¿Existe todavía el pecado?
Números 21:4-9
Introducción
Un hombre que se autodenomina al mismo tiempo como “la Segunda Venida de Jesús” y “El Anticristo” está reclutando seguidores entre los hispanos de los Estados Unidos después del éxito obtenido al propagar su mensaje sin pecado y sin infierno por más de 30 países. José Luís de Jesús Miranda, un puertorriqueño de 60 años, ahora predica en Houston, y dijo a ABC News, “Ante la presencia de Dios ya no hay pecado.” Predica que la muerte y resurrección de Jesucristo significan que el pecado ya no existe y que la gente ya no puede hacer el mal ante los ojos de Dios y que puede hacer de su vida lo que quiera. José Luís de Jesús creció en un proyecto de viviendas en Puerto Rico, y en su adolescencia tuvo que robar para continuar su adicción a la heroína.
Dijo que en 1973 mientras estaba encarcelado, dos ángeles vinieron a él en una visión y que el “espíritu que estaba en Jesús de Nazaret” entró en él. Después de salir de la cárcel, vino a los Estados Unidos y comenzó a trabajar como ministro de jóvenes. Al principio dijo ser la reencarnación del el apóstol Pablo, después “el otro”, en el año 2004 afirmo ser Dios mismo, últimamente el Anticristo. Según José Luís de Jesús, el Anticristo no es un ser maligno sino es la siguiente encarnación de Jesús en la tierra. Sus seguidores a menudo se hacen tatuajes del ‘666’ para demostrar su devoción. Le ofrecen regalos caros y bandas de mariachi lo reciben en los aeropuertos cuando viaja. Con un número substancial de discípulos- quizás un millón- en Venezuela, Colombia, Cuba y otros países latinoamericanos, José de Jesús cree que llegó la hora de propagar su mensaje por los Estados Unidos. Creciendo en Gracia es el nombre de su ministerio, siendo la doctrina de la gracia uno de los pilares más importantes, y en segundo lugar la desaparición del pecado y todo lo que implica es uno de sus lemas más importantes.
José Luís de Jesús afirma categóricamente que durante más de 2000 años la humanidad ha sido engañada, al mostrarle con muchos errores la voluntad de Dios. Tacha a todos los ministros cristianos de mensajeros de Satanás (resulta curioso que haga tan aseveración, pues según él Satanás tampoco existe ya), por hacer creer a las personas que el pecado existe y que hay consecuencias desastrosas por vivir en pecado. El número de adeptos a Creciendo en Gracia aumenta y no es difícil entender por qué la gente responde tan pronto a un mensaje como este. Pero este es tan solo un ejemplo de las muchas expresiones humanas acerca del pecado; pero todas llevan el propósito de minimizar al pecado al grado de desaparecerlo. Esto ha llevado a muchos a plantearse la pregunta ¿Existe el pecado? ¿Es una invención de los religiosos para controlar a las personas? ¿Es necesario conducirse por la vida según una escala dictada por Dios para no ser pecador? Vivimos tiempos en donde son cuestionadas las doctrinas bíblicas como la del pecado; el riesgo de asumir posiciones como las de José Luís de Jesús Miranda es estar alejados de la cobertura divina y estar bajo el peligro del pecado y sus consecuencias sin saberlo. El pueblo de Israel aprendió el pecado existe, es real, que tiene repercusiones; pero así mismo experimentó que sólo en Dios hay una respuesta poderosa. Aprendamos juntos en la Biblia, la Palabra de Dios más acerca del pecado, su realidad, sus consecuencias, pero también su solución en Dios.
I. Existe porque es real (v. 5) “Y habló el pueblo contra Dios…”
Encontramos al pueblo de Israel en la recta de final de su peregrinar por el desierto; están por cumplirse ya los cuarenta años bajo el sol solaz, cuando de pronto el desanimo penetro en casi todo el pueblo de Dios (v. 4) Habían ya transcurridos varios años desde que los israelitas habían despreciado la tierra donde fluía leche y miel, habían experimentado cosas muy duras; pero también habían visto la poderosa mano provisora de Jehová. Sin embargo como dice el v. 4 del capítulo 21 del libro de los números “…y se desanimo el pueblo por el camino” Faltaban muy poco tiempo para poder obtener nuevamente la oportunidad de poseer la tierra que Dios les había prometido, pero el desanimo los había embargado; otras versiones de la Biblia traducen que el pueblo comenzó a inquietarse (BLA). Ya sea una o la otra lo cierto es que el pueblo no estaba dispuesto a continuar más bajo la dirección de Dios en el desierto, y entonces se nos dice que comenzaron a murmurar en ¡Contra de Dios! Y de también de Moisés.
Tal vez no se estaban dando cuenta, pero se estaban metiendo al callejón de las patadas con Dios; pues estaban quejándose de lo que Dios había estado haciendo con ellos. Claramente podemos ver como los israelitas pecaban contra Dios. Tenemos que definir en términos sencillos, lo cual no implica que sea superficial que significa la palabra pecado. De manera ortodoxa (estricta) significa “errar al blanco”, fallar, equivocarse; y podríamos añadir para redondear la idea, que pecado es todo aquellos que es contrario, antagónico, opuesto a Dios y que nos hace fallar en la vida. Pecar es actuar independiente de la voluntad de Dios. El pueblo por rebelde estaba vagando por el desierto; sin embargo durante ese vía crucis Dios los acompañaba y su mano bondadosa les cuidaba, estaban siendo guiados, conducidos, dirigidos por la mano sabia del creador. Pero un buen día su naturaleza pecadora (Esa que todos los seres humanos poseemos) los invadió al punto de rebelarse nuevamente contra las ordenes de Dios. Se quejaban de lo que tenían “…no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan liviano” (v. 5) en la Biblia Latinoamérica lo traduce de la siguiente forma: “…y estamos hastiados de ese desabrido maná” (v.5) y cuando leemos fastidio o hastió tenemos que entender que lo querían expresar es que odiaban, despreciaban el pan de Dios; esta actitud ingrata no refleja más que pecado en sus vidas. No apreciaban las bendiciones de Dios y además no confiaban en que el Señor les estaban dando lo mejor que tenía para ellos.
¿Existe el pecado en nuestros tiempos? Hoy como ayer el ser humano actúa de manera independiente e ingrata a Dios; el ser humano no tiene conflicto en creer que Dios existe, sino en sujetarse a sus leyes y mandamientos y asumirlos como algo bueno para él. Por esa razón en sus religiones argumenta la no existencia del pecado. Algunos dicen que lo que llamamos pecado no es tal, sino más bien es ignorancia; otro más piensa que es una ilusión espiritual o que es una idea pasada de moda. Dentro de la Nueva Era afirman lo siguiente: “Todo es permitido, nada es pecado. La moralidad reprime la personalidad” Sin embargo la Biblia nos enseña claramente que cuando cuestionamos las instrucciones de Dios pecamos; cuando queremos hacer las cosas a nuestra manera, pecamos en contra de Dios, el pecado siempre en contra de Dios. Y tenemos que reconocer que pecar no es solo una conducta, sino es una actitud sembrada en la mente y el corazón. Es Pablo quien nos dice que “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí” (Rom 7: 20) pecar es para nosotros algo tan natural que solo en Cristo adquirimos conciencia de ello; pero mientras tanto vivimos en desobediencia a Dios de, manera natural. Entonces todavía ¿Existe el pecado? Categóricamente digo: ¡¡Si!! solo basta echar una mirada a nuestro alrededor y mirar como la humanidad se rige de manera independiente a la voluntad de Dios. Si Dios dice Varón y hembra; la sociedad dice: Como sea mientras se amen; Dios dice un solo camino, los seres humanos dicen: Muchos caminos según el gusto personal; Si Dios dice: Amor por sobre todas las cosas, la gente dice: Mientras me convenga. Fue Juan Pablo II quien dijo acerca de esto de negar la existencia del pecado: “El decidir lo que es bueno o malo no le compete al hombre decidirlo, sino a Dios. Pues aunque Dios nos dio una libertad amplia, Dios no nos dio una libertad ilimitada” Dios había estado marcando la pauta al pueblo, estaban a punto de la más grande bendición en sus vidas; pero permitieron que el pecado de intriga, de murmuración enfermara sus corazones, alejándolos de los planes perfectos de Dios. ¿Existe? Si existe, y negarlo y/o no hablar de él no lo hace desaparecer.
II. Existe porque tiene consecuencias (v. 6) “Y Jehová envió serpientes ardientes, que mordían al pueblo…”
Fue Tomas de Aquino quien dijo: “El pecado ofende a Dios, lo que perjudica al hombre” Y así es; pues una vez que el pueblo empieza a murmura, empiezan a alejarse de Dios y alejarse de Dios significa meterse en un callejón de problemas; pues al pecar nos apartamos de su protección y quedamos expuesto a muchos peligros y dificultades. Dios envía serpientes a los rebeldes para ser mordidos; pero déjeme decirle que no eran cualquier serpiente, sino que la Biblia nos dice que eran serpientes ardientes; es decir en su mordida el veneno era como fuego por las venas, causando un enorme dolor y una gran sufrimiento. No se sabe a ciencia cierta, aunque en la Biblia ilustrada Zondervan menciona que muy posiblemente el tipo de víbora que atacó al pueblo de Israel era una conocida como “Víbora Carpeta” (Echis coleratus) la cual puede encontrarse en África y Asía; tan solo en el país de la India cada año se matan unas 200,000 serpientes; se les considera que su veneno es muy potente, más que el de muchas otras serpientes; son de carácter nervioso y agresivo. Además hay que mencionar que tampoco eran unas cuantas viboritas de agua, sino que eran bastantes, al grado de diezmar la vida de muchas personas (v. 6)
Cuando tomamos la decisión de alejarnos de Dios, cuando pecamos en contra de Él (todo pecado siempre es en su contra) somos expuestos a muchos peligros, a situaciones y circunstancias dolorosas y letales. El pecado existe y tiene consecuencias tremendas; pues nos hace falta la mano protectora de nuestro Dios. Mucho se dice del infierno; hay quienes lo describen como un lugar de tormento eterno, otros lo hacen hablando del un lago de azufre y fuego ardiendo y que nunca se apaga. Pero también hay quienes definen al infierno como ausencia total de Dios. Cuando vivimos pecando, vivimos alejados de Dios y por lo tanto su presencia no esta con nosotros y eso es un infierno en vida. Tan solo podemos imaginarnos lo que sentían esos hombres y mujeres al instante en el que las serpientes los mordían y de pronto sentir como fuego en su interior que los consumía. Así son las consecuencias de vivir bajo el dominio del pecado, como un infierno que parece no terminar. Sansón es un excelente ejemplo de lo que el pecado puede hacer en nuestras vidas. Jueces 16: 16-30 nos narra la experiencia de este juez de Dios que equivocadamente tomo una decisión contraria a la voluntad de Jehová; tomar por mujer a una filistea; y como dice el dicho: En el pecado llevo la penitencia; pues su pecado lo llevo a experimentar 6 desastrosas cosas en su vida y que igualmente nos ocurren a nosotros cuando pecamos. En primer lugar nos aparta de Dios (v. 20) mientras dormía el sueño de los justos le fue la presencia de Dios se aparto de él; en segundo lugar le fue quitado el poder de Dios, al no estar Dios, tampoco su fuerza y poder (v. 19) En tercer lugar el pecado nos ciega (v. 21) Sansón perdió sus ojos, en cuarto lugar el pecado nos esclaviza, igual que Sansón que atado tenía que caminar dando vueltas en un molino; en quinto lugar el pecado nos humilla (v. 25), los filisteos se reían y divertían con él; así Satanás disfruta vernos alejados de Jesús. Y por último el pecado tiene el poder de destruirnos; Sansón muere aplastado; el actuar alejado de Dios incluso puede llevarnos a la muerte, ya nos llevo a la muerte espiritual, pero puede llevarnos a la muerte física también. Es el salmista quien nos dice referente a las consecuencias del pecado: “Mientras callé, se envejecieron mi huesos. En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano” (Sal. 32: 3,4) ¿Existe el pecado? Si, porque podemos ver sus consecuencias en nuestras vidas cuando andamos en desobediencia a Dios.
III. Existe y Dios dio una solución (v. 8) “…y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá”
Si el pecado no existiera, el remedio de Dios no tendría razón de ser o existir; la obra de Jesús carecería de propósito, ¿para que morir en una cruz? ¿Desapareció el pecado con su muerte y resurrección? Si así fuera para que enviar al Espíritu Santo a convencernos de pecado, juicio y justicia (Jn. 14) El pueblo de Israel estaba muriendo a causa de su pecado; las serpientes ardientes momento a momento cumplían su propósito; fue tanto el sufrimiento del pueblo que tuvieron que bajar la guardia y acudir a Moisés y suplicarle: “Hemos pecado por haber hablado contra Jehová y contra ti…” (v. 7) podemos notar el reconocimiento personal de nuestro pecado cuando este nos esta destruyendo, ese es el primer paso de una solución dada por Dios; tomamos conciencia de la realidad del pecado, de sus efectos y buscamos ayuda en Dios. Más adelante siguen diciendo: “…ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes…” (v. 7) después de la aceptación de nuestra culpa ante Dios, dirigimos nuestro clamor de manera adecuada, es decir lo dirigimos a aquel que puede darnos solución a nuestro pecado; este es Jesús.
Moisés intercedió por su pueblo ante Dios y Dios respondió: “Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá” (v. 8) Moisés fue instruido a construir con sus manos una representación con forma la misma forma de la serpientes ardientes y colocarla en un lugar visible, en lo alto; para que fuera vista por todos y cuando lo necesitaran, es decir cuando sufrieran de la mordedura, su mirada pudiera encontrarla en lo alto y así hallar salvación. Todo aquel que sufría de mordedura de serpientes podía ser sanado tan solo con mirar la efigie de la serpiente de bronce; su pecado era perdonado y por lo tanto quitado su sufrimiento y vivía (v. 9). Hay quienes hubieran pensado en esto como una expresión pagana; sin embargo Dios estaba dando un muestra de los que en el fututo Jesús haría por nosotros para nuestra propia salvación. Jesús dijo a Nicodemo en el Nuevo Testamento lo mismo cuando se entrevistaron: “Y como Moisés levantó la serpiente bronce en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Jn 3: 14)
¿Existe todavía el pecado? Si, existe por esa razón Dios dio una solución y esa respuesta es Jesús; Jesús fue clavado en una cruz y levantado, expuesto a todos para que cualquiera, enfermo de pecado pudiera mirarle con fe y así obtener la vida eterna. Es maravilloso saber que la Biblia dice que cualquiera que reconozca su problema del pecado, aquel que vive siendo mordido constantemente por el veneno de la desobediencia, puede alzar sus ojos al cielo y encontrar la respuesta de Dios a su pecado. Lo triste es que hay muchas personas que aunque sufren los estragos del pecado no acuden a Jesús como su ayuda; pareciera que tan endurecido esta su corazón que ni aún lo duro del pecado los dobla ante Dios. En el Apocalipsis, Juan nos narra los efectos de las siete trompetas de Dios en el mundo. Habla de desastres naturales, muerte y mucho sufrimiento; sin embargo me llama poderosamente la atención que aunque estos efectos de condena de parte de Dios afectan a la humanidad; mucha de estas personas sigue con su forma pecaminosa de vida. Dice: “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aún así se arrepintieron con estas plagas, ni aún así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra, de madera, las cuales no pueden ver, ni oír ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de fornicación, ni de sus hurtos” (Apoc. 9: 20, 21)
¿Existe todavía el pecado? Si y además todavía existe la solución de Dios al pecado. La solución de parte de Dios sigue, y esta a la disposición de cualquiera que ha sido mordido, envenenado por el pecado y sus efectos. Jesús hoy igual que ayer sigue invitando a creer en Él para salvación y vida eterna.
Desafío
“El pecado ya no existe y el diablo fue destruido hace miles de años” son las palabras de José Luís de Jesús Miranda, pero también son más fuertes argumentos para sostener y levantar su ministerio Creciendo en Gracia. Él dice ser Jesús mismo, y que las Escrituras lo demuestras (aunque no ha podido explicar como lo demuestran); pero si en verdad entendiera las Escrituras, sabría que si existe el pecado, que es una realidad, y que su presencia tiene efectos devastadores en la vida de los seres humanos; sabría que además de la existencia del pecado, existe el arrepentimiento, el perdón y la salvación en Jesús. Y si José Luís de Jesús se cierra a esta verdad, usted no haga lo mismo, abra su corazón a la verdad de Dios y busque a Jesús y si lo mira con fe, usted alcanzara sanidad y vida eterna; hágalo hoy en el poderoso Jesús.