Amor sin estima

Amor sin estima


Isaías 43:4 “… porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable y te amé…”


A mediados de los años noventa, la reina de Inglaterra hizo una polémica declaración sobre la cual fue consultado su primogénito el príncipe Carlos, de la siguiente manera: “..su alteza, cuál es su opinión sobre las declaraciones de su señora madre en las cuales afirma que usted jamás será rey y que el sucesor al trono será su nieto y no usted..”. A lo que el príncipe Carlos respondió: “creo que mi madre me ama, pero no me estima”.


Esa es una declaración que escuche hace muchos años, antes de conocer al Señor y me partió el corazón, quizás porque en ese momento yo estaba viviendo algo parecido; tener unos padres que te aman pero no te estiman, significa quizá que a la hora de hacer cosas verdaderamente importantes no tienen la certeza suficiente de que tu podrás lograrlo; eso es algo insignificante viniendo de un extraño. Pero no de tu padres.


Entonces viene a mi la parábola del hijo pródigo en Lucas 15; donde el hijo que ha malgastado toda la riqueza del padre vuelve a casa y es recibido con los brazos abiertos e incluso vestido de pies a cabeza y un becerro gordo es matado para la fiesta de bienvenida. Todos nos quedamos con esa parte, pero nadie se pone a pensar en el otro hermano, aquel que no desea entrar a la casa, como reclamando lo que el cree que es una injusticia a tal punto que es el mismo padre que tiene que salir a buscarle y recordarle que quizá al día siguiente cuando la fiesta haya terminado el hijo pródigo no recuperará las riquezas malgastadas. Pero yo le diría al otro hijo: “tonto!!!, a tu hermano tu padre le ama pero a ti te estima!!!, todo lo que tiene es tuyo, toda la casa en que viven es tuya, y aunque a tu hermano tu padre le ama, a ti te ESTIMA”.


Entiende que Dios te ama, pero a la vez te estima. Pues pudiendo mandar ángeles para anunciar su evangelio te ha enviado a ti; porque en el fondo de su corazón sabe que llegará a decir: “Sabia que podía confiar en ti”.