Cuando Cristo llega al hogar
Lucas 19:5
“Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.”
Hoy quiero compartir con usted, que es lo que ocurre “cuando Cristo llega al hogar” , pero antes permítame hacer una oración al Señor:
“Señor en esta noche, pensamos en nuestros hogares. Pensamos en aquellos con los cuales pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, pensamos en aquellos con los cuales convivimos, pensamos en aquellos a los que amamos con todo nuestro corazón. Pensamos en ellos, Señor, con esperanza y con fe, sabiendo que tu tienes un plan para bendecirles.
Pensamos Señor en el estado de nuestro hogar, en la atmósfera diaria en la que nosotros nos movemos y vivimos. Pensamos en nuestra comunión, en nuestra comunicación diaria. Y Señor te decimos en esta noche, que quisiéramos ver mayor bendición en nuestras casas, tener mayor paz en nuestro hogar, tener un clima de gozo de alegría, de esperanza y de fe. Tú eres testigo de nuestras oraciones, y aún de nuestras lágrimas, por ver una transformación en nuestros hogares. Háblanos hoy al corazón. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.”
Cuando Jesús llega al hogar, algo sucede. Cuando nuestra visita es Jesucristo, todo cambia. Las palabras de Jesús, el amor de Jesús, el tremendo poder que irradia Jesús, al entrar en nuestras casa, la bendice y transforma. Esto es lo que sucedió con Zaqueo, aquel recaudador de impuestos y usurero que, siendo judío, servía al imperio romano. Este hombre de corazón duro, avaro y sin escrúpulos, fue alcanzado por el amor del Salvador y desde aquel día, todo cambió para él. Escuchemos ahora sus palabras. Son las palabras de un hombre verdaderamente arrepentido:
“Entonces Zaqueo, puesto en pie dijo al Señor: He aquí Señor la mitad de mis bienes doy a los pobres y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”.
¿Qué hizo Zaqueo al ver su pecado? Dio la mitad de lo que tenía, pues su fortuna había sido hecha con el hambre y la opresión de sus “hermanos” judíos.
Cuando Dios llega al corazón del hombre, éste percibe su verdadera condición espiritual. Se da cuenta que ha vivido egoístamente, y que ha tenido en menos a su prójimo. Éste es uno de nuestros pecados mas grandes. Nos elevamos por sobre los demás, menospreciándolos, olvidamos que somos hermanos, que Dios nos ha puesto para compartir la vida y ayudarnos mutuamente. Zaqueo no conocía la palabra “solidaridad”. Él se amaba a sí mismo, olvidaba que Dios era el Señor de su vida. Que en las manos de Dios estaba su salud, su tiempo, su dinero.
Ahora bien, para que un hombre como Zaqueo tome tal decisión, tiene que haber sido tocado por un amor y un poder muy grandes. ¡Ése es el poder y el amor de Jesús! Cuando el Señor llega a un corazón, ese corazón es derretido. Observe lo que dice nuestro texto de hoy: “…y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” . ¿Cuánto está dispuesto a devolver? ¡Cuadruplicado! ¡Ah, qué maravilla, que milagro! ¿Jesús le convenció de su pecado! Jesús le convenció, de que todo este dinero que él había amasado ilegalmente, en usura, tenía que ser entregado a los pobres. ¿No es esto un verdadero milagro? ¿No es un milagro que un hombre se confiese pecador, se arrepienta de sus pecados y determine un nuevo camino para su vida? ¡Oh, gloria a Dios por Jesucristo! Zaqueo, entonces, hizo restitución de su robo a cada uno.
¡Hay poder en Cristo! Y Él, esta noche, puede entrar en tu corazón y también en tu hogar, y si Él entra, amigo, tus ojos verán cosas grandes y maravillosas. Tú dices: -“Es imposible que Jesús pueda convencer a mi esposa…” “Es imposible que Jesús pueda convencer a mi esposo…” Pero si Jesús pudo convencer a Zaqueo, que entregara la mitad de sus bienes y devolviera cuadruplicado lo que había robado, ¿te parece que no podrá convencer a tu esposa, a tu esposo, o a tu hijo de que necesitan un cambio para sus vidas? ¿Podrá hacer cambios en tu hogar Jesucristo?
Cuando Cristo llega al hogar, todo es transformado.
¡Señor, transforma mi familia esta noche!!!
Hermano, quiero leerte ahora lo que encontré en un diccionario:
¿Qué es la familia? : -“La familia es la comunidad primaria de la raza humana. La idea de familia es anterior a la idea de Aldea, de Pueblo y de Nación.” No hay aldea, no hay pueblo, no hay nación, si primero no hay FAMILIA”.
Esta célula primaria de la sociedad humana, fue creada DIOS.
Dios creó a la familia y como tal es el ÚNICO que tiene autoridad para decir para que existe la familia y cómo debe funcionar. Mire que clarito: Dios creó a la familia. ¿cuándo creó a la familia? En el principio, cuando dijo: -“Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer”. Dios, entonces, es el único, que tiene principios claros, que tiene autoridad y derechos para decir para qué sirve la familia y cómo debe funcionar.
¿Cuál es la situación actual de la familia?
En nuestros días las encuestas nos dan índices altísimos de divorcios, de problemas familiares, de delincuencia juvenil, de chicos que no quieren estudiar, que no quieren capacitarse, de vagos que andan sueltos, y una agresividad muy grande. ¿Sabe lo que dicen los sociólogos? Hablan de un re-acomodamiento familiar. Matrimonios legales e “ilegales”. Nuevas formas aparecen: “los juntaos”, “los arrimaos”, los “matrimonios” de un mismo sexo, etc. Las formas familiares van cambiando (según ellos). ¿Qué es el bien y qué, el mal? Todo es relativo. Todos tenemos razón. Todos podemos dar vida a nuestros dioses. Dios puede ser todo y no ser nada. Bajo ésta “claridad” de conceptos y de principios se está fundando la sociedad del tercer milenio…
Nosotros sabemos que no hay educación ni esfuerzo humano que pueda brindar al hombre una nueva vida. Las nuevas comunidades caerán en los mismos errores que las anteriores. La Biblia nos enseña que lo moralmente bueno no pertenece al hombre, sino a Dios. La familia debe volver a Dios. El Hombre debe volver a Dios. Debe establecer principios de convivencia bíblicos, normas que salgan del corazón del Creador. Quien pensó el universo, quién diseñó el corazón y el alma humanos; ¿no sabrá cómo hemos de vivir? ¿no sabrá aconsejar a sus criaturas?
Pero, volvamos a nuestra historia.
Allí está Jesús, en casa de Zaqueo. Una nueva luz viene sobre aquel miserable. Ahora ve. Ahora entiende. Ahora conoce. Por primera vez observa el mal que ha cometido. Una serie infinita de imágenes pasan por su mente. Ahora ve el dolor de sus oprimidos. Ahora entiende que ha hecho de continuo el mal. ¡Zaqueo! ¡Date prisa! ¡Es necesario que pose yo en tu casa!” Querido amigo, ¿no oyes la voz de Jesús? ¡Date prisa! El tiempo pasa. ¡Date prisa! La vida vuela. ¡Date prisa! Hoy es el día de tu salvación…
¡Sí!, cuando Cristo llega al hogar, todo cambia. Cuando Cristo llega al hogar, todo es transformado. Sin Él, no hay elección posible. Sin Cristo no puedes dejar los vicios, ni el pecado, ni la forma de vida equivocada. Aunque te lo propongas y digas: “Yo sé que mañana la cosa cambiará…”, pero mañana tu carne te dirá que eres débil y que es imposible. Pero con Cristo TODO ES POSIBLE. Él nos ofrece otra clase de vida.
¿Qué es entonces lo necesario… ¡¡Qué Cristo entre en tu casa!! ¡¡Qué Cristo entre en tu hogar!! ¡¡Qué Cristo entre en tu corazón!! Porque sin Cristo es imposible la felicidad para el hombre.
Ahora bien, para que Él entre, es necesario que salga el diablo. -“¿De qué manera…?” Recibiendo a Cristo. Cuando Cristo viene a tu corazón, Satanás debe irse.
Ahora señalaré brevemente, 3 cosas que ocurren cuando Cristo entra al hogar:
Lo primero que cambia en el hogar, son las prioridades.
Cuando Cristo entra en el hogar, cambian las prioridades. Dios primero; su palabra primero; la vida eterna primero. Todo gira en torno a Cristo Jesús.”Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33)
¡Esa es una verdadera conversión! El hombre que vivía siendo su propia prioridad, ahora rinde culto primero a Dios. Antes todo giraba en torno a él, ahora todo gira en torno a Dios. La decisiones a tomar, ahora son consultadas primero con Dios. El consejo a los hijos ahora está conforme al pensamiento de Dios. Ya nada es hecho por capricho o conforme al instinto propio. El hombre nuevo dice a Dios como en el “Padrenuestro”: “Hágase tu voluntad” El siempre se pregunta: “¿Qué haría el Señor en mi lugar…?”
¿Qué cambia, entonces, cuándo Jesucristo entra al hogar? LAS PRIORIDADES EN LA VIDA.
Lo segundo que cambia, son los sentimientos.
Lo que tu sentías en tu corazón, ahora ha cambiado, ha sido transformado. La tristeza, cambió; ahora hay, alegría, hay gozo. ¿Estas experimentando esto? El temor ha sido desechado, y viene la fe. Antes nos doblábamos como una hoja ante el soplido del viento; pero ahora confiamos en Dios. El temor se fue y ha llegado la fe.
Miedo a la muerte. Miedo a las fuerzas del mal. Miedo al futuro. Quien tiene a Cristo en su corazón ya no teme. Su vida descansa plenamente en Dios. ¡Gloria a su Nombre!! La desesperanza se fue, y ahora las cosas cambian porque el Señor está con nosotros. Uno se va a acostar y abre La Biblia, que siempre se tiene cerca, y la lee, y la medita, y la cree. Luego de un rato, se da vuelta y se duerme. El sueño se ha transformado ahora en un verdadero descanso del alma y del cuerpo. Nada le sobresalta, ya no hay pesadillas que angustien pues “A su amado dará Dios el sueño”. Ahora hay esperanza. Antes no podía dormir, tenía insomnio, y daba vueltas para acá, para allá, para acá, para allá…Se levantaba al otro día, y seguía preocupado. La vida se le escurría, se le iba perdiendo de a poco.
¡Hermano..! ¡Cristo cambia nuestros sentimientos! ¡El odio se va, la blasfemia se va, los gritos se van, las raíces de amargura son arrancadas por el poder de Dios!! Ahora hay amor, ahora hay verdadero amor.
Cuando Cristo entra al hogar, cambian también las actitudes, para con Dios y para con los hombres.
Cuando Cristo llega al hogar lo revive, lo realza, le da nivel de vida. Le da el nivel de vida que tuvo Jesucristo.
Cristo te cambia por fuera y por dentro.
Hermano, esto ha ocurrido contigo. Cuando Cristo entra al hogar todo es transformado. La vida se vuelve un desafío glorioso de superación y de servicio. La actitud de un verdadero cristiano es la de un conquistador de vida. ¿Qué hace el hombre ahora que tiene a Cristo? Tiene metas más altas que las que tenía antes en su egoísmo. Antes quería ser el más rico de la cuadra para que los demás se admiraran de él y le tuvieran envidia. Ahora tiene metas mayores. Tiene metas de superación, para crecer y ser mejor, cada día. ¿Para qué? Para servir. Quiere más para dar más.
¡Oh! Maravilloso hogar..!! Donde las aguas de bendición fluyen, donde las aguas de prosperidad fluyen, donde las aguas de la superación personal fluyen, donde las aguas del amor a Dios y a los hombres, fluyen como un manantial.
“Señor, yo quiero que vengas a mi hogar”.
Querido amigo, si lo invitas, Cristo vivirá en tu casa todos los días. Cuando estés en dificultades, Cristo estará allí. Cuando estés lleno de gozo, Cristo estará allí. Él estará dispuesto a compartir contigo los momentos tristes y los momentos alegres, y estará para modificarlos y traer quietud a tu corazón.
¡Amigo! La palabra de Jesús a Zaqueo fue: “Es necesario que entre hoy en tu casa”
¿No le invitarás hoy mismo? Es necesario que Jesús entre a tu hogar, y todo lo llene de bendición. Yo quisiera guiarte ahora a extender esta invitación al Salvador.
Lo primero que debes hacer es reconocer tu pecado. Sí, decirle a Él que eres un pecador. Que te equivocaste de camino. Que te alejaste de Él cuando te llamaba. Que viviste en ignorancia todos estos años, pero que ahora comprendés tu situación realmente. Decile a Jesús que sos pecador.
Luego será necesario pedirle perdón. Él quiere perdonarte. Él está dispuesto a entrar en tu corazón y en tu casa.
Finalmente, pídele que te salve de la condenación y la muerte. Deposita tu fe en Jesús.
Dice la Biblia:
“CREE EN EL SEÑOR JESUCRISTO Y SERÁS SALVO, TU Y TU CASA”.
Simplemente cree en el Salvador. Abre la puerta de tu corazón y de tu casa, y él entrará. Amén.