Armas de guerra espiritual
2 Corintios 10:3-4 – Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
A través de toda la Biblia, vemos la insistencia de Dios en decirnos que tenemos una batalla y al mismo tiempo en declarar sobre nosotros Su victoria, desafortunadamente, esta no es la experiencia de la mayoría de los seguidores de nuestro Señor Jesucristo, o sus discípulos, pues encontramos que se hallan en diversos conflictos, en situaciones difíciles y parece que no tuvieran esperanza, al mismo tiempo que luchan y batallan contra las adversidades y como que no encuentran la respuesta a sus inquietudes, problemas y dificultades.
Primero que todo, debemos ser conscientes que estamos en una batalla espiritual, es una guerra de confrontación contra las fuerzas del mal, contra un enemigo que si lo repelemos en nuestras fuerzas, es más fuerte que nosotros. El apóstol Pablo, quien tenía una revelación especial acerca de esta confrontación, empieza diciéndonos: “aunque andamos en la carne, no militamos según la carne”.
La primera batalla que debemos librar es contra nosotros mismos, no podemos pretender ganar una batalla en territorio ajeno, si no hemos ganado la batalla contra nosotros mismos, los teólogos dicen que tenemos 3 enemigos: el mundo, el demonio y la carne, pero si ganamos la batalla a la carne, creo que los otros dos no tienen poder sobre nosotros; el mismo apóstol nos dice en Gálatas 5:17: “porque el deseo de la carne es contra el espíritu y el del espíritu es contra la carne y estos dos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Esto es guerra espiritual, conquistando nuestro propio territorio, que es nuestra vida, (léase pasiones, deseos, obras de la carne, etc), entonces estaremos preparados para presentar batalla contra las fuerzas del mal, no pretendamos conquistar otros territorios, sino hemos conquistado nuestro propio territorio. El señor Jesús dijo: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz.
En segundo lugar, él dice: las armas no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Hay por lo menos, 5 ó 6 armas espirituales que Dios nos ha dado para vencer, tal vez solo enumeremos algunas, pero veremos las más importantes:
El Espíritu Santo. Si podemos llamarle como tal, es el arma más letal del cristiano, el Espíritu Santo nos ha sido dado para recibir poder “y recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8). El apóstol dice “poderosas en DIOS, para la destrucción de fortalezas” el poder que Dios nos otorga es para destruir las fortalezas del enemigo, llámense como se llamen, pero para esto necesitamos el poder de Dios y ese poder nos lo da el Espíritu Santo.
El poder del nombre de Jesús. El Señor dijo: “en Mi Nombre, echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas y si bebieren cosas mortíferas, no les hará daño” Marcos 16:17-18.
La oración. La oración hecha en el poder del Espíritu Santo, Efesios 6:18 nos dice: “orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu y velando en ello, con toda perseverancia”; es muy diferente orar EN EL ESPÍRITU, que hacer oraciones que son a veces rezos, no oraciones poderosas, el diablo tiembla ante las oraciones ungidas por el Espíritu, no por las repeticiones que se hacen mecánicamente, el diablo tiembla ante un hombre o una mujer, ungida con el poder de Dios, orando EN EL ESPÍRITU.
La alabanza es otra arma poderosísima, bien empleada, no cantando unos coros simplemente para llenar un espacio en el culto, sino cantando con inteligencia, con entendimiento y sobre todo, siendo conscientes que al llenar los aires con alabanzas ungidas, los cielos son limpiados, hay libertad en el ambiente y se logran grandes victorias a través de un grupo que alaba a Dios con todo su corazón.
Hay otras armas, como La Palabra de Dios, el ayuno, que debemos aprender a utilizar, porque ese es el problema, que tenemos el conocimiento, tenemos las armas, pero no las utilizamos, pidamos al Señor nos ayude a UTILIZAR las armas que él nos ha dado y viviremos una vida victoriosa y de conquista continua en Su Presencia y para Su Gloria.