El camino para entrar
Mateo 18:1-6
Introducción:
Hoy en día el aire de grandeza existe en todos los hombres. La pregunta de los discípulos en este pasaje todavía se hace en nuestra época, cuando queremos alcanzar algún puesto en nuestro trabajo. No ha existido un modelo tan grande de humildad como Cristo, que siempre aprovechó cualquier oportunidad para enseñarla.
I. La indiscreta discusión de los discípulos sobre quién era el mayor en el reino de cielos.
1. No intentaban saber quién era el mayor en santidad, sino en dignidad.
2. Cristo pensaba eh humillación y ellos en gloria (17:22)
3. En lugar de preguntar cómo tendrían fuerzas y gracia para sufrir con el Señor, les interesa saber quien ocupará el puesto más elevado para reinar con El
4. A la mayoría de la gente le gusta hablar y oír de privilegio y de gloria, y no pensar en sufrimiento ni en trabajo.
II. Qué suponían los discípulos con la pregunta que le hicieron a Jesús.
1. Proyectan una noción falsa de que todos los que tengan un puesto en ese reino, son “grandes”.
2. Suponen igualmente que hay grados en dicha grandeza.
3. Suponen también que alguien será primer ministro en ese reino, y que está entre ellos.
4. Discuten entre sí sobre el tema, teniendo varios de ellos pretensiones de ocupar los primeros puestos (20:21) y temiendo de que Pedro fuese el privilegiado(16:18-19).
III. El discurso de Jesús es un rechazo de la idea que los discípulos se habían formado sobre la verdadera grandeza en el reino. En este discurso, Cristo nos enseña la humildad.
A.- Mediante una acción significativa (v.2) La humildad es una lección tan difícil de aprender, que se nos tiene que enseñar de todas manera y con todos los métodos posibles. Aquí se presenta la condición para entrar en el reino, con dos analogías que se repiten en las escrituras: “volverse y hacerse”. El primer paso es “volverse a Dios” (Comp.Eze.33:11), pues el hombre natural va alejándose de Dios. Cuando se vuelve a Dios comienza el proceso de “hacerse” o “llegar a ser”. Así los dos términos pueden representar la regeneración y la santificación. Jesús no insinúa que los discípulos estén fuera del reino. Les advierte que deben poner su atención en “llegar a ser” como los niños, lo opuesto a su concepto de la grandeza que buscaban.
B.- Mediante una instrucción directa Jesús les demuestra :
1) La necesidad de la humildad: (v.3) Comp. Ef.4:14
No hay contradicción, sino que consideran al niño pequeño bajo dos aspectos distintos.
Los niños tienen dos cualidades buenas: son conscientes de su infancia e ignorancia, dependen de sus padres y toman en serios lo que los mayores dicen. · Esto nos enseña humildad y fe.
Pablo considera dos aspectos negativos de los niños: su inestabilidad emocional y su falta de discernimiento para distinguir lo malo de lo bueno; con lo cual fácilmente son sacudidos y zarandeados: llevados al a deriva por el engaño de gente mal intencionada. En esto, no debemos imitarlos, sino aspirar a la madurez.(He.5:14).
Si somos niños en el buen sentido de la palabra, no estaremos afanados por nada.(Mt.6:25-34;Fil.4:6). · Como niños estaremos dispuesto a depender de nuestro padre Celestial y a la vez de aprender más de la Palabra de Dios.
El gran psicólogo Alfred Adleri insiste en que, entre los 18 meses y los 3 años de edad, el niño “decide” el rumbo de su vida.
Lo fundamental para entrar en el reino de los cielos es ese par de cualidades positivas de los niños: humildad y fe ;
La humildad es el fundamento negativo: la zanja que se abre (tanto más profunda cuanto más alto vaya a ser el edificio) en el suelo (humildad viene de humus = tierra del subsuelo).
La fe es el fundamento positivo, algo así como el hormigón o concreto con que se rellena la zanja, y que sirve de soporte al edificio.
Los discípulos con su pregunta querían llegar muy arriba. Cristo les enseña que, a no ser que desciendan muy abajo, nunca podrán elevarse a las verdaderas alturas.
Como decía Matthew Henry: el orgullo hizo caer del alto cielo el más resplandeciente querube; la humildad eleva hasta el trono de Dios al más bajo y corrompido, pero arrepentido criminal.
2) El honor de la humildad (v.4)
El que se humilla será ensalzado –es una frase muy hermosa que se repite en la Biblia.
El creyente más humilde será el mejor cristiano: el más semejante a Cristo, el más alto en su favor, el más útil en su servicio, el más resplandeciente en su gloria. Como lo dijera Tasker “El más grande en el reino de los cielos es el que es menos consciente de ello”.
3) Humildad: requisito para ser grande
Forma de vida antes de entrar a la gloria (Pr.15:33)
No podemos ser humildes si no tenemos reverencia de nuestro Padre Celestial o sea un profundo respeto
Reconocimiento constante en nuestra vida (no ser orgulloso y duro de corazón) · Es indispensable para servir a Dios (Is.57:14-15)
El siervo de Dios es humilde en espíritu
El Señor vive con este tipo de cristiano, que siempre esta dispuesto a servir independientemente del tiempo que tenga de ser cristiano y de la capacidad que tenga.
¿Qué es lo que caracteriza al siervo humilde? (Is.66:2).
Conclusión:
1Pe.3:8-12 El ejemplo de Williams Morris argentino educador y fundador de hogares para niños. Recorría las calles y los hogares solicitando ayuda para los niños huérfanos. También gestionaba trámites antes las autoridades inquietándoles con sus proyectos para la niñez desamparadas. “Perdón, no me he expresado bien; no he venido a pedir para mí sino para mis niños. Ellos están primero”. En el nuevo orden instituido por Jesucristo, los grandes o los más importantes son aquellos que se colocan al lado y a la altura de los más pequeños y participan con ellos en la solución de sus problemas. Si un niño te habla, escúchale; si un niño te pregunta, respóndele; si un niño no te habla, háblale; si un niño te llama, no tardes en ir a él; si un niño no juega, invítalo a jugar; si un niño te pide, dale sólo lo que conviene; si un niño está solo, dale todo lo que puedas de tu tiempo; si un niño llora, no lo dejes llorar solo; consuélalo; si un niño no es feliz, enséñale a descubrir el valor que posee; si un niño no tiene amigos, sé tu el primero; si un niño te ama, ámalo; si un niño te odia, ámalo más…