Como resistir la tentación
INTRODUCCIÓN
Son muchos los creyentes que se ven diaria y constantemente enfrentados a tentaciones y pecados del tipo sexual. El enemigo de nuestras vidas sabe que es uno de los pecados y tentaciones más difíciles de vencer, por esta razón usa esta estrategia con mucha frecuencia. El Apóstol Pablo recomienda a los corintios que “huyan de la fornicación, indicando que cualquier otro pecado está fuera del cuerpo, pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca”.(1ª Co. 6:18). Una advertencia similar le hace a Timoteo indicándole que “huya de las pasiones juveniles y que siga la justicia, la fe, el amor y la paz…” También debemos considerar que ninguna tentación proviene del Señor, el apóstol santiago dice que: “Cuando alguien es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; por que Dios no puede ser tentado, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado, y siendo consumado da a luz la muerte”.(Stg. 1:13 al 15). Sin embargo, es una realidad que muchos sinceros creyentes sucumben ante la tentación sexual e incurren en pecado.
Ante esta realidad, quiero pronunciarme en forma breve sobre las astucias de Satanás y modos de operar que emplea para hacer caer en la tentación sexual, y también, compartir con ustedes algunas estrategias de resistencia a la tentación, y finalmente orientar para una restauración a aquellos que han caído.
I. EL MOMENTO DEL ATAQUE
El apóstol Santiago nos recomienda: “sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en toda el mundo”.(1 P. 5:8). Y Jesús nos dice: “ Velad y orad, para que no entréis en tentación ; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. (Mt. 26:41).
Es evidente que el ataque del enemigo no será cuando estemos fortalecidos espiritualmente, nuestras vidas personales estén bien, estemos en oración y en santidad. El tentador será paciente y esperará un tiempo de debilidad espiritual, falta de oración y comunión con Dios, cuando las cosas no marchen bien en el matrimonio o en un tiempo de conflicto emocional y crisis de fe. Mientras el tiempo transcurre el enemigo estará planeando día por día, mes por mes y en algunos caso su plan puede demorar años en que tenga la oportunidad de llevarlo a efecto, esperando la oportunidad precisa para presentar la tentación de la manera más atractiva y sutil posible.
Cuando el Señor fue tentado por Satanás en su ayuno de 40 días al comienzo de su ministerio, el tentador no fue al Señor en la primera semana, ni en la segunda, esperó pacientemente hasta el final de los días del ayuno para ir con la tentación, cuando sabía que la debilidad y necesidad física del Señor era mayor. Es en el momento más critico de las dificultades que estemos atravesando, cuando el tentador aparecerá con su batería de seducción preparada con paciencia y maestría.
Según el relato de la tentación del Señor (Mt. 4:1-11). Podemos deducir que el ataque tentador de Satanás, está dirigido principalmente a tres áreas de nuestra vida:
1. NUESTRAS NECESIDADES FÍSICAS, EMOCIONALES Y AFECTIVAS.
En el caso del Señor, su necesidad era de alimento, por lo tanto física. En los creyentes como nosotros y en el tema que estamos tratando, las necesidades pueden ser de diversa índole, por ejemplo: falta de amor, de comprensión, de aceptación, incontinencia sexual, falta de pareja, dificultades en la relación matrimonial etc. Cualquiera o varias de estas necesidades serán usadas por el enemigo para hacernos caer en desobediencia y hacer presa de nosotros si cedimos a la tentación. Ahora notemos que el intento de Satanás en esta área de la tentación es hacernos actuar fuera de la voluntada del Señor, es decir, por nuestra cuenta, para ello habrá preparado una forma de suplir nuestras necesidades de la forma más atractiva y llamativa posible. La fachada que nos presenta puede e incluso hacernos pensar que es Dios mismo quien nos está preparando una salida para nuestro problema o supliendo nuestra necesidad, pero ¡ojo¡, recordemos que Satanás se disfraza como ángel de luz (2ª Co. 11:14). Y su principal astucia es disfrazar la mentira y el error como verdad. ¿Cómo descubrió Jesús el engaño de Satanás?, lo hizo a través de su conocimiento de las escrituras, citándolas y confesándolas. Por eso el Señor dijo al demonio: “Escrito está, no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. ¿ Qué quiso decir el Señor?, quiso decir: “ mira Satanás, tú no puedes decirme lo que debo hacer, tú no eres mi proveedor, tú provisión no es la voluntad de mi Padre, y yo no estoy para obedecerte a ti ni tomar lo que tú me ofreces, sino lo que el padre me ha provisto.
Estimado lector, examina en tu corazón y en la palabra del Señor lo que Él ha provisto para ti, eso es la voluntad de Dios para tu vida y esa es tu verdadera provisión. Lo que Satanás te ofrece es solamente una alternativa muy bien disfrazada para hacerte caer en desobediencia y luego hacer presa de ti. La alternativa del creyente siempre es la voluntad del Señor. Recuerda que Satanás está usando tu necesidad, conflictos emocionales, familiares, matrimoniales etc. Para lograr su propósito, que es hacerte actuar fuera de la voluntad del Señor para llevarte a la desobediencia. Resístelo en el nombre del Señor usando su palabra.
2. SATANÁS QUIERE HACERNOS DUDAR DEL CUIDADO Y AMOR DE DIOS POR NOSOTROS
Este es un aspecto de la tentación extremadamente importante en la vida del creyente, que no debe ser vulnerado por ningún motivo. Porque si el creyente duda del amor y el cuidado de Dios por él, se sentirá sólo, sentirá que no le importa a nadie, por lo tanto que nadie se preocupará si hace las cosas bien o mal. Esta área de la tentación es un atentado en contra de la autoestima, con la intención de anularnos y hacernos insignificantes a nosotros mismos y ante los demás.
En este punto de la tentación de Jesús, Satanás lo lleva al pináculo del templo, es decir, a un lugar alto y lo incita a lanzarse abajo, argumentando que está escrito que Dios mandará a los ángeles para que lo tomen en los brazos, para que no sufra daño. Notemos la astucia de Satanás, al usar la palabra del Señor como argumento para incitar la tentación. Jesús lo vence otra vez de la misma manera, citando y sometiéndose a las escrituras.
¿Cómo usa Satanás las escrituras con nosotros?, él, no nos llevará a un lugar alto y nos pedirá que nos lancemos abajo, para que los ángeles vengan en nuestra ayuda. Satanás, usa por ejemplo: Las promesas de Dios que no se han cumplido en nosotros, dirá oraste por sanidad por tu mamá, papá, hermano, hijo y no hubo sanidad; tal vez una petición de muchos años que no ha tenido respuesta etc. Sarcásticamente dirá: “Dios no te ha respondido por que no le interesas y no está preocupado por ti”. Son muchas las cosa que en oración pedimos a Dios y que no siempre obtenemos la respuesta que deseamos y en el tiempo que queremos, pero esto no significa que el Señor nos ha olvidado o que no tiene cuidado por nosotros, tal vez nos ha respondido de una manera que no nos hemos dado cuenta y por lo tanto no vemos la repuesta del Señor.
La verdad es que Dios nos ama entrañablemente, por difíciles o dolorosas que sean la circunstancias que él permite que atravesemos. Recuerda que el Espíritu Santo está formando el carácter de Cristo en nosotros, por lo tanto él permitirá la prueba y la tentación en nuestras vidas, para hacernos crecer y madurar.
No le permitas a Satanás que siembre la duda en tu corazón del amor de Dios por ti. Repréndelo, indicándole que eres hijo de Dios y El Padre ama a sus hijos. (Jn. 1:12 y 13 ; 3:16).
3. EL TENTADOR APELARÁ A NUESTRA CODICIA Y VANA GLORIA
En tercer lugar, Satanás usara nuestra codicia y deseos de vana gloria. Para realizar este propósito, el demonio llevó a Jesús a un monte muy alto y allí le mostró todos los reinos de la tierra y la gloria de ellos, y se los ofrece a cambio de su adoración y lealtad. Por tercera vez el Señor lo vence usando la misma estrategia, citándole las escrituras, pero además esta vez, le manda irse y que tome su lugar de servidor del Señor, que es lo que en realidad es, un sirviente de Dios.
Pero, ¿qué le ofrece Satanás a los creyentes?. Astutamente les ofrece justo lo que necesitan y de lo que están carentes: consuelo, cambios, libertad, muestra las luces de la diversión, regalos, atenciones especiales, todas las carencias que has estado experimentando, él ofrece suplirlas en abundancia y con una apariencia alucinante y encantadora. Pero todos estos y otros ofrecimientos de Satanás, no son mas que la fachada de la trampa, si piensas con detenimiento y pides revelación al Espíritu Santo, podrías ver el interior y el patio trasero, y te darías cuenta, que no es más que la entrada a la perdición y el infortunio. También los ofrecimientos de Satanás son una invitación directa a los deseos de la carne y el apóstol Pablo dice lo siguiente al respecto: “Por que el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”.(Ro. 8:6-8). Dios nuestro padre puede darnos muchas cosas, que nos harán verdaderamente feliz y que no nos traerán dolor ni perdición, sino por el contrario, paz y felicidad duradera. Reprende al tentador y como Jesús no cedas a ninguno de sus ofrecimientos.
Todas las tentaciones en la vida del creyente, pasan por estos tres aspectos. Voy a suponer que algunos de mis lectores están experimentando la tentación sexual, sea fornicación o adulterio y que más de alguno ha sucumbido y está experimentando los horrores de estos pecados, pero que a la vez, están luchando para salir de ello y ser restaurados. A continuación voy a darles alguna directrices que creo mediante la gracia y dirección del Espíritu Santo, les ayudarán a vencer la tentación y a restaurarse de la caída.
II. EL OBJETIVO QUE TIENE SATANÁS AL TENTARNOS
El diablo es un ladrón, y Jesús dice que ha venido a hurtar matar y destruir; el apóstol Pedro dice que anda como león rugiente buscando creyentes tibios e inconstantes para devorarlos. (Las cursivas son mías).
Satanás sabe que no puede destruir a un creyente que está en obediencia al Señor, este creyente podrá ser probado con muchas dificultades que pueden herirlo profundamente, pero la prueba y las dificultades pasarán y obtendrá la victoria en su vida. Por lo tanto, Satanás usa la tentación sexual para poner al creyente en desobediencia a la palabra del Señor, para así vulnerar el círculo de protección que lo rodea por causa de su obediencia. Cuando el demonio logra hacer caer al creyente en la tentación, el círculo de protección se rompe y se abre una brecha que le otorga una entrada legal a Satanás a su vida por haber desobedecido el mandamiento del Señor. Luego que Satanás logra su propósito de hacer caer en el pecado de desobediencia, con su espíritu de fornicación o de adulterio, se instala legalmente en la vida del caído o caída, junto a varios otros espíritus que acompañan a la fornicación y el adulterio. Es como una ocupación de territorio en una guerra por el enemigo. Entre los espíritus que acompañan a la fornicación y el adulterio están: la rebeldía, el miedo, la dureza de corazón, la mentira, la vergüenza, la turbación de espíritu y la opresión mental.
El creyente pierde la paz en su interior, se llena de resentimiento, vergüenza y sentido de culpa, el Espíritu Santo es contristado dentro de él provocándole una profunda amargura. Ahora su mente y alma han recibido una invasión de espíritus demoníacos, que comienzan su obra destructora y de muerte. El campo de batalla constante del creyente que ha caído en pecado sexual es su mente, que no descansa de los ataques del enemigo que ha entrado a su vida. Las obras de la carne comienzan a manifestarse, alguna de ellas son: “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas…”. ( ver Gálatas 5:19-21). El Espíritu Santo es cada vez más contristado y la angustia puede llegar a ser insoportable. Además de toda la lucha interna, mental, comienzan a manifestarse los problemas externos, con las amistades, familiares y por su puesto si se es casado con la pareja. Esto es a groso modo lo que quería lograr Satanás para comenzar su diabólico plan, porque finalmente lo que quiere, es lograr que el creyente este en absoluta desobediencia al Señor para llevarlo al mundo, donde por todos los medios tratará de destruirlo completamente.
Queridos lectores, si es esta la situación de algunos de ustedes, les tengo buenas noticias. Primero les quiero decir que Dios nuestro padre es misericordioso y perdona nuestros pecados, el profeta Isaías lo dice de esta forma: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; y si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.(Is. 1:18). El apóstol Juan lo dice así: ”Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. (1ª de Jn. 1:9). Y otra vez Juan dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el padre, a Jesucristo el justo”. (1ª Jn. 2:1). La pregunta es: ¿quieres que el Señor te restaure y limpie tu corazón y mente? Si tu respuesta es afirmativa, te invito en el nombre del Señor a comenzar tu proceso de restauración hasta lograr una limpieza completa.
III. PASOS PARA LA RESTAURACIÓN
1. RECONOCER QUE SE HA DESOBEDECIDO Y COMETIDO UN PECADO DE MUERTE DELANTE DEL SEÑOR.
Pedir perdón al Señor con arrepentimiento y humillación sincera y verdadera, el arrepentimiento y la humillación debe ser con convicción de que se ha desobedecido delante del Señor y pecado contra si mismo y el prójimo. El Arrepentimiento debe ser en los términos del Señor, no en lo que nos indique nuestra mente; Juan el Bautista dice: ”Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento…” La convicción de pecado debe ser absoluta y completa con repudio y renunciación a la acción cometida.
2. EL ARREPENTIMIENTO DEBE ESTAR ACOMPAÑADO DE CONVERTIMIENTO.
Esto significa, dejar inmediatamente el pecado y la desobediencia, un volverse absolutamente en 180º del camino equivocado y ponerse en obediencia al Señor. El convertimiento también debe ser en los términos del Señor, como lo dice el profeta Joel: “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mi con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”. (Joel 2:12 y 13).
Amigo lector, no permitas que tu mente natural argumente a favor del pecado que has cometido, ni busques justificaciones, esto sería una muestra de un falso arrepentimiento y el enemigo seguiría haciendo presa de ti, no hagas caso de los ofrecimientos de Satanás, pues él no se alejará inmediatamente de ti, sino que te buscará por algún tiempo para tratar nuevamente de hacerte caer en desobediencia. Tu resistencia debe ser firme y sin vacilación. El apóstol Santiago nos da la fórmula de resistir en forma correcta, él dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. (Stg. 4:7 al 10). Si te mantienes en obediencia, nuevamente el círculo de protección se cerrará a tu alrededor y el Espíritu Santo comenzará su obra de restauración y limpieza en tu vida.
3. TU DECISIÓN DE VOLVER A LA OBEDIENCIA, DEBE SER UN ACTO FIRME E INQUEBRANTABLE DE TU VOLUNTADA SOMETIDA AL SEÑOR.
La victoria y restauración completa para tu vida la obtendrás con una decisión firme, inquebrantable y trascendente de renunciación al pecado y la desobediencia. Si permites en algún rincón de tu corazón la posibilidad de continuar con el pecado, porque te parece una buena alternativa, estarás muy equivocado y en serio peligro, la restauración demorará más tiempo o tal vez nunca la logres. Es la decisión de tu vida, obedecer o no obedecer.
4. DEBERÁS REALIZAR UN ACTO DE VALENTÍA SUPREMA
Finalmente, para tu restauración completa es necesario un acto de valentía suprema, deberás enfrentar las consecuencias de tu desobediencia, luchar hasta reparar los daños que el enemigo te ha causado, reconocer con humildad y sinceridad tu error, pero sabiendo que el Señor te ha perdonado y que ya ha comenzado tu proceso de restauración, y como dijo el apóstol Pablo, tú también puedes decir: “todo lo puedo en cristo que me fortalece”. Gloria al Señor por su amor.
CONCLUSIÓN:
Si tu arrepentimiento y conversión son genuinos, el enemigo ha sido echado de tu vida por el Señor, pero quedarán alguna marcas y manchas en tu mente, que el Espíritu Santo te ayudará paso a paso a sacar de ella. Recuerda que tu alma ha experimentado una invasión de espíritus demoníacos, que aunque han sido echados de tu vida por el poder de Dios, quedarán algunas huellas por algún tiempo.
En nuestra alma están nuestras emociones, sensaciones, imaginaciones y la voluntad, después de una caída de este tipo quedan algunas manchas y huellas, por ejemplo vendrán recuerdos y sensaciones que te atormentarán, de ninguna manera cedas a tus recuerdos y los deseos de tu carne, crucifícala en el nombre del señor. Es aquí donde debes echar mano a las armas de nuestra milicia de las que el apóstol Pablo dice: ”porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
Las fortalezas son las estructuras mentales equivocadas, que el enemigo logra crear en nuestras mentes con su invasión demoníaca cuando estamos en desobediencia, las cuales debemos destruir y derribar completamente a través de las armas espirituales y la obediencia absoluta al Señor. No debes asustarte si hay demora en que tu mente quede completamente limpia, es un proceso de limpieza que puede demorar, pero persiste hasta que con la gracia del Espíritu Santo y tu constancia, logres la limpieza completa.
Con oración, sometimiento a la voluntad del Señor, confesión de la palabra de Dios y el tiempo, el Espíritu Santo limpiará tu vida y te dará la victoria completa sobre la tentación y la caída. Como dice el apóstol Pablo a los filipenses: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. (Fil. 1:6). Gloria al Señor por su gracia magnífica.
Dios te bendiga amiga, amigo lector y adelante, Dios te ama y te ayudará.