El cuidado de Dios para sus hijos

El cuidado de Dios para sus hijos


2 Samuel 9:1-13


I. Introducción


Gracia puede significar coordinación de movimientos (bailarín de ballet); puede significar una oración; puede referirse a dignidad y elegancia. Pero más importante aún, gracia puede significar favor inmerecido, o sea, extender un favor especial a alguien que no lo merece, que no lo ha ganado, y que nunca podrá pagarlo.


II. Ejemplo de David (2 Samuel 9:1)


La palabra hebrea original utilizada aquí puede y debe ser traducida como “gracia”: “a quien yo muestre gracia por amor a Jonatan”. Gracia es una aceptación positiva e incondicional a pesar de la falta de méritos de la otra persona. Gracia es una demostración de amor inmerecido e impagable.


A. ¿Por qué quería hacerlo? David había hecho dos promesas




  • 1 Samuel 20:13-17



  • 1 Samuel 24: 20-22


B. ¿Qué era lo que se practicaba cuando un rey subía al trono?


Era costumbre en las dinastías orientales que cuando un rey tomaba el poder, todos los miembros de la familia de la dinastía anterior eran exterminados para evitar la posibilidad de una revuelta. En el pacto de Jonatan con David este quería estar seguro que David cumpliría su promesa. David se muestra de acuerdo. Su amor por Jonatan lo mueve a hacer este pacto obligante con su amigo.


David pregunta ¿Hay alguno?. No esta preguntando ¿Hay alguien calificado? o ¿Hay alguien digno?. O sea es una aceptación incondicional basada en un amor incondicional.


C. En busca de ese alguien 2 Samuel 9:2-3


Veamos lo que implica la respuesta de Siba. Siba podría estar diciéndole al rey David lo siguiente: “David, será mejor que lo pienses un par de veces antes de hacerlo, porque este tipo no va a lucir en tu corte. No cuadra con el ambiente, con esta sala del trono, con esta hermosa casa nueva en Jerusalén. Este hombre tiene un impedimento físico”. La reacción de David es lo que se espera de toda persona que quiere dar gracia. ¿Dónde está? David no pregunta: ¿Cuán mal está? Ni le importa como llegó a ese estado. El solo quería saber donde estaba ese persona.


Así es como actúa la gracia. La gracia no es puntillosa. La gracia no busca las cosas realizadas que merezcan amor. La gracia funciona aparte de la respuesta o de las aptitudes del individuo. La gracia es unilateral. La gracia es Dios dándose a sí mismo en aceptación total a alguien que no lo merece, que nunca podrá ganarlo, que nunca podrá pagarlo.


D. Condiciones en la que estaba Mefiboset 2 Samuel 9:4


Estaba en Lo-debar. El termino Lo significa en hebreo “no” y debar tiene su raíz en una palabra que significa “pasto o apacentadero”. Así, este descendiente de Jonatan está en un lugar donde hay una desolación inimaginable; en una zona retirada e inhóspita de Palestina. Todo descendiente de la dinastía anterior debía permanecer escondido por el resto de su vida.


E. Encuentro de Mefiboset con David 2 Samuel 9:6-7


Imagínense por un momento el susto que recibió este hombre al escuchar de los soldados que llegaron a su casa decir “El rey quiere verte”. Tal vez Mefiboset dijo “Bueno, me llegó el fin”. Cuando llegó a la presencia del rey él esperaba lo peor. Mefiboset sabía que podía morir en ese momento y pasó todo lo contrario. V7.


El doctor Karl Menninger en su libro El equilibrio vital habla de lo que él llama la “personalidad negativista”. Esa clase de personalidad que al comienzo dice “no” a casi todo. “Son pacientes perturbados o sea nunca han hecho nada digno de gracia, son esas personas que nunca han hecho un préstamo poco seguro; jamás han votado por una causa liberal (prefieren abstenerse); jamás han patrocinado nada fuera de la convencional. No pueden permitirse el placer de dar”. Las describe como personas “rígidas, crónicamente infelices, amargadas, inseguras y muchas veces con tendencias suicidas”. Para entenderlos se ilustra con la historia de Tomás Jefferson (el tercer presidente de los E.U). En el rostro del presidente estaba escrito la respuesta “sí”. Las personas que entienden cabalmente lo que significa gracia tienen un rostro que dice “Sí”. O sea cuando Mefiboset levantó el rostro vio un “sí” escrito en al cara de David.


F. Mefiboset tuvo un lugar de honor como nunca lo tuvo 2 Samuel 9:8-13


Imaginemos lo que sería la vida en los años siguientes, con David a la mesa listo para comer y comienzan a llegar los miembros de la familia y sus invitados:




  • Amnón, inteligente e ingenioso, llega primero



  • Joab, uno de los invitado –musculoso, alto caminando erguido, todo un soldado.



  • Absalon, tan apuesto, no hay imperfección en él



  • Tamar, la hermosa y tierna hija de David



  • Salomón estudiando en la biblioteca todo el día .


Por ultimo escuchan un sonido de unos pies que se arrastran: Es Mefiboset. Sonríe y humildemente se une a los demás, tomando su lugar en la mesa como uno de los hijos del rey. Y el mantel de la gracia cubre sus pies.


III. Como se aplica este alcance de la gracia hacia nosotros


Una vez Mefiboset disfrutaba de compañerismo inenterrumpido con su padre Jonatan. Lo mismo sucedió con Adán, que caminaba con el Señor en el frescor de la tarde y disfrutaba con el Padre Creador. Al igual que Adán, Mefiboset supo lo que era estar en íntima relación con el rey.


Mefiboset sufrió una caída, lo cual lo dejo lisiado (2 Samuel 4:4) para el resto de su vida. Asimismo, cuando entro el pecado en el mundo, Adán y Eva huyeron atemorizado. Se escondieron de Dios, la humanidad se convirtió en una lisiada espiritual, y lo será por siempre mientras viva en la tierra.


David, el rey, por puro amor a Joantan, mostró gracia a su hijo minusválido. De igual manera Dios, por amor a su Hijo Jesucristo, y gracia al castigo que éste pagó en la cruz, muestra su gracia al pecador que confía en él. Sigue buscando a las personas discapacitadas y muertas por causa de la corrupción, huyendo de Dios, acabadas, temerosas y confundidas.


Mefiboset no tenía nada, no merecía nada, no podía pagar nada. De hecho ni siquiera hizo nada por ganarse el favor del rey. Se encontraba huyendo de él. Lo mismo puede decirse de nosotros: no merecíamos nada, no teníamos nada, no podíamos ofrecerle nada a Dios. Estabamos huyendo de él cuando nos encontró.


David restauró a Mefiboset de un lugar de abandono a un lugar de honor. Lo trajo al lugar de abundancia, nada menos que a la corte misma del rey. Dios nos ha tomado de donde estábamos y nos ha traído a donde él esta: a un lugar de compañerismo con él.


David adoptó a Mefiboset incluyéndole en su familia, y se convirtió en unos de los hijos del rey. Eso es lo que el Señor ha hecho por el pecador que pone se fe en él: nos ha adoptado en la familia del Rey Celestial. Todo cristiano es adoptado como un miembro de la familia de Dios.


Dios nos escogió en nuestra condición pecaminosa y rebelde, y nos tomó por su gracia de un lugar triste y desolado y nos dio un lugar en su mesa. Y que, por amor, permitió que su mantel de gracia cubriera nuestro pecado.