalda al necesitado. Se condena el terrorismo internacional pero no se condenan las causas que lo generan, ni los países que de alguna manera también lo subvencionan. Se condena al palestino, al indio, al negro, al mestizo, al asiático, y sin embargo se lleva a la posición de gobernador a un exterminador musculoso, aún cuando en plena campaña se haya pronunciado anti inmigrante, y de joven haya evidenciado su admiración por el nazismo.


Un gran sector de nuestra moderna y morbosa sociedad se ofende por el tema de la crucifixión, y sin embargo diariamente piden a gritos que les sea soltado el Barrabás que representa el crimen, el odio y la maldad en todas sus formas. Condecoran al criminal, le rinden tributo, le cantan consignas patrióticas y hasta se le bendice en nombre de Dios, pero crucifican y condenan diariamente al que legítimamente lucha por la justicia y denuncia con la verdad. Hollywood considerado como la octava maravilla del mundo, modificador de la conducta y la opinión pública, creador de algunas de las más obscenas y ofensivas producciones, no se prestó para esta película porque no le interesó el tema, y pensó que ya el asunto de la pasión está un tanto trillado; sin embargo a principio de los 90 produjo la “Ultima tentación de Jesucristo” en donde nuestro Señor es ridiculizado y reducido a un cobarde protagonista, que no está muy seguro de su identidad, tiene conflictos sentimentales con Magdalena, y el peor cinismo de la producción es que Judas resulta ser el verdadero héroe. A este tipo de componendas vulgares si se presta Hollywood, con tal de arremeter contra Dios, la iglesia y la familia.


En producciones aparentemente para nuestros niños y para la entretención de la familia, Hollywood promueve cualquier forma de inmoralidad y se opone a todo lo que representa ética y moral. Aunque la producción de ninguna manera promueve sentimientos anti semitistas, es probable que la conciencia colectiva de un pueblo se haya visto aguijoneada, ya que, no en los evangelios, sino en Isaías 53 el profeta dice claramente: «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados» No obstante, pueden estar tranquilos los “sabios de Sión” porque nadie va a arremeter contra ellos. El Sanedrín no solamente está representado a las autoridades judías de aquel entonces, sino a todas las formas clericales corruptas que operan en nombre de Dios, pero crucifican a Cristo. En el último de los analices debemos recordar que el rechazo a Cristo por parte de los judíos de alguna manera estaba presupuestado y a la larga nos ha favorecido a todos, pues como declaró el mismo Caifás, uno de ellos, “sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo! por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle”. (Juan 11:49-53)


Debemos estar seguros y asumir una posición frontal frente a Cristo, no es viendo la película, ni defendiendo a Gibson, que estaremos agradando a Dios, necesitamos salir de nuestra anonimato, y responder responsablemente al sacrificio sin precedentes que Dios en Cristo obró. Ni golpearnos el pecho funciona, ni tampoco lavarnos las manos, mucho menos columpiarnos en la soga del remordimiento. Los verdaderos discípulos y discípulas de Jesucristo evidencian sus convicciones y compromiso viviendo vidas transformadas por su poder y su gracia, vidas que como ofrendas vivas se sacrifican para agradar a Dios, no viviendo conforme a los designios de este mundo, sino en plena obediencia al Padre como discípulos de Jesucristo. Ha herido susceptibilidades una película que apenas se aproxima a lo que en realidad sucedió. Dice el evangelista Lucas que toda la multitud de los que estaban presentes en éste espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho, y otros estaban mirando de lejos. (Lc. 23.48)


Es probable que usted y yo, ni representemos a los ejecutores, ni a los responsables, es muy probable que solamente estemos de lejos mirando la agonía del crucificado, sin opinión, sin afiliación, viendo el hecho como un simple evento histórico. Lo interesante es que tarde o temprano nuestra indiferencia nos llevará a un punto neurálgico en donde ya será tarde para cambiar de opinión, y lo peor aún, se habrá perdido toda oportunidad de redención. Quizás más que controversias, esta película pueda servir como instrumento de evangelización y concientización, habiendo la iglesia cristiana perdido en parte su poder para dar testimonio de la verdad. Si Cristo dijo que si éstos callaban, las piedras hablarían, no es entonces de extrañar que una película de esta magnitud pueda sacudir la conciencia polvorienta del más vil pecador, mover a los hijos para que retornen al hogar, y aceptar el amor del Padre manifestado en el sufrimiento de su amado Hijo. Vamos a las Escrituras y encontremos en ellas la versión original, aceptemos el regalo de Dios, asumamos una posición frontal, recordemos que Cristo fue crucificado para asumir el castigo por nuestros pecados, y librarnos así de la condenación eterna. “Acepta pecador -dice el himnólogo- la salvación de Dios. Más gracia ya no habrá, pues despreciaste hoy, acepta pecador, la salvación de Dios”.