Un matrimonio difícil
Génesis 29:15-35
INTRODUCCIÓN
El problema social No. 1 de nuestro país no es la violencia, las drogas, el aborto, el alcoholismo, la corrupción política o el narcotráfico. Es el divorcio. Muchos de los males que están asfixiando la vida de nuestra sociedad tienen su raíz en la crisis de la familia. Como sabemos, la familia es la base de la sociedad y cuando comienza a dividirse, el resto de la estructura inevitablemente comienza a desmoronarse. Hoy, muchas parejas ven el divorcio como la CURA para un matrimonio en problemas en lugar de verlo como la CAUSA de la inestabilidad social. Si cambian los intereses, hay divorcio. Si el amor se enfría, la respuesta es el divorcio. Si la relación no funciona, se termina todo y se intenta de nuevo con otra persona. Todos estamos conscientes de la dimensión del problema. Lo que quiero compartir con ustedes es una alternativa. Los matrimonios que están en problemas no tienen por qué terminar en divorcio. En Génesis 29 encontramos a dos mujeres, Lea y su hermana Raquel. Ambas llegaron a ser rivales, atrapadas en una relación imperfecta por una sociedad que le permitía a un hombre tener más de una mujer. Raquel, la más joven, tenía una gran belleza, mientras que Lea no era tan afortunada. La Biblia la describe únicamente como de “ojos delicados”; como dirían los jóvenes de hoy: regular. Como podemos imaginar, Jacob amaba a la bella Raquel, pero el vr. 31 dice que Lea era menospreciada. ¿Cómo es posible que una mujer o un hombre pueda continuar en una relación donde el amor está ausente? ¿Es posible continuar en tal relación y volver a encender la llama de la devoción que el tiempo y la indiferencia han apagado? Esta historia tiene mucho que decirnos en respuesta a estas preguntas. La pregunta es ¿Cómo persistir en un matrimonio difícil? Y aunque el ejemplo de Lea nos ofrece respuestas a esta pregunta, los principios que descubriremos se aplican igualmente a un esposo o una esposa.
I. EL CONTEXTO DEL PROBLEMA
Existen dos errores básicos que comete la gente que con frecuencia la conducen al divorcio.
A. Casarse con la persona equivocada. No quiero decir que usted haya perdido a la única persona en la voluntad de Dios para casarse. Me refiero a que la persona con la que usted se casó se ha vuelto muy diferente de lo que usted había pensado. En el caso de Jacob, ocurrió un verdadero cambio. A la mañana siguiente de su boda, Jacob descubrió que estaba casado con alguien que estaba muy por debajo de sus expectativas. En el caso de Lea, sus expectativas también debieron haber quedado destrozadas. Después de ver cómo Jacob amaba tanto a Raquel, no había duda que Lea esperaba también lo mismo para ella. No importa cuáles eran sus expectativas, todas se vinieron para abajo cuando Jacob fue irritado a reclamarle a su suegro por el engaño que había sufrido. Casi en cada relación, los esposos experimentan un período de expectativas que no se cumplen. La esposa descubre que su marido no es tan amable y comprensivo como ella creía. El esposo se da cuenta que su esposa hace planes o gasta dinero sin consultarlo. Ella se da cuenta que él es muy criticón o que pierde la paciencia con facilidad. Él observa que ella tiene la tendencia a ser posesiva, dominante o que sus sentimientos son heridos con facilidad. Creo que un poco de todo esto es normal. Después de todo, al matrimonio llegan dos personas imperfectas, por lo que no deberíamos sorprender cuando aparezcan nuestras imperfecciones. Sin embargo, se puede evitar mucho cuando se ha tenido un noviazgo adecuado. El asunto es que cuando la persona con la que nos casamos se vuelve muy diferente de la que era cuando éramos novios, nos sentimos engañados y decepcionados.
B. Casarse por el motivo incorrecto Es un error casarse para escapar de algún problema. ¿Saben qué estaba haciendo Jacob cuando encontró a la mujer de sus sueños? Estaba huyendo de los problemas que tenía en su casa: le había hecho trampa dos veces a su hermano, había engañado a su propio padre y había tratado de regatear su vida con Dios. ¿Cuál era el motivo de Labán para presionar a Lea para que se casara con Jacob? ¿Será que creía que era la pareja perfecta y que vivirían felices para siempre? ¿Será que lo hizo para librarse de la carga de tener a una hija soltera toda la vida? Es un error entrar al matrimonio pensando que la otra persona va a cambiar. Un hombre que gasta impulsivamente su dinero o que constantemente está luchando contra la inmoralidad comete un error grave si cree que al casarse va a “asentar cabeza”. Una mujer que se siente insatisfecha de la vida -que muchas veces se siente deprimida – puede pensar que tener una familia será el secreto para encontrar la felicidad.
ESCUCHE BIEN ESTO. El matrimonio no soluciona problemas: tan sólo los da a conocer y los intensifica. No debe usarse para resolver problemas que se tengan en la casa o en la vida personal. También es un error casarse debido únicamente a la atracción física. Raquel era bella y Jacob se dio cuenta de ello. Habría sido extraño y raro que no se hubiera dado cuenta. Dios diseñó la relación sexual para que fuera placentera y para que llenara a la pareja, pero no se pretende que sea el fundamento de la relación en el matrimonio. Y se comete un error cuando se cree que las curvas adecuadas son más importantes que el carácter adecuado. Todo mundo entra al matrimonio con una cierta cantidad de expectativas. Muchas veces, esas expectativas no se cumplen. Es posible no recibir el tipo de compañerismo que uno esperaba. Es posible no encontrar la seguridad que uno estaba buscando. Es posible descubrir que los problemas son peores de lo que se esperaba. Tal vez comiencen muy pronto como en la luna de miel. Tal vez no vengan hasta el primer hijo. Lo cierto es que cada matrimonio experimenta un poco de decepción. Los esposos y esposas deben enfrentar el hecho de que lo que esperaban en su matrimonio es diferente de lo que en realidad están viviendo. Es entonces cuando llegamos a un momento de crisis. ¿Qué hacer cuando el matrimonio se vuelve difícil? ¿Cómo responder cuando se descubre que se está casado con la persona equivocada, cuando se tiene poco en común, cuando las expectativas se han hecho pedazos y la otra persona se resiste a cambiar? Somos personas imperfectas viviendo en un mundo caído. Nunca seremos personas perfectas. Así que no existe el matrimonio perfecto. Dios PUEDE cambiar las vidas, pero recordemos que ése es SU trabajo, no el nuestro. Es posible que dos personas “buenas” experimenten un matrimonio difícil. Sin embargo, Dios trabaja en nuestras vidas no dándonos el ambiente perfecto, sino demostrándonos su gracia, su amor y poder en nuestras imperfectas situaciones. Durante la mayoría de su vida de casada, las circunstancias de Lea nunca cambiaron. Ella fue forzada a vivir bajo la sombra de su menor y más guapa hermana. Tenemos a una mujer que no era amada. Creo que esta condición aplastaría a cualquier mujer. Una mujer así, se sume en la depresión, en el resentimiento y en la amargura. Una esposa que no se siente amada se vuelve fría con su esposo. Algunas buscan llamar la atención de otros hombres. Pero Lea era diferente. Ella persistió en un matrimonio en el que recibía muy poco amor. Nunca se hundió pensando que no le importaba a nadie. Nunca rompió sus lazos con Jacob, ni física ni emocionalmente. Y lo más importante, nunca perdió su fe en el Señor. Y como veremos, Dios pudo darle gozo y satisfacción en lo que era de verdad un matrimonio difícil. El vr. 31 dice: “y vio Jehová…” Dios vio la situación de Lea y actuó. Es posible que usted no esté viendo lo que Dios está haciendo en este momento, pero asegúrese de esto: si usted está experimentando dificultades en su matrimonio, Él ve, Él sabe y Él le ama. Él está disponible y puede ayudarle. A primera vista, parece que la Biblia no nos dice nada de Lea más que le dio muchos hijos a Jacob. Pero cada vez que Lea tomaba en sus brazos a una criaturita para ponerle nombre, podemos ver lo que había en su corazón y examinar sus sentimientos y su fe.
II. LA DEMOSTRACIÓN DEL COMPROMISO
Una cosa que es fácil pasar inadvertido en este pasaje es el factor tiempo. El nacimiento de 12 niños se registra en menos de 30 versículos. Los años pasaron. Los aniversarios pasaban y no hubo nada de flores, chocolates ni cenas especiales. Pero en cada nacimiento de sus hijos, Lea reafirmaba su compromiso con Jacob.
A. Las expectativas de Lea
Cuando nació Rubén, las expectativas de Lea todavía eran altas. “…ahora…me amará mi marido.” (Gén. 29:32) En lugar de sentir amargura debido al rechazo de Jacob, Lea aún esperaba ganar el amor de su marido. El nombre de Rubén significa “un hijo”. ¿Qué esposo no amaría a su esposa que le diera un hijo?
Cuando nació Leví, las expectativas de Lea bajaron un poco. “Esta vez se unirá mi marido conmigo…” (vr. 34) Lea ya no espera una relación romántica. Ella busca que Jacob le muestre un poco de afecto y cariño: que se le acercara.
Cuando nació Zabulón, Lea había bajado aún más sus expectativas. ” …ahora morará conmigo mi marido…” (30:20) A estas alturas, Lea estaría satisfecha con cualquier muestra de amor que Jacob pudiera darle. Sólo esperaba que Jacob pasara más tiempo con ella.
B. El compromiso de Lea Aunque las expectativas de Lea nunca se cumplieron, su compromiso con su esposo nunca murió. Es muy claro en el texto que este compromiso era completamente de un solo lado. Era un compromiso basado en la gracia de Dios. Se requiere la gracia de Dios para perdonar. Se requiere la gracia de Dios para amar a alguien que no nos ama. Se requiere la gracia de Dios para albergar un poco o ninguna esperanza de recibir algo de amor. Al igual que el Señor en la cruz, debemos darnos nosotros mismos inclusive a quienes nos rechacen, o a quienes nos han de fallar. El matrimonio, especialmente en tiempos de dificultad, requiere ese tipo de compromiso. Lea tomó una de las decisiones más importantes que un cónyuge puede tomar:
a. No negó el problema. Desde el principio ella aceptó su situación con Jacob (29:33)
b. Tampoco trató de componer a Jacob. Su paz y sentido de bienestar no dependía del cambio que quería ver en su esposo. Lea determinó ser la esposa que Dios había diseñado independientemente del cambio de Jacob. Pero ¿dónde obtuvo Lea la fortaleza para hacer tal clase de compromiso? ¿Será que en la decepción de haber descubierto que era amada menos de lo que se merecía? ¿De dónde pudo experimentar el gozo y la satisfacción en una relación tan obviamente agrietada?
III. DECLARACIONES DE LA FE DE LEA
A. Su confianza
Lea se sostenía en la confianza de que Dios tenía el control de todas sus circunstancias.
a. Cuando nació Rubén, Lea dijo: “Ha mirado JEHOVÁ mi aflicción” (29:32)
b. Cuando Simeón nació, Lea dijo: “Por cuanto oyó JEHOVÁ que yo era menospreciada…” (29:33)
c. Cuando Judá nació, Lea dijo: “Esta vez alabaré a JEHOVÁ…” (29:35)
Lea estaba tan convencida de que Dios la amaba y la cuidaba como de que Jacob la menospreciaba.
a. Ella miraba a cada hijo como un regalo especial de Dios.
b. Lea sabía que a pesar de que esposo estaba lejos emocionalmente, el Señor estaba SIEMPRE presente.
B. Su fuente
En el interior de Lea había un vacío: era incapaz de llenar sus propias necesidades de una manera satisfactoria. Pero ella no trató de llenarlo con su esposo, sus deberes domésticos, fantasías románticas o con sus hijos. Ella llevó su vacío al Señor y dejó que Él lo llenara.
Una pareja fue a visitar a un consejero matrimonial. Después de haber tenido un estupendo primer año, pasaron cinco llenos de altibajos. Durante media hora ambos estuvieron exponiendo todas sus frustraciones -el vacío que tenían y el fracaso del otro cónyuge para llenarlo. Después de estos 30 minutos, el consejero les dio la tarea de responder la siguiente pregunta: ¿De qué manera tendrían que cambiar las cosas para que yo sea una persona feliz? Una semana después, cada uno de los esposos se apareció con un libro que describía cómo les gustaría que fuera su pareja de diferente. En la mayoría de las sesiones de consejería matrimonial el consejero le pide a cada cónyuge que mire la lista de su pareja y encuentre las cosas que cree que podría cambiar y luego comenzar a hacer esos cambios. Es decir, después de mostrarle el vacío de su pareja, se les pide que lo ‘llenen’. Pero este consejero no hizo eso. En su lugar, les preguntó: ¿Cómo piensas ser feliz si la otra persona no cambia? ¿Qué pasará si la otra persona no llega a ser como tú quieres que sea? ¿Llegarías a ser feliz?
Si tratamos de llenar nuestro vacío con cualquier otra fuente terminaremos decepcionados, pero cuando dependemos de Dios para satisfacer nuestras necesidades y llenar nuestras vidas el resultado es una paz y un gozo profundos. ¿Qué dice el apóstol Pablo en Efesios 5 justo antes de enseñar acerca de la relación matrimonial? “No os embriaguéis con vino (o sea, buscar algo de fuera para llenarnos dentro) sino sed llenos del Espíritu.” Entréguele a Dios su vacío y deje que Él lo llene. Viva en una continua relación dependiendo de Él, buscando que satisfaga sus necesidades.
Este tipo de vida hace que “cantemos y alabemos al Señor en nuestros corazones y que demos gracias a Dios por todas las cosas.” ¿No fue eso lo que estaba haciendo Lea cuando dijo: “Esta vez alabaré a Jehová?” En ausencia del amor de Jacob, Lea buscó y aceptó el amor de Dios. Él fue la fuente de su satisfacción y plenitud. Cuando le permitimos al Señor que nos llene el resultado es satisfacción y gozo totales. Pero mientras dependamos de alguien más para que nos llene, tendremos decepción e infelicidad.
CONCLUSIÓN
¿Qué se necesita para experimentar gozo y satisfacción en un matrimonio difícil? Se necesitan dos cosas:
Un fuerte compromiso con la relación que esté apoyado en la gracia de Dios.
Una sincera búsqueda del Señor para que llene el vacío que se siente adentro. ¿Qué ganó Lea de esta relación problemática? Sería deshonesto decir que su relación fue de color de rosa. Pero miremos lo que dice Génesis 49:29-31. Jacob es ya un viejo viudo. Él había logrado vivir con Raquel y Lea. Su última petición que se registra es que sea enterrado en el mismo lugar donde se encontraba Lea.
En la hora de su muerte, Jacob dio su última muestra de amor a Lea, -a la de ojos delicados- y no a la bella Raquel. Al final, Lea se ganó el respeto y el corazón de su esposo. Cada persona casada necesita tomar un compromiso con su matrimonio, pero que esté sostenido en la gracia de Dios: es decir, ser el esposo o la esposa que Dios lo ha llamado a ser, sin importar que el otro no cumpla con nuestras expectativas. Cada uno necesita hacer del Señor la única fuente para llenar el vacío que se tiene dentro. Cuando Dios es la fuente de nuestra satisfacción y contentamiento, entonces, en ausencia de un amor en el matrimonio, todavía es posible encontrar gozo y plenitud.