Edifica un altar al Señor
Génesis 12:7
I.- Introducción:
1. Dios le enseñó a su pueblo cómo adorarlo. Aunque fue mucho después en Éxodo 20: 24-26 donde les dio las instrucciones claras a Moisés y fueron escritas en la Ley, de alguna manera desde el principio Dios les instruyó cómo acercarse a El.
2. Dios les hizo claro que se acercaran edificando altares, esos altares debían ser de tierra, donde quiera que hubiera tierra podían edificar un altar, no era un requisito complicado, eso muestra lo accesible que El estaba para que se acercaran a El. Su deseo era que pudieran acercarse a El.
3. Sobre la tierra debían colocar piedras, piedras que no podían ser cortadas, ni moldeadas en ninguna manera. Nuestra adoración tiene que ser natural, sin adornos, ni acomodos o cortaduras de ninguna índole. No estilizada sino rústica, común, sencillas, natural como aquellas piedras.
II.- Abram quien luego fue Abraham, se caracterizó por ser un edificador de altares
1. Encontré por lo menos 4 ocasiones específicas en que edificó altares a Jehová.
2. Cada altar que edificó Abraham representaba una etapa progresiva en su vida, desde su salida de Ur de los caldeos hasta su muerte.
3. Es necesario entender que en todo altar algo tiene que morir, algo debe ser destruido, algo debe ser sacrificado
4. Dios llamó a Abraham y en el capítulo 12 de Génesis encontramos este primer encuentro. Dios se aparece a Abraham y le promete hacer de él una nación grande, establece su pacto con él, y ¿qué se le pedía a Abraham? Dos requisitos: cree y obedece. Es importante destacar que el que tomó la iniciativa de establecer pacto con este hombre fue Dios. Un pacto es una alianza, un tratado, un acuerdo, un compromiso.
5. Es después de este encuentro divino que Abraham edifica el primer altar. No era solamente un lugar de sacrificio de animales, eso era lo externo, lo que representaba internamente era comunión con Dios, era dejar un testimonio visible de un encuentro transformador con Dios, un encuentro significativo con El, un encuentro que cambia vida. ¿Has edificado un altar así recientemente?
6. Era un altar que recordaría la promesa y la protección de Dios, era un altar de adoración, era un altar de renovación. Abraham no hubiera podido sobrevivir su largo trayecto de fe si no hubiera sido un edificador de altares. Cada altar era un testimonio del amor y la lealtad de Dios para con él
7. Construir altares le recordaba que Dios era el centro de su vida, cada vez que edificaba un altar le ayudaba a recordar lo que Dios desea, le impulsaba a obedecerle. Deberíamos imitar a Abraham, convertirnos en edificadores de altares en cada circunstancia de nuestra vida
8. El primer altar que edificó Abraham fue en el encino de More en Siquem. More significa lluvia temprana y Siquem, cargar sobre la espalda de un hombre o de una bestia. Aquel altar representaba la lluvia temprana de su primer encuentro con Dios. Nuestros primeros encuentros con Dios son llenos de expectación, entusiasmo, de emoción por las promesas, esa es la lluvia temprana. A la misma vez se colocaba un gran peso de responsabilidad y demanda en la vida de este hombre, obedecer no sólo en medio de la lluvia temprana sino en los próximos años que vendrían.
9. Ya había salido conforme a la orden de Dios, había llegado a Canaán , vio que el cananeo estaba en la tierra pero Dios le afirma que esa misma tierra será de él, ante esa afirmación, Abraham levanta el primer altar, el de la fe sencilla, el de la confianza absoluta en lo que Dios ha dicho.
III.- Abraham continúa su recorrido por la tierra y llega a un lugar entre Betel y Hai, y allí edifica el segundo altar
1. Betel significa Casa de Dios y Hai significa Ruina, Escombros, Montón, con el sentido de estar revueltos, volteados.
2. En medio de tu caminar cristiano en pos de las promesas que Dios te ha dado, en pos del propósito por el cual existes, te puedes encontrar como Abraham, entre la Casa de Dios y los Escombros o la Ruina. Miras al occidente y ves la Casa de Dios, ves a Dios en ella, moviéndose, ves que todavía hay esperanza, ves que El es fiel, ves que El fue quien inició todo, ves que El fue quien te llamó, quien te prometió. Del occidente sale el sol, tus esperanzas y tu confianza se renuevan.
3. De pronto miras al oriente, lo que ves son escombros, todo revuelto, pareciera que nadie puede componer ni arreglar lo arruinado que contemplas a tu alrededor. El futuro parece incierto, las promesas no se materializan, lo que ves es el ocaso, llegando la oscuridad, poniéndose el sol otra vez.
4. Te paras en el medio, al occidente está Betel, al oriente está Hai, ¿qué vas a hacer? Haz lo que hizo Abraham, ¡edifica un altar en medio de los dos e invoca Su nombre!
5. Este segundo altar es edificado en medio de lo incierto, en medio de la incertidumbre, del cómo, del cuándo. En este segundo altar Abraham sacrificó sus dudas, sus incertidumbres e interrogantes y siguió su camino. Es lo mismo que tú y yo tenemos que hacer, sacrificar nuestros interrogantes y continuar hacia la promesa.
6. En Génesis 13:4 Abraham vuelve a ese segundo altar después del incidente en Egipto con Faraón en el que miente acerca de Sara. Hace un recorrido de vuelta y llega al altar entre Betel y Hai, retorna al lugar de la incertidumbre y vuelve a invocar el nombre de Jehová. Esta vez no edifica un altar, ya había uno, va allí a recordar, dar gracias y adorar. En medio del recorrido ha sido bendecido y prosperado a pesar de sus errores y faltas.
7. Hay momentos en que debemos retornar al lugar donde una vez edificamos un altar y allí recordar la fidelidad de Dios para con nosotros. En nuestro peregrinar y en medio de nuestras faltas, malas decisiones y pecados es necesario volver al altar que antes habíamos edificado y restaurar allí nuestra comunión con Dios.
IV.- En Génesis 13:14-18 se relata cómo y bajo qué circunstancias Abraham edificó el tercer altar
1. En medio de la bendición y la prosperidad que disfrutaba, surgió una contienda entre los pastores de Lot y los de él. Sabiamente y con corazón desprendido permite que Lot escoja dónde dirigirse después de separarse.
2. Lot escogió lo que lucía a primera vista como la mejor parte, la llanura del Jordán, tierra de riego, y abundante pasto. Abraham por su parte escoge el área montañosa.
3. Dios se le aparece en medio de su tristeza por la separación y le afirma una vez más la promesa que le ha hecho. Génesis 13:14-15
4. Gén. 13:18. Abraham removió su tienda, se mudó y edificó un altar en el encinar de Mamre en Hebrón. Mamre significa vigor y Hebrón significa, alianza, compañía y unión. En este tercer altar Dios le reafirma “fortalécete, toma vigor en nuestra alianza, en nuestra compañía, en nuestra unión”.
5. En este tercer altar es necesario sacrificar relaciones, sí, suena fuerte, pero es necesario cortar, separarse de relaciones que impedirán que avances hacia el cumplimiento de los propósitos de Dios en tu vida.
6. Tendrás que separarte de amigos, familiares, compañeros de trabajo y vecinos. Tendrás que sacrificar relaciones por ir en pos de la promesa de Dios en tu vida. Lot nunca debió acompañar a Abraham, fue una desobediencia, pero llegó el momento de sacrificarlo. Cabe destacar que Abraham se separó de Lot en armonía, sin insultos, ni enojos. Quedó claro que no podrían continuar juntos si Abraham quería ver el cumplimiento de Dios en su vida.
7. Es en este tercer altar que comprendes que tu mayor y más poderosa alianza no es con hombres sino con tu Dios, es aquí donde recobras vigor en tu alianza, tu pacto, unión y compromiso con Dios. Es donde decides mejor camino solo, humanamente hablando, antes de obstaculizar lo que Dios tiene preparado y determinado para mí.
V.- Nos acercamos al cuarto altar, Génesis 22:1-19, este era el clímax, el punto máximo de adoración en la vida de Abraham
1. Muchas cosas habían sucedido desde su primer encuentro en Siquem donde había edificado su primer altar, el altar de la fe sencilla y de la aceptación del reto de Dios.
2. Había edificado un altar en medio de sus incertidumbres, había edificado otro en medio de la separación y había sacrificado relaciones. Había recibido cerca de tres confirmaciones del pacto que Dios había establecido con él. Había esperado más de veinte años para ver la promesa del hijo cumplida. Había sido obediente en medio de sus debilidades.
3. Pero faltaba aún otro altar por edificar, el cuarto altar, es el altar donde se sacrifica lo que más se ama, allí tenía que demostrar que no amaba a nada o a nadie más que a su Dios. Es el altar de la renuncia, es el altar donde coloco mi consagración, mi compromiso con Dios ante que cualquiera otra cosa, aún cuando la ame tanto como la ame.
4. En el cuarto altar estoy dispuesto a colocar lo que El me pida aunque parezca ilógico, antinatural y hasta pagano, como en el caso de Abraham con su hijo. Dios no toleraba sacrificios humanos y ahora requería uno, ¿cómo comprender esto?
5. Y, ¿qué de nosotros? ¿Estamos dispuestos a sacrificar en el cuarto altar lo que él nos pide, sea lo que sea, asegurado de que El tiene sus buenas razones para ello? ¿Aunque yo no lo entienda? Dios es capaz de devolvernos mucho más de lo que hemos entregado, sus bondades y beneficios espirituales superan con creces nuestros sacrificios.
6. Este cuarto altar es el altar del refinamiento, es el altar donde se forja nuestro carácter. Dios estaba comprometido con Abraham, El había iniciado esta relación de pacto con él, la había sellado con sangre, Génesis 15:1-21, ¿cumpliría Abraham hasta las últimas consecuencias lo que Dios pidiera de él?
VI.- Conclusión:
1. Es en el cuarto altar donde se expresa el mayor y más perfecto sacrificio, es en el cuarto altar donde se puede expresar la mayor adoración, donde lo entregas todo y sin reservas, donde preguntas, ¿qué quieres de mí? Y respondes: “lo que sea, es tuyo”. Usted ve al Señor en su trono
2. ¿Quién es el Señor? Pregúnteselo al profeta Isaías. Preocupado y afectado por la condición moral de su nación, Isaías miró hacia el cielo un día y dijo: “Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime” (Isa.6:1) Él fijó sus ojos en el Señor, y precisamente eso cambió de repente su perspectiva total.
3. Hasta que sus ojos estén fijos en el Señor, usted no será capaz de soportar esos días que van de mal en peor. Heb. 12:2 dice “Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona” (BAD)
4. No hay terapia mejor. No hay sustituto que reemplace esto. PONGA SUS OJOS EN EL SEÑOR
a. Cuando su programa de actividades le presiones, cuando sus expectativas se reduzcan,
b. Cuando su esperanza arda poco, cuando la gente lo decepcione,
c. Cuando los acontecimiento se vuelvan contra usted, cuando mueran sus sueños,
d. Cuando las puertas se le cierren, cuando el pronóstico médico le parezca desalentador,
e. Cuando tenga destrozado el corazón. MIRE AL SEÑOR, Y MANTENGA SUS OJOS PUESTOS EN EL.
5. ¿Quién es Él? Él es Jehová, el eterno YO SOY, el soberano Señor del universo. Él no puede hacer lo injusto; eso es algo contra su naturaleza. Jamás ha perdido el control de las cosas. El siempre es fiel. Inmutable. Todopoderoso. Omnisciente. Bueno. Compasivo. Misericordioso. Sabio. Amoroso Soberano. Confiable.
6. Como dijo Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn.6:68). Él tenía razón. No hay, en realidad, ninguna otra parte adonde ir y nadie más a quien dirigirse.
7. ¿En qué altar te encuentres hoy? No concluyas hasta llegar al cuarto altar, no te detengas en el recorrido, después que lo entregues todo…espera lo que viene en camino: el cumplimiento de lo prometido.