Falta de luz
Isaías 50:10-11
Definitivamente vivimos días de tensión, inseguridad, ansiedad, desatino, pobreza y desesperanza. Son tiempos que para los que que tenemos fe en lo eterno, se presentan como un desafió a depositar confianza en nuestra única esperanza, esto es en Dios. La realidad de Dios es ciertísima, sus evidencias se hacen notorias. En boca del profeta Isaías las palabras divinas nos dicen: “Cercano esta a mi el que me salva”, “… he aquí que Jehová el Señor me salvará”.
Me llama la atención la expresión “EL QUE ANDA EN TINIEBLAS Y CARECE DE LUZ”. Es una expresión que bien podríamos contextualizarla a nuestros días. Todos estamos careciendo de energía que produce luz, literalmente estamos en tinieblas. Un matutino indicaba días atrás diciendo “El país está apagado”. Esto trae consigo una serie de dificultades, que ya con la costumbre hemos aprendido a acallar y asimilar como propio, pero la verdad es que cada vez que desaparece la luz un aire de tensión e inquietud embarga a la gran mayoría de habitantes de esta media isla. El nerviosismo, las maldiciones y desesperanza son propias cuando carece la luz. Es un problema antiguo en estas tierras. El libro “Informe de un espía” datado en 1845, el autor comenta de la vida en la villa de Santo Domingo de Guzmán diciendo: “Uno de los mayores problemas por las noches es la oscuridad en sus calles, ya que por falta de recursos no se puede comprar aceite para los faroles”. ¿No te parece conocido!
a más de cien años adelante?
Quiero comentar algunas realidades que suceden por la carencia, la falta de luz.
I. OSCURIDAD COMO SINÓNIMO DE PECADO
La luz material, para nuestros tiempos, se hace imprescindible. Mucho se mueve a base de la energía eléctrica. Las fabricas, las clínicas, las casas, en fin muchas cosas.
Pero dejemos por instante este tipo de problemas a un lado. Mas bien quiero puntualizar sobre una luz mucho más poderosa y que deja una estela luminosa más arraigada en la gente que la requiere.
Me refiero a la luz del testimonio e influencia social. A aquella proyección que cada persona irradia en su entorno. Jesús hablando de la influencia de Juan el Bautista dijo: “Era una antorcha que alumbraba…”. La vida del misionero David Livingstone en África se resume así: “Su aporte fue tan significativo que a la fecha su luz no se apagado…”
Mirándolo así, algo mucho más profundo está sucediendo en lo interno de nuestra sociedad. Ciertamente estamos careciendo de la verdadera luz. Toda la crisis surge por falta de un liderazgo consecuente, por la inexistencia de un fondo moral. Más que cargos importantes, faltan referentes. Falta faros que marquen el rumbo de los extraviados. Y al no haber luz Isaías sentencia: “ … se anda en tinieblas”. Y andar sin luz es andar a topetones, con peligro de caídas.
Visto de este modo, podemos visualizar densas tinieblas rodeando nuestra sociedad. Hay tinieblas en lo referente a moral y ética. Las obras de las tinieblas ya son tan evidentes, que al parecer la mayoría ya las toma como algo natural.
Esas tinieblas se expresan en una moral relajada, donde lo malo tiene connotaciones de bueno. Vemos un crecimiento asombroso de males, frutos de la oscuridad. Esto en el terreno sexual, en la política, en los deportes, educación y otros. Que muchas veces no vale la pena mencionarlas, esto en obediencia al Señor que dice: “Ni nombres lo que ellos hacen en la oscuridad”. La enseñanza del mensaje de Cristo es claro. Cuando miramos el corazón humano vemos lascivia, codicia, odio, orgullo, enojos y celos que son destructivos. Esto está en el corazón humano, y a esto la Escritura lo llama pecado.
El efecto del pecado, de acuerdo con Jesús, no se manifiesta en dolor, pobreza o en el deterioro corporal, sino más bien en las facultades destronadas, en los amores indignos, los bajos ideales, y un espíritu brutalizado y esclavizado por la oscuridad.
Definitivamente, densas nubes de oscuridad rodean nuestro ambiente. Estamos faltos de luz, y esto produce desbordes. Muchos malos hacen en la oscuridad lo que no se atreven a hacer cuando hay luz. Toda obra maligna se vincula a las tinieblas.
Bíblicamente hablando, la luz se identifica con los que hacen la voluntad de Dios, y la oscuridad de los distantes del Reino de Dios. Por ello cuando se hace referencia a los discípulos de Jesús se les sentencia diciendo: “Ustedes son la luz del mundo…”
II. COMO PROYECTAR LA LUZ EN LA OSCURIDAD.
Cuando la luz se proyecta pone en evidencia su efecto. Puesta en un lugar alto para que los demás vean la luz. Especialmente aquellos que están extraviados en un mar de oscuridad. Así lo enseño Jesús.
No se nos requiere otra cosa que no sea brillar. Recuerdo de niño cantar una melodía que dice: “Esta es mi pequeña luz, la dejaré brillar… Brilla en el sitio donde estés”. Y precisamente es ello, dejarla brillar, no ocultarla. Posiblemente le traerá problemas, ya que para muchos es preferible la oscuridad, para así ocultarse y fabricar toda clase de maquinaciones perversas. No importando el costo, tenemos un llamado a brillar, a penetrar con luz en la oscuridad..
Se es luz en la oscuridad cuando se es antagónico a las obras de los malos. Es decir, veracidad en medio de la mentira; honestidad en medio de la corrupción; fidelidad en medio de la infidelidad; sensatez en medio del desequilibrio. Esto no es otra cosa que ser contracultura a lo que para muchos ya es natural. Como cuando decimos “ya estamos acostumbrados a estar sin luz”.
Me asombro de ver tanta pasividad social ante la crisis energética. En lo que se refiera a lo espiritual luchemos para no acostumbrarnos a estar sin luz. Y lo interesante de todo esto es que cada hijo de luz es el desafiado a proyectar su luz. El teólogo escocés Juan McKay decía: “que la iglesia sea la Iglesia”. Esto es luz en medio de la oscuridad.
Esta situación en la que nos encontramos no pude producir en el alma del que ama a Dios otra cosa que no sea dolor. Y muchas veces el dolor ha sido el megáfono de Dios para despertar a un mundo moralmente sordo.
Esto nos motiva a poder señalar los desafíos que la falta de luz no presentan.
III. DESAFÍOS QUE SURGEN EN TIEMPOS QUE FALTA LA LUZ.
Simplemente no hay otro desafió que no sea recobrar la luz. Escuché decir a alguien que en la República Dominicana es el único país que se aplaude cuando retorna la luz. Y precisamente igual debería suceder en el terreno de lo espiritual. Jesús dijo hay gozo, fiesta cuando un pecador se arrepiente. En palabras del apóstol Pablo “cuando alguien es trasladado de las tinieblas a la luz…” ¿No te parece interesante?
En la historia siempre ha habido días densos de tinieblas. Uno de ellos ocurrió en tiempo de los jueces judíos. La historia nos muestra que cada vez que Dios colocaba su representante las cosas mejoraban, para posteriormente se alejaban y volvían a clamar a Dios, y nuevamente otro varón de Dios se levantaba. Era un círculo sin fin. En uno de esos días, ya acabándose la época de los jueces, hay una expresión que me conmueve, dice: “Y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Dios llamó a Samuel…” (1 Sam. 3:3,4).
¿Como es que Dios se hace valer de un jovencito para mantener la luz de Dios encendida? Isaías dijo: “un niño los pastoreará…” No hay edad para Dios, sólo disposición, y Samuel la tenía. Nosotros debemos estar dispuestos a que Dios pueda levantarnos, y podamos responder como Samuel, esto antes que la luz de Dios se apague. Ponga atención porque en tiempos como los nuestros lo más probable es que Dios esté en busca de creyentes que no han apagado su luz. Que como las vírgenes prudentes y precavidas han mantenido su fuego encendido, aun en medio de la somnolencia y oscuridad. Es a ellos que Dios siempre usa.
Permíteme explicar como era la vida en días de Samuel, cuando la luz de Dios se estaba apagando. Veamos:
La clase sacerdotal estaba contaminada. “Los hijos de Eli eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová…” (2:12).
Falta de compromiso espiritual. “Los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová” (2:17).
Falta de conocimiento divino. “La palabra de Dios escaseaba en esos días” (3:1).
Falta de claridad en lo espiritual. “… no había visión con frecuencia” (3:1).
Liderazgo adormecido. “Elí… sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver”. (3:2).
Falta de liderazgo familiar. “Yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado” (3:13).
Conclusión:
La verdad que la falta de luz es algo desastroso. El reino de la oscuridad se manifiesta sin inconvenientes. Pero esto acaba cuando una luz se enciende. Antonio era hijo de un alcohólico, en consecuencia su madre y él eran duramente maltratados. El muchacho y su familia vivían literalmente un infierno en vida, la oscuridad era total. Un afortunado día Antonio escucho del amor de Dios, recibió a Jesucristo como su Salvador, la luz divina llego a su vida. Inicio así una nueva etapa, al punto que el resto de sus familiares notaron la luz, incluso el padre, dejó el alcohol, aceptó a Jesucristo como Salvador, milagrosamente Dios transformó su violencia en paz. EL EFECTO DE LA LUZ DESBARATA LAS OBRAS DE LA OSCURIDAD!
Hermanos atrevamos a ser esa luz que rompe y destruye las tinieblas. Solo hay que ponerla en alto, recordando a aquel que dijo YO SOY LA LUZ DEL MUNDO, EL QUE ME SIGUE NO ANDARÁ EN TINIEBLAS. Los hijos de Dios han visto esa luz, y han caminado en la luz. No tengamos temor de alumbrar, Isaías dice: CONFIÉ EN EL NOMBRE DE JEHOVÁ Y APÓYESE EN SU DIOS. ¿No te parece una bendición?
Amados, seamos portadores de la luz. Finalmente retomo la vida de Samuel, Dios dice ante la oscuridad así: “Y YO ME SUSCITARE UN SACERDOTE FIEL, QUE HAGA CONFORME A MI CORAZÓN Y A MI ALMA; Y YO LE EDIFICARE CASA FIRME, Y ANDARÁ DELANTE DE MI UNGIDO TODOS LOS DÍAS” (2:35). Posteriormente de Samuel se dice: “Y SAMUEL CRECIÓ, Y JEHOVÁ ESTABA CON EL…” (3:19).
La Luz de Cristo se ha revelado a nosotros, El nos está edificando en base de su palabra, siempre lo ha hecho así. Pedro dice que tenemos la Palabra que es como una antorcha que alumbra. Isaías termina el capítulo 50 diciendo: “ANDAD A LA LUZ DE VUESTRO FUEGO…” ¿Estamos andando en luz y siendo luz?