Santificados en el altar

Santificados en el altar


Levítico 27:28


INTRODUCCIÓN:


La santidad es el mensaje que la iglesia cristiana proclama como una doctrina primordial y eje de la vida del creyente. Pero la santidad, como la Biblia nos la presenta, es mucho más que un postulado doctrinal; es la forma de vida que Dios exige al pueblo cristiano y que sólo es posible cuando consagramos todo lo que somos, como personas, a Él. Pero en cuanto a la consagración, que es la entrega voluntaria de todo nuestro ser al Señor, aparecen algunas dificultades. Nos dicen a los creyentes que buscamos la santidad, que debemos consagrarnos a Dios y lo intentamos enseguida. Pero muchas veces nos consagramos hasta donde nuestro conocimiento nos indica y no encontramos cambio en nuestra experiencia.


En esos momentos algunas interrogantes asaltan nuestra alma y nos llenan de confusión: ¿Por qué no sentido nada al consagrar mi vida? ¿Cómo puedo saber que estoy consagrado? Al respecto, este pasaje nos muestra qué pasaba cuando un israelita quería consagrar algo en altar del tabernáculo. Aquí dice que desde el momento en que una cosa se había consagrado en el altar a Jehová, todo el pueblo lo reconocía como posesión divina y nadie podía recuperarlo.


Por lo tanto el pasaje nos muestra las garantía por las cuales podemos estar seguros de que Dios ha recibido nuestras vidas.


I. LA PRIMER GARANTÍA ES QUE EL ALTAR SANTIFICA LA OFRENDA


a) Es muy común que muchos cristianos tengan dudas de que Dios realmente se apodera de una vida que se consagra.




  • Esto sucede porque no podemos tener una prueba tangible y concreta de que nuestra consagración sea total.



  • También porque muchas veces repetimos este acto de dedicar nuestra vida a Dios y no sentimos que algo nuevo haya pasado.


b) “…todo lo consagrado será cosa santísima para Jehová”




  • El apóstol Pablo apoya esta afirmación (Romanos 12:1) .



  • El Señor le da la seguridad que si ponemos nuestra vida en el altar y se la ofrecemos.



  • Él la santificará, es decir que le apartará de toda naturaleza corrompida para sí mismo.


II. EN SEGUNDO LUGAR TENEMOS LA GARANTÍA DE QUE POR LA FE ACCEDEMOS A LA CONSAGRACIÓN COMPLETA


a) En Romanos 5:1 se habla de cómo viene la limpieza y la paz de Cristo por la “fe”, es decir por sólo creerle a Dios que el puede cambiar nuestras vidas.




  • En otra parte la Biblia nos dice: “Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).


b) De la misma forma, al consagrar su vida al Señor, no debe esperar sentir algo, sino directamente confiar por la fe en que Dios ha tomado su vida y la ha santificado.




  • El Señor a su tiempo hará manifestar en su vida los frutos de la santidad. sólo entréguese con fe y viva la santidad en fe. (Hebreos 10:22; Hechos 15:9)


CONCLUSIÓN:


Vistas las garantías bíblicas de la consagración, no tema si aún no sentido nada. Busque la dirección del Señor y permita que Él le muestre lo que todavía no entregó y déselo confiando que todo lo que usted consagra en el altar, será santificado.