Desarrollando los hábitos de la madurez cristiana
Comenzamos una nueva serie se sermones con el tema que ustedes tienen en su boletín: “Desarrollando los hábitos de la madurez cristiana, a lo largo de estos meses profundizaremos sobre los cuatro principales hábitos que contribuyen a la madurez de nuestra fe en Jesucristo. Estos hábitos también los estudiaremos en el CEBID en la clase 201, algunos de ustedes se insertarán en esta clase, otros los harán posteriormente, de alguna forma, la mayoría de los miembros pasará por este módulo.
En la campaña de 40 días estudiamos el tercer propósito de nuestras vidas: Ser como Cristo, el discipulado o la madurez cristiana. La meta principal de nuestra vida cristiana es adquirir madurez, somos llamados a crecer espiritualmente o como diría un gran teólogo alemán, llegar a ser adultos espiritualmente. Por esta razón Pablo les exhorta a los cristianos de Colosenses 4:12 “Que ustedes puedan ser cristianos maduros y puedan cumplir la voluntad de Dios”. Alguna vez han tenido la experiencia de plantar un arbolito y darle seguimiento, de una pequeña planta crece dando forma de un árbol, hasta que llega a dar frutos buenos para comer, pero todo comenzó con una semilla, si comparamos el tamaño de la semilla con el tamaño del árbol, se puede ver con claridad la diferencia no sólo de tamaño, sino la forma, la estructura, el diseño, la naturaleza. Lo importante no es sólo el tamaño, sino la forma. En el crecimiento de un creyente es como la figura del árbol, todo comienza con la semilla que es el evangelio, la Palabra de Dios, esa semilla es pequeña al principio pero crece hasta llegar a ser un árbol con frutos, pero aquí no sólo es el tamaño sino la forma, el tamaño es importante, no queremos ser un árbol tipo bonsái, pero lo más importante es la forma, que crezcas en carácter, en valores, debes ser un árbol que no sólo des frutos, también de buenas raíces.
En una parábola de Jesús explica sobre el crecimiento dando como ejemplo la semilla (Mt. 13:8, 23): “Pero otras semillas cayeron en tierra buena y produjeron una cosecha excelente… representan a los que oyen y entienden el mensaje. Éstos sí cambian sus vidas y hacen lo bueno”. La semilla por más pequeña que sea, podrá llegar hasta lo más grande para que otros se beneficien de ellas; veamos lo que Jesús enseña con el ejemplo de la semilla de mostaza (Mt. 13:31-32): “A pesar de ser la más pequeña de todas las semillas, cuando se convierte en la más grande de las plantas del huerto. Llega a ser tan grande como un árbol, y hasta los pájaros hacen nidos en sus ramas”.
De esta forma, somos llamados a un crecimiento, pero recuerda que el crecimiento no depende del tiempo que pases en la iglesia, puedes ser un miembro muy antiguo de la iglesia, y no ser maduro espiritualmente. El crecimiento no depende de nosotros, no depende de lo que hagas, de los cargos que tengas, no depende de tu antigüedad como miembro. El crecimiento depende de Dios solamente, es la obra de Dios en tu vida. El apóstol Pablo nos lo recuerda en 1Cor. 3:6 “Yo sembré y Apolo regó, pero Dios es quien hizo crecer lo sembrado”. El crecimiento espiritual no depende de nadie sino sólo de Dios. Hubo alguien en tu vida que sembró la buena semilla en tu corazón, alguien se preocupó de compartirte la Palabra del Señor, talvez la escuchaste durante la campaña de 40 días, tal vez en algún culto de la iglesia, pero el crecimiento sólo es de Dios. Necesitas que Dios haga su obra de crecimiento en ti, él quiere que tu crezcas, su mayor anhelo, es que tu seas un cristiano maduro, de buenos frutos para bendición de otros.
En el Salmo 1:3 dice: “Será (s) un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. Dios desea que crezcas de este tamaño, y sólo él puede darte este crecimiento. ¿Te gustaría crecer espiritualmente como este tipo de árbol? Claro que todos queremos ser así. Entonces debes desarrollar una serie de hábitos que Dios estableció para tu crecimiento. Se ha definido como hábito: “Una continua, y frecuente inclinación inconsciente para hacer una cierta actividad, adquirida a través de una repetición frecuente.”
O “Una disposición establecida del carácter.” Lo que está diciendo es que, el carácter simplemente es la manera habitual de hacer las cosas. Si quiere tener un carácter como el de Cristo, entonces usted debe desarrollar los hábitos que Cristo tenía. El carácter simplemente es la manera habitual de hacer algo. Por ejemplo: si tengo el carácter de bondad, es porque habitualmente soy amable. Si tengo el carácter “disciplina”, es porque he desarrollado el hábito de ser disciplinado.
El diccionario también define hábito como “Una práctica de costumbre”, algo que hace una y otra vez.
El hecho es que todos nosotros simplemente somos un manojo de hábitos. Si examinaras tu vida, la mayoría de las cosas que hace en la vida, las hace por hábitos. Te levantas, cepillas tus dientes por hábito, te afeitas (si eres varón) por hábito. Cuando te bañas, pudiera asegurarte, que probablemente siempre comienzas por un mismo lado, el noventa por ciento del tiempo. Nosotros somos criaturas de hábitos.
¿Cuántos de ustedes estarían de acuerdo que es más fácil formar hábitos buenos que librarse de los hábitos malos? Así es; la manera en que tú te libras de los hábitos malos es reemplazándolos. Así que, en esta clase 201, nuestra meta es ayudarle a reemplazar algunos hábitos malos con algunos hábitos buenos que le ayudarán a crecer a la semejanza de Cristo.
La Biblia enseña que los creyentes maduros son llamados a ser discípulos. Ese es el término que la Biblia usa para un creyente maduro. En Juan 15:8 “En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos”. ¿Cómo puedo ser un discípulo? Desarrollando hábitos del discipulado. Colosenses 3:9-10, “Han desechado al viejo ego con sus malos hábitos y se han revestido del nuevo que Dios está renovando continuamente en su propia imagen para traerlo a un conocimiento pleno de él”
Observe, que dice que Dios puede hacernos a Su imagen cuando desechamos nuestros hábitos viejos y escogemos revestirnos de los nuevos. Esa es la manera que Dios nos cambia. La meta número uno de Dios es hacernos como Cristo; ésa es madurez, volverse como Cristo. Él dice aquí, que quitando los hábitos viejos y poniendo los nuevos, así es cómo nos volvemos como Cristo.
Hay cuatro hábitos aquí: Tiempo con la Palabra de Dios, Oración, Diezmo, Compañerismo.
1. TIEMPO CON LA PALABRA DE DIOS. Juan 8:32, “Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” La Biblia dice que la primera cosa que un discípulo es, es alguien que continúa en la Palabra de Dios. Esta la primera parte de sermones que vamos a considerar ¿Cómo estudiar la Palabra de Dios regularmente?
2. ORACIÓN. Juan 15:7 “Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, entonces pedirán algo que desean, y lo tendrán. De esta manera, serán mis discípulos.” La segunda cosa que debemos considerar es el hábito de la oración. Cómo oro eficazmente, y logro respuestas.
3. EL DIEZMO. Jesús dijo, “Ninguno puede ser mi discípulo, a menos que de…” el diez por ciento de sus posesiones. ¿Es eso lo que dice? No. Dice: “…a menos que renuncie a todo lo que posee” Lucas 14:33 ¿Cómo se logra el diezmo de esta enseñanza?
Diezmar simplemente es la indicación que eso es verdad en nuestras vidas. ¿Si no tengo la voluntad de dar el diez por ciento de lo que gano a Dios, cómo puedo decir que le he dado todo a Dios?
Observen lo que la Biblia dice en Deuteronomio 14:23 (Paráfrasis) “El propósito de los diezmos es que aprendas a poner a Dios siempre en el primer lugar de tu vida” En otras palabras, Dios no necesita mi dinero. Dios sólo dice que diezmar demuestra que Él está primero en mi vida. Esto vamos a considerarlo ahora.
4. COMPAÑERISMO. Juan 13:34; 15:12, “Ámense con la misma intensidad con que yo los amo. La intensidad del amor que se tengan, será una prueba ante el mundo de que son mis discípulos.” Él dice que, cuando se aman -ése es compañerismo- ustedes están demostrando que son Mis discípulos.