Confirmando a Dios

Confirmando a Dios


2ª Reyes 4:1-7


Después de la lectura, la pregunta clave en 2.ª Reyes 4:1-7, se encuentra en el vs. 2

¿Qué te haré yo?, es una pregunta dirigida a las personas preocupadas, a los que tienen cargas, los que están oprimidos y ya no saben que hacer, porque a todas estas personas el Señor les dice: ¿Qué te haré yo? De otra forma: ¿Cómo puedo ayudarte?

Serían las palabras del mismo Jesús, a todos los que a El se allegaban ¿Qué quieres que rehaga? Los beneficiados: los ciegos, cojos, leprosos, etc. y en tanto nos puede formular esta pregunta, espera cumplir con nuestra necesidad más profunda.

La mujer de la historia era viuda con dos niños y estaba en la miseria., de hecho los acreedores estaban esperando para llevarse a sus dos hijos para ser siervos. (Por estatuto de la ley un acreedor tenía derecho a reclamar la persona y los hijos del deudor insolvente y obligarles a servirle de esclavos, hasta que el año del jubileo, les diese la libertad)

Tenía tantos problemas que acude a Eliseo y le hizo conocer su necesidad, y es cuando el mismo Eliseo le muestra el camino a la liberación, se pagaron sus deudas, sus hijos se salvaron y se aseguró su futuro.

La Palabra de Dios está llena de respuesta que elevan el corazón a Dios cuando se le busca,…hay un vs. como colofón de esta historia, podríamos anotar lo que el salmo 50:15, nos dice: “invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me honrarás”, de modo que este incidente nos coloca en seguir aprendiendo alguna lección útil para cada uno, sobre todo si estamos pasando por momentos de dificultad o de prueba.

A MENUDO SE LE PRUEBA SEVERAMENTE AL PUEBLO DE DIOS.

A esta mujer se le describe, como una persona de privilegios especiales, ya que su marido había sido “hijo de los profetas.” Además había sido un hombre temeroso de Dios.

El punto que debemos tomar en cuenta es que a pesar de ello, recayeron en ella grandes dificultades, porque las personas que son correctas, que son buenas, que son santas, también sufren. “El Señor al que ama disciplina” como nos dirá el escritor de los Hebreos “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él”

Pensemos por los sufrimientos padecidos por el salmista, los profetas, los apóstoles los reformadores y otros y pensemos también en muchos del pueblo de Dios que están padeciendo grandes aflicciones hoy.

Quizás tú, te encuentres en el “valle tenebroso” ahora mismo, no es por casualidad que estés en esta situación., el Señor lo ha permitido y en su amor tiene un gran propósito para ti, una bendición que perderías si no experimentases la prueba…pues como dice su Palabra “Jehová cumplirá su propósito en mí”.

EL PUEBLO DE DIOS A MENUDO DUDA DE SU AMOR Y SABIDURÍA CUANDO LLEGAN LAS DIFICULTADES

No sería correcto dogmatizar al respecto, pero el texto del vs. 1 indica que la mujer estaba perpleja y quizás incluso cuestionaba la sabiduría de Dios al permitir que padeciese tal aflicción.

Es como si ella hubiese dicho “Mi marido temía al Señor, era correcto en su vida, y a pesar de todo ha pasado todo esto.”

Frecuentemente razonamos de este modo, y lo hacemos porque solo podemos ver las cosas desde el nivel de la tierra. No sabemos muchas veces que es lo que el Señor está haciendo y preparando en nuestras vidas.

Haríamos bien en recordar la Palabra de Jesús que le hacía a Pedro cuando iba a hacer ese acto de humildad, queriendo lavar los pies a sus discípulos y diciéndole:”lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, mas lo entenderás después.”

Muchos hombres y mujeres “son cortados” en la flor de su vida, no podemos explicar los motivos, pero sabemos que Dios nunca se equivoca.

Aquí, hay una viuda en bancarrota, con dos hijos que no podía alimentar, y existía el peligro que tener que dejar sus hijos ir con los acreedores.

Esto no parece encajar con la creencia de un Padre celestial amoroso, e incluso en su apuro mismo, de que forma más maravillosa ella confirmó el Señor.

No dudemos del amor y sabiduría de Dios, El, sabe lo que está haciendo y está realizando un plan perfecto en las vidas de su pueblo.

EL PUEBLO DE DIOS TIENE UNA FUENTE DE VIDA, DE LA CUAL EL MUNDO NO SABE NADA.

¡Cuan sabia fue esta mujer al llamar a Eliseo! ¡Cuan maravilloso que ella podía contar su necesidad al único que se deleita en ayudar y salvar a su pueblo!

Hay tanta gente alrededor de nosotros en momentos difíciles y de pruebas que no tienen refugio donde poder esconderse.

El capítulo de Isaías 32, nos deja la seguridad de ese Rey Justo, que servirá como “escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión, como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”

A MENUDO DIOS PERMITE A SU PUEBLO LLEGAR AL FIN DE SUS PROPIOS RECURSOS ANTES DE MANIFESTAR SU GRACIA Y PODER

Las provisiones de la mujer se iban desvaneciendo de forma paulatina hasta que sólo le queda un vaso de aceite.

¿Por qué el Señor, nos deja llegar al final de nuestras posibilidades de este modo?

Hay dos motivos:

a) Para que desconfiemos de nosotros mismos, de nuestra propia fuerza y de toda la ayuda humana que siempre fracasa al final

b) Para crear una situación, en la cual El, puede demostrar su poder y llenarnos de su plenitud, sólo puede darnos su plenitud cuando nosotros le damos a El, nuestro vacío.

El poder de Dios “ se hace perfecto en nuestra debilidad”, cuanto más débiles somos, más puede hacer por nosotros.

La medida de las provisiones de Dios siempre es según la medida de nuestra necesidad, por ese motivo la mujer tenía que proveer las vasijas vacías y muchas.

Por tanto, si su necesidad es muy grande no hay que desesperarse, porque cuanto más grande es, más maravillosa es la provisión de Dios..

EL PUEBLO DE DIOS DEBE APRENDER A CONFIAR Y OBEDECER

Eso es lo que esta mujer tuvo que hacer, necesitaba la fe, ¿nosotros, muchas veces no? Imaginemos ir a nuestros vecinos para pedir vasijas vacías, y esperar llenarlas de aceite de un pequeño vaso! Más que cualquier otra cosa el Señor nos demanda fe, que confiemos en El y que le obedezcamos. El nos ayudará, no lo dudemos según nuestra fe.

Cuando se presentan a Jesús aquellos dos ciegos para pedirle recobrar su ceguera el Señor les increpa con una pregunta ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos responden ¡Sí, Señor” y el dijo: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”

POR SUPUESTO EL PUEBLO DE DIOS TENDRÁ SU AYUDA CUANDO CONFÍEN EN EL.

Hizo un milagro a esta viuda, y El, está dispuesto a seguir obrando en cada vida.

Conforme iba escanciando, el aceite fluía de una fuente invisible hasta que todas las vasijas se llenaron. Tuvo suficiente para pagar sus deudas, se garantizaron sus necesidades futuras y sus hijos estaban a salvo, pero la gran experiencia estuvo en su vida, fue algo personal que ocurrió entre ella y el Señor, no eran esos regalos materiales, sino el Señor mismo, su amor y su ternura.

Eso es lo que significó en la vida de muchas personas especialmente en la vida de Samuel Pearce, un piadoso predicador Bautista cuando gritó: ¡O dulce aflicción¡ No hubiese prescindido de esta prueba, porque me enseñó mas de mi Biblia y de mi Dios, que 7 años de estudios hubieran podido hacer!

Cuando el Señor nos diga en momentos de tribulación ¿Qué te haré yo?

Contestemos ¡Señor que pueda aprender a confiar en Ti, y obedecerte, de modo que tu nombre se glorifique y mi corazón se satisfaga”

Salmo 9:9-10 – “Jehová, será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia, en Ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto Tú, oh Jehová no desamparaste a los que te buscaron”