El verdadero corazón alegre
Proverbios 15:13-21
Introducción:
a. Beneficios de la alegría:
“El corazón alegre embellece el rostro, pero el dolor del corazón abate el espíritu.” (Prov. 15:13)
La risa y el buen humor rejuvenecen. La sonrisa hace que el rostro se vea más bello.
La risa ayuda a reducir las tensiones, levanta un espíritu cansado, es un excelente medio de relajación.
Estimula la creatividad.
Si reímos aunque sea quince segundos al día o en el trabajo, se obtiene más oxígeno para el cerebro, lo que nos hace pensar más claramente.
La alegría aumenta nuestra resistencia física y actúa como un inhibidor natural del dolor.
Nuestro estómago, hígado, corazón y todos los órganos funcionan mejor cuando nos sentimos felices. Mark Twain (en Tom Sawyer) dice: “la risa es dinero, pues disminuye las cuentas del médico”
¿Sufre usted de resfríos frecuentes? Según estudios recientes las personas dinámicas, felices y relajadas se resfrían menos, y las deprimidas, nerviosas o malhumoradas dicen sentir síntomas del catarro aunque no lo padezcan. (Reconozco que a veces esto me pasa a mí)
Esto ya lo anticipa Prov. 17:22 “El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos.”
De modo que, según la ciencia, según la experiencia, y también según la Palabra de Dios, hay grandes beneficios en la alegría, en el corazón alegre.
b. La necesidad de meditar en este tema:
¿Cómo podemos hablar de la alegría cuando todo parece ser tristeza, preocupación y desesperación en nuestro alrededor?
Creo que precisamente por esto es necesario. Ante un mundo y una sociedad que parece abatida podemos hallar en la palabra de Dios motivos verdaderos para tener alegría y poder para vivir con esperanza.
c. Aparición en los Proverbios:
Los Proverbios son máximas que surgen de la vida cotidiana, que nos muestran poéticamente cómo tener una vida mejor y una vida sabia.
En ellos, el tema de la alegría es muy importante, ya que aparece más de 30 veces en todo el libro. Sólo en la porción que leímos, pueden ver ustedes que aparece 4 veces (13, 15, 20, 21). Más abajo aparece otras dos veces más (vv. 23 y 30).
Los temas que se relacionan con la alegría en proverbios son de la más diversa índole: desde la relación matrimonial (5:18), las relaciones con los hijos (23:15-16, 24-25), las relaciones entre personas (17:5), los sentimientos (14:10, 13), la justicia (21:15), la manera de hablar (15:23, 30), la salud y la belleza, la oración (15:8), y otros.
“El corazón alegre”, es algo que la Palabra de Dios nos puede enseñar a tener.
¿Qué es y cómo tener un corazón alegre?
I. Lo que no es el corazón alegre: (No es sólo un rostro sonriente, ni hedonismo)
a. No consiste en las frivolidades (esta alegría es superficial y efímera)
No quisiera que confundiéramos el “corazón alegre” que menciona Proverbios con aquel corazón alegre superficial y efímero que nuestra sociedad en su mayoría de las veces nos enseña a tener.
Una de las recomendaciones para fomentar el buen humor que da un artículo que leí decía: “frecuente espectáculos humorísticos, vea películas cómicas, trate de tener en mente siempre algunos chistes.” No es que crea que esto sea malo, pero no me parece que sea precisamente “la llave de la felicidad”. La verdadera alegría no solamente es pensar que “la vida es un carnaval”.
Esta es una de las pocas y pobres ofertas que da la sociedad: distraer la mente por momentos nada más. Esto no es un corazón alegre.
b. No es entretenerse en los vicios y prácticas perniciosas.
El consumismo que vive nuestra sociedad nos quiere engañar vendiéndonos la felicidad en lo que tomamos, comemos o usamos.
Es increíble lo que el ser humano está dispuesto a hacer a veces para buscar desesperadamente algo que le dé alegría para su vida, haciendo cosas que dañan a su mente y a su cuerpo. Prov 15:21 dice “La necedad es alegría al falto de inteligencia;” Esto no es un corazón alegre.
c. No es el disfrute por hacer lo malo, esto es reprobado por Dios.
Prov 17:5 dice “El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor, pero no quedará sin castigo el que se alegra de la desgracia.”
Aunque nos parezca irrazonable, hay quienes disfrutan dañando a otros seres humanos, quitándoles lo que tienen, algunos incluso torturando o matando. La historia da testimonio de esto.
Esta alegría es totalmente falsa, fruto del egoísmo y del odio humanos.
d. No lo da la riqueza material.
Alguien dijo que “el dinero no hace la felicidad, la compra hecha”.
Pero está demostrado que la acumulación de riqueza muchas veces trae consigo desgracias, afecta a otros, produce ansiedad y preocupación.
Sin duda también la bendición de tener bienes debe ser equilibrada con el uso adecuado de ellos. Pero el hecho de tenerlos, por sí mismo, no es tener un corazón alegre.
e. No significa la negación de las circunstancias.
Tener un corazón alegre no significa negar las circunstancias adversas, no es tratar de ignorar los sentimientos negativos.
Algunos piensan que ser feliz es nunca sufrir, nunca padecer desgracias. A veces se cree que estas situaciones deben tomarse a la ligera simplemente o hacer de cuenta que no están allí. Pero, como veremos, la actitud adecuada ante la adversidad será una de las cosas que nos permitirá disfrutar de un verdadero corazón alegre.
II. ¿Qué es y cómo obtener un corazón alegre?
a. Un corazón alegre es el resultado de una vida sobria
Los Proverbios destacan este aspecto cuando hablan de la alegría y del bienestar. Todas las recomendaciones que están escritas tienen el propósito de promover una vida sabia. La sabiduría para la vida tiene su origen no en el esfuerzo humano, sino en el temor a Dios (Prov. 1:7, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”)
La vida sabia, que trae alegría, se describe en los Proverbios como una vida honesta y trabajadora, una vida bondadosa, una vida que acepta la corrección, una vida equilibrada que no se deja llevar por ningún vicio. Vivir con justicia en todos los aspectos es una de las formas de lograr un corazón alegre.
Todos estos aspectos se pueden resumir en esto: Un corazón alegre es fruto de tomar las decisiones correctas en la vida. ¿Pero, somos capaces de hacer esto?
b. Un corazón alegre es el resultado del actuar de Dios en nuestra vida.
Si buscamos desarrollar una vida plena y gozosa por nosotros mismos, no tardaremos en desesperarnos y ver que nuestros esfuerzos son insuficientes.
La búsqueda del gozo en el corazón nos llevará a buscar a Dios. La letra del conocido himno a la alegría dice “si es que no encuentras la alegría en esta tierra, búscala hermano más allá de las estrellas”. (esto puede entenderse erróneamente y pensar que el dejar esta vida es una opción válida)
Al buscar la felicidad plena nos encontraremos que necesitamos no sólo que Dios nos ayude, sino permitir que sea él quien nos transforme completamente y nos dé un nuevo corazón lleno de alegría. Y esto sólo lo podremos encontrar en su presencia.
El Salmo 16:11 dice “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre.”
El gozo del Señor es un gozo permanente y no temporal. Pero para esto necesitamos ser dóciles a su enseñanza. Y su Palabra nos enseña y deja en claro nuestra incapacidad humana.
c. Un corazón alegre nace de una vida reconciliada con Dios.
La causa última de la infelicidad humana se encuentra en su condición, en la realidad del pecado en la vida. Esta situación mientras permanezca no permitirá que haya un corazón gozoso.
El pecado nos separa de Dios, el gozo verdadero sólo puede venir de nuestra reconciliación con él. El rey David reconoce esta realidad al decir en el Salmo 51: “Purifícame con hisopo y seré limpio; lávame y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis maldades.”
Esta reconciliación no provendrá de nuestro esfuerzo o de nuestro mérito, sino de la obra del Señor Jesús en su muerte y en su resurrección. Podemos reconciliarnos con Dios porque Jesucristo lo hace posible a través de la fe, “porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Rom. 5:10)
Al recibir gratuitamente en Cristo el perdón de los pecados, se nos muestra un nuevo estilo de vida.
d. Un corazón alegre proviene de una vida guiada por el amor genuino.
Es verdad que en el amor está la felicidad verdadera. Pero no en toda clase de amor, no en el amor guiado por el interés personal. El amor que Dios nos mostró en Jesucristo es el amor que somos llamados a vivir y desarrollar: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12). Este amor genuino “no busca lo suyo, ni es egoísta”
El amor de Dios no nos permite ser indiferentes a los que nos rodean. El amor de Dios nos permite la reconciliación con los demás seres humanos. Cuando guardamos rencor y resentimientos, ellos nos destruyen y nos hacen infelices. El amor de Dios actuando en nosotros nos lleva a perdonar, y a saber pedir perdón… Hacer esto es una clave importante para lograr una vida plena y dichosa.
Junto con esto, el amor de Dios nos hace ser sensibles a la necesidad de todo ser humano que sufre, nos hace tener sed de justicia, nos hace buscar el establecimiento del Reino de Dios y su justicia en todas las esferas de la vida. El amor divino nos da una nueva perspectiva de la vida.
e. Un corazón alegre proviene de ver la vida con los ojos de Dios.
La presencia real de Jesucristo en nosotros nos da una nueva visión de la vida. Esta visión es paradójica para la razón humana. Cuando ponemos nuestra mirada en Jesucristo podemos tener confianza en el futuro y gozo aún en las dificultades.
El corazón alegre que proviene de Dios no nos hace negar nuestros sentimientos negativos, no nos hace huir de las situaciones adversas, más bien nos enseña a “poner nuestros ojos en Jesús”.
Las adversidades ahora pueden ser vistas como parte del propósito de Dios para nosotros, porque “todas las cosas nos ayudan a bien” (Rom 8:28). Dios nunca nos dejará solos porque Jesucristo ha vencido al mundo.
La nueva visión de la vida nos quita las ansiedades por las cuestiones económicas y materiales; cuando nos convencemos que “nuestro Padre sabe que tenemos necesidad de estas cosas” (Luc 12:30). Esto nos da la plena confianza que nuestra vida está en sus manos, y que él nunca y en ninguna circunstancia nos dejará solos.
Conclusión
El verdadero corazón alegre sólo puede provenir de Dios, realizando una transformación profunda de nuestra vida.
La alegría que Dios da no es momentánea ni efímera, porque no se basa en las circunstancias, sino en su amor permanente. Por eso la alegría que podemos tener en él es permanente también.
Seguramente todos anhelamos ser felices en esta vida, busquemos entonces la felicidad que da el Señor. Entonces comenzaremos a gozar de los beneficios de un corazón alegre, benéficos para hoy, para nuestra apariencia y salud, pero también para hoy y siempre.
No nos conformemos con las alegrías que la sociedad nos ofrece, dispongámonos a recibir el verdadero corazón alegre que viene de Dios.