El hombre de Dios
“Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, Varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero”. (Hechos 13:22)
Tema: El hombre de Dios.
Asunto : Cualidades del hombre de Dios.
Propósito : Entender que Jesús se nos manifiesta y nos pide fidelidad a la ley divina, para poder permanecer en el corazón de Dios, como sus siervos fieles.
Introducción.
“He hallado a David hijo de Isaí…”(v.22ª)
Dios busca al hombre y lo encuentra cuando este abre su corazón, es así como podemos entender entonces la definición de Cristianismo como, “la búsqueda que Dios hace del hombre”, Jesús nos busca y toca a la puerta, si se le abre; entonces Él “halla” al hombre y lo conduce a su salvación, pero no significa que si no abrimos Él nos deje de buscar, espera amorosamente a que entendamos. Pero reflexionemos en lo que pasa cuando se da lo contrario, cuando el hombre va en busca de Dios; esta es una búsqueda que nos conduce a caer en múltiples religiones y sectas, presentando a cada instante una encrucijada en el camino, que nos promete cada vez más pero no nos garantiza el cumplimiento de esas promesas. Es una realidad que el hombre está incapacitado para encontrar a Dios, ya que lo hace en función de su voluntad humana que es imperfecta, mas cuando Jesús nos encuentra es por la voluntad divina. Es maravilloso ver como Dios presenta a Jesús como su siervo amado “ He aquí a mi siervo, a quien he escogido; mi amado, en quien se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él” (Mateo 12:18-21) Y notamos que la similitud en estos dos textos de la escritura Hechos 13 y Mateo 12 ) es muy grande, y ahí encontramos la enorme enseñanza de humildad y amor de Jesús, en donde Él es el siervo que ha sido escogido para manifestar gloria a Dios, enseñar y dar cumplimiento a su ley, señoreando sobre los hombres para traer su Reino a la luz resplandeciente de la fe, ya que ninguno llega a Dios sino es por el hijo.
Hoy Dios sigue buscando hombres, hombres que estén dispuestos a ponerse en sus manos, para levantar su nombre y darle gloria ante la humanidad , hombres que manifiesten las siguientes cualidades:
1. Dios busca a un hombre conforme a su corazón:
“Varón conforme a mi corazón”(v.22b)
¿Cómo saber si vivimos conforme al corazón de Dios?, la palabra divina nos aclara esta interrogante. “Y reposará sobre él el espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor a Jehová; y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; si no que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura”, (Isaías 11:2-5).
Esta profecía de Isaías nos habla claramente que se refiere al Mesías, es decir a Jesús, pero es indudable que fue cumplida cada palabra de la misma, y lo que es más, Jesús nos vino a enseñar que todo lo que Él hace lo podemos hacer en su nombre también, pero así como somos coherederos del poder divino de Jesús, heredamos también la responsabilidad de ser hijos de Dios y vivir conforme a las leyes del corazón divino para ser gratos a sus ojos. Es por eso que nos insta a cumplir con su ley, porque Él conoce los días y los corazones de los hombres, sabe de nuestras debilidades, pero también sabe del poder que Él nos confirió al ser hechos a su imagen y semejanza, por eso se ocupa de que ese poder no sea adulterado ni corrompido.
2. Dios busca a un hombre que haga todo lo que Él quiera:
“Quien hará todo lo que yo quiero”. (v.22c)
Nuevamente Jesús nos enseña que, aún siendo el hijo amado y el siervo fiel de Dios, no actúa por su propia voluntad sino por la voluntad del padre por quien todo fue creado. Y vino al mundo a dar cumplimiento a la palabra divina “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”. (Mateo 5:17-18) Entonces: ¿cómo esperamos que nuestra vida sea perfecta si no abrazamos en nuestro corazón la ley divina?, Si nuestro hijo nos desobedece como poder educarle y aconsejarle para evitarle el dolor de una caída?, Así somos nosotros, tenemos la libertad de elegir el vivir bajo la ley que Dios nos enseño y tomar el dulce yugo de Jesús, o el vivir conforme a nuestros deseos carnales y a los estímulos de este mundo, tomando a su vez el “yugo” seductor del falso camino que más adelante nos oprimirá de tal manera, que si no reaccionamos nos ahogará perdiéndonos irremisiblemente.
Conclusión.
Hoy hemos sido hallados por Dios y nos ha venido a decir que somos su templo y como tal debemos de mantenerlo hermoso y santificado, haciéndonos gratos a su corazón, ya que la perfección divina no puede manifestarse en un espíritu alejado de la ley; hay que entender que cuando Dios pide a Moisés que se quite su calzado porque el suelo que pisa es santo, así mismo no podemos llevar el corazón sucio de deseos y acciones carnales y estar en su presencia, hay que lavar nuestras acciones para presentarnos con el vestido blanco y los pies descalzos; No pensemos que el hacer lo que Dios quiere es una imposición totalitaria e injusta, hay que tener presente que el creador es Omnisciente y así conoce al hombre sabiendo de sus caminos y metas, El entiende en su infinita misericordia que vamos dando tumbos, y por ello nos envía la ley como agua clara, para limpiar los ojos, para curarlos de la ceguera y enseñarnos la vía recta de la salvación; Esa vía de la que Jesús nos habló y no sólo eso, la caminó para enseñarnos a vivir, ya que siendo hombre nos demostró que somos capaces de lograrlo, nadie puede decir que Jesús no sabe lo difícil que es vivir, Él lo supo y además supo cargar con nuestros errores y darnos la seguridad de nuestra salvación. Por eso hoy bendecimos a Dios, a Jesús y al Espíritu Santo, y damos gloria por la bendición de manifestar su voluntad………….Amén.