Consecuencias del egoísmo
Hageo Capitulo 1 (TODO)
Era la época del dominio de los persas sobre el pueblo judío. El pueblo se había adaptado a su nueva forma de vivir, y más o menos tenían progresos considerables. Hay que recordar que habían pasado ya 70 años de cautividad, como lo había profetizado Jeremías, debido a su rebeldía, y que el templo edificado por Salomón había sido quemado por sus enemigos (revisar 2 Crónicas 36). Esta bonanza por la que el pueblo estaba pasando tenía un propósito: No tener excusas para reedificar el templo de Dios. Sin embargo, el pensamiento común no era precisamente el pensamiento que Dios tenía:
Hageo 1:2 – Jehová de los Ejércitos habla así, diciendo: Este pueblo dice: No es aún venido el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.
Esta actitud tiene un nombre: EGOÍSMO. Al leer estos pasajes me acuerdo de actitudes que muchas veces tomamos, ya que Dios nos ha provisto de todo lo que necesitamos, de tal manera que no podemos quejarnos, pues hasta una mansión lujosa y eterna está preparada para que vivamos en ella para siempre, y cuando el Señor pide que edifiquemos la Iglesia, que participemos en ella, que traigamos el fresco pan de la proposición que es la Palabra de Dios, simplemente somos como la leche, nos cortamos solos, y a todo decimos no.
Una vez vi una caricatura de cuando un pastor le pide a un miembro de la iglesia que si puede participar en ella, y el hermano, muy indignado le responde: ¡¡¡Qué!!! ¿¡No es mucha participación el estar presente en la congregación!? ¿¡Cree que eso no es trabajo!? Ahora hermano, ¿Cuánto has hecho tú por restaurar la Iglesia donde se necesite? Dios habló a Zorobabel el Gobernador de Judá y Josué el sumo sacerdote, los dirigentes de la congregación judía, pero Él exclamó en voz de su profeta que todo su pueblo egoístamente había abandonado el trabajo de su casa, y que si no había hartura en sus vidas y no había satisfacción en sus jornadas es porque tenían algo pendiente que no querían hacer por su comodidad: TRABAJAR PARA DIOS EN LA CASA DE DIOS.
Sabes, y éste debe ser un sentir general, uno viene a la Iglesia para ser edificado, si, pero también para EDIFICAR. Me da gusto cuando hermanos vienen a decirme con mucho gozo, yo quiero también participar en la Iglesia, pues así me doy cuenta del amor que quieren dar a esta gran Obra, y cómo me da tristeza cuando se exhorta y anima a participar y no reaccionan, incluso hasta se molestan; son como la serpiente sorda, que no se dejan encantar por más hábil que sea el encantador. Mi amado hermano ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que conociste a Jesús? ¿Un año, tres, ocho? Yo espero hayas sido lo suficientemente grato al Señor siendo activo, no sólo ministrando las almas perdidas, que debe ser lo más importante, sino también ministrar en la Iglesia. Si quieres una Iglesia flaca, que sea llevada por cualquier comentario, o cualquier viento de doctrina ¿Sabes qué hay que hacer? R/= Nada.
Yo tengo un parámetro que ha servido en mi vida, y que, por lo general, cuando deseo saber qué tanto he servido al Señor lo utilizo: ¿Cuántos años tienes con Cristo? Si por ejemplo, tienes tres, deberías haber leído por lo menos tres veces la Biblia, o cerca de tres. Si eso no es así, me habla de ser egoísta con el tiempo pues todo se lo dedico a mi vida, mi persona, mis problemas, mi trabajo, mi…, mi…, mi…, y para Dios, lo que sobre. Aún no te ha enseñado nada esa pobre viuda que echó dos blancas, todo lo que tenía, y cómo Cristo la bendijo, o este muchacho, que aparece en el Evangelio de Juan (Cap. 6), quien entregó toda la comida que tenía: “Dos panes y unos pececillos” y con ellos fueron alimentadas más de 5000 gentes.
Creo que una causa por la cual la Iglesia cristiana está en decadencia es por nuestro egoísmo. Bien dice el Señor:
Hageo 1:7-8 – Así ha dicho Jehová de los Ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré honrado, ha dicho Jehová.
El error que la mayoría de los cristianos, y hablo alrededor del mundo cometemos, es que pensamos que alguien más va a hacer el trabajo, que va a haber alguien que no va a desamparar la obra. ¿No es esta actitud avergonzarte? En los pasajes anteriores Dios le dice a TODO EL PUEBLO “Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa;…”. Estos hombres, al igual que nosotros, trabajaban para vivir, atendían a sus familias, tenían sus propias actividades y sin embargo “Buscáis mucho, y halláis poco;…”. Sí, es cierto, no tenían unos buenos resultados, y sabes por qué: Porque no trabajaban en la casa del Señor. Tenían aposentos muy bien construidos para su habitación, no carecían de sus necesidades físicas fundamentales y sin embargo por su egoísmo de pensar en ellos mismos Dios no les bendecía de la mejor manera que existe.
Cómo abundan hermanos que se quejan de la iglesia, que no está crecida como debiera, que no se hacen las cosas como mejor a él le parecen o que en su vida no existe la abundancia que según ellos merecerían tener, o querer que Dios les provea mensajes tan potentes como los de Pedro que fueron capaces de convertir a tres mil personas en un día, y no son capaces de abrir su Biblia más de dos veces al mes, o humillar su corazón y reconocer sus errores, o bien dejarse moldear por el Señor como un barro blando y no como dura piedra. No dejes desierta Su casa, que por estas situaciones en muchas de nuestras vidas NO HAY FRUTO:
Hageo 1:10 – Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.
Si tu vida cristiana no tiene los frutos que debería tener ponte a pensar por qué se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia. En nuestra congregación hay mucho trabajo y sinceramente no quisiera que el Señor contara a sus siervos diligentes con los dedos de sólo una de sus manos y aún le sobren, porque eso me diría que en esta Iglesia falta temor de Dios.
Por suerte, después de una exhortación viene la reacción, viene la enseñanza y viene la fortaleza que Dios mismo provee para que no nos quedemos estériles ni ociosos en su obra. Veamos cómo todo aquel pueblo judío en fracciones de segundo nos dan una lección que debe implantarse en nuestro corazón para siempre:
Hageo 1:12 – Y oyó Zorobabel hijo de Sealtiel, y Josué hijo de Josadac, gran sacerdote, y todo el demás pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Haggeo, como lo había enviado Jehová el Dios de ellos; y TEMIÓ EL PUEBLO DELANTE DE JEHOVÁ.
A la voz de Dios debe haber temor. Señor, tú hablas, yo obedezco; esa es la reacción. Señor, Tú eres mi Dueño, yo tu siervo, haz de mí lo que está en tu voluntad. Observa a este pueblo, jamás desestimaron esta palabra porque un hombre la llevara, pues la tomaron, creyeron y temieron porque era Palabra de Dios, no de Hageo. Francamente hermano mío, no me interesa si no tienes los mismos pensamientos que yo, lo que me interesa es que tomes los pensamientos de Dios, que los apliques en tu vida, que dejes tu egoísmo y que te pongas a trabajar en la casa de Dios.
Si deseas saber qué pasó con este pueblo y cuál fue el resultado de haber temido a Dios y reedificar y restaurar la casa de Dios puedes leer tu Biblia en tu intimidad. Verás cómo Dios obró con su potencia sobre esta congregación en el Capítulo 3 del libro de Esdras. Verás allí con qué maravillas bendice a los que se rinden a Él, dejan su egoísmo, y con trabajo conjunto logran realizar las obras que Dios ha preparado para que andemos en ellas.
No te dejes intimidar por el diablo, pues quiere frenar la edificación. Sabe él que nosotros somos el medio que Dios utiliza para apoyar su verdad (1 Timoteo 3:15), y si esta columna, que es la Iglesia, no se restaura ni se fortalece con el tiempo, simplemente se debilita y bastará una pequeña ventisca maligna para que se derrumbe. Yo creo que no ignoramos las maquinaciones del maligno, y por eso, en este día, exhorto a todos ustedes y a mí mismo que dejemos de lado el egoísmo para que la congregación sea más fuerte, más resistente, que Cristo cuente con una verdadera COLUMNA Y APOYO DE LA VERDAD pués Él mismo ha prometido:
Hageo 1:13 – Entonces Haggeo, enviado de Jehová, habló por mandado de Jehová, al pueblo diciendo: Yo soy con vosotros, dice Jehová.
Ánimo hermano, no te dejes apachurrar. Dios está contigo. Déjate de cosas, consigue madera del monte y trabaja en esta Iglesia. Lee tu Biblia hermano, ora por nosotros, haz que el diablo se avergüence, porque: “Yo soy con vosotros, dice Jehová.”.
Todos necesitamos de ti, y lo que es mejor, Dios te quiere utilizar. A poco vas a negarle a Dios este deseo de Él sobre ti. Créelo, no te arrepentirás.
AMÉN