Reclamando tu herencia
Números 27:3-4
Josué 17:3-4
Introducción:
Las ideas distorsionadas de muchos hombres en torno a la mujer ha pisoteado el sitio de honor, de honra que Jesús le dio a la mujer en su ministerio. Jesús estuvo libre de prejuicios en contra de la mujer, trató en varios momentos con mujeres de forma particular, amorosa, compasiva.
María se sentó a Sus pies, una mujer pecadora ungió Sus pies (se dejó tocar por una inmunda), una mujer samaritana conoció a Jesús en un pozo y se convirtió en misionera, una mujer sorprendida en adulterio fue arrojada a Sus pies y Él la perdonó. Jesús derribó los parámetros de justicia y les mostró a un grupo de religiosos hipócritas cómo su opresión hacia la mujer causaba dolor al corazón del Padre.
Cuerpo del mensaje:
Hoy quiero remontarme a miles de años antes de Jesús y deseo que conozca a cinco mujeres que ceñidas de poder cambiaron las ideas de su época respecto a la mujer. Se les conoce como las hijas de Zelofehad, Números 27:1-11
La sociedad en que nacieron y crecieron estas mujeres era totalmente patriarcal, dirigida por hombres. Esta no fue la intención de Dios cuando creó a Adán y Eva, pero el pecado corrompió todo. En ese mundo, las mujeres se consideraban un poco más que propiedad, a los padres se les debía pagar dotes.
Los más extremistas las veían como malas, ignorantes y repulsivamente malvadas e inmorales. Eran sirvientas inferiores, se esperaba que llevaran velo, no se les permitía hablar con hombres en público, no eran dignas de aprender. En esa cultura supresora de la mujer, cinco mujeres valientes, atrevidas y decididas se atrevieron a hacer algo sin precedente.
Veamos los detalles: los únicos a quiénes se les otorgaba exclusivamente el derecho de heredar era a los varones por supuesto. Se planteaba un serio problema, su padre Zelofehad sólo tuvo niñas, niñas muy particulares: Maala, enfermedad o dolencia; Noa, descanso, reposo; Hogla, boxeador; Milca, reina, abogada; Tirsa, placentera. ¡Qué nombres!
Cada uno de esos nombres revelaban habilidades, carácter y adversidades que tuvieron que enfrentar y las hicieron fuertes, mujeres tenaces, con tacto, coraje, sabiduría y gracia. Cuando llegara el momento de la repartición de la tierra entre las tribus de Israel, no sabemos cómo pero una a la otra se hablaron, seguramente oraron y se dispusieron a hacer algo inconcebible en su época, ir donde el caudillo Moisés, donde los ancianos y frente al resto de la congregación y pedir su herencia. ¿Qué pasaría? ¿Serían ignoradas? ¿Serían amonestadas? ¿Serían respondidos sus reclamos? ¿Serían juzgadas?
Había muchas mujeres como ellas, en su misma situación, pero ellas eran diferentes, ellas no se cruzaron de brazos a lamentarse, se arriesgarían y que pase lo que pase. Quizás comentaron con otras mujeres, quizás las llamaron desajustadas. No importaba, ellas estaban decididas.
Versículos 2-4!qué osadía!, ¡Qué atrevimiento! Reclamar las posesiones de su Padre. Hoy hay miles de mujeres con herencia en Dios, temerosas de reclamarlas por los conceptos erróneos y distorsionados de muchos que todavía tienen la mentalidad machista, patriarcal.
Mujer, escucha, hoy tú también puedes reclamar las posesiones de tu Padre, tú tienes herencia. Hay ricas y maravillosas posesiones que Dios quiere otorgarte, pero has creído las mentiras que te han dicho, que eres inferior, sin derecho, oprimida, aplastada. ¡Aprende de las hijas de Zelofehad y reclama tu herencia!
Esta fue la primera apelación en la Biblia pro-derechos de la mujer. No estoy hablando de feminismo sino de verdaderos derechos como hija del Padre. Aquellas mujeres se atrevieron a confiar en Dios como el defensor de su justa causa y les concedieran su petición.
Estas mujeres presentaron un espíritu de confrontación y de cooperación equilibrados: confrontaron la injusticia y cooperaron al aceptar la decisión tomada como requisito puesto por los ancianos de que se casaran con los de su tribu.¿Cómo reaccionó el caudillo a la petición de estas mujeres? ¡Apedréenlas! ¡NO!
Versículo 5. Esto no tenía precedente, esto nunca había ocurrido, este caso tenía que apelar a un tribunal más alto, esto tenía que ser llevado ante el Sabio y Justo.
Moisés no mostró prejuicios injustos, no determinó por el contexto cultural en que vivía, no juzgó conforme a las costumbres y a lo conocido. Moisés antepuso la justicia a la tradición. Moisés lo llevó delante de Dios, era Él quien tenía que decidir este asunto, no Moisés. Hoy muchos amados hermanos, pastores y líderes del sexo masculino deben hacer lo mismo, antes de dictaminar si la mujer puede o no ocupar puestos de liderazgo en la iglesia, deben ir delante de Dios y plantearle el caso y que decida Dios.
La respuesta de Dios es sorprendente y maravillosa, vers. 6 y 7. ¡WOW! Dios dijo: “Moisés escucha a esas mujeres y sus reclamos, son justos, tienen derecho a su herencia, he visto su determinación, su valentía, están reclamando lo que les pertenece, ni más ni menos, ¿porqué no dársela?” ALELUYA.
Las mujeres del tercer día son herederas, son reinas que saben que lo que es de Su Padre les pertenece y ni la tradición, ni los dogmas, ni la religión, ni ninguna otra cosa impedirá que reciban lo que es de ellas. ¡AMÉN!
A raíz de la valentía y decisión de estas cinco hermanas, se estableció una nueva ley, le podríamos llamar, la ley #1 en torno a los derechos de herencia de las mujeres. “Solemnemente declaramos que se le deberá otorgar su herencia a toda hija cuyo padre muerto no haya dejado hijos varones que hereden, se les traspasará como derecho propio. Esto será estatuto de derecho desde hoy en adelante, conforme al dicho del Juez del Universo”.
¿No le parece maravilloso? La petición y el reclamo de cinco mujeres cambió el derecho, la ley de la época y por generaciones a partir de ahí. Pasaron 40 años en el desierto pero aquellas mujeres seguían esperando su herencia. Murió Moisés y surgió otro líder, Josué. ¿Se habría olvidado de lo que Moisés por orden de Dios había dicho respecto a ellas?
¿Se atreverían ir otra vez ante los líderes a recordarles lo que Dios había dicho? Veamos Josué 17:1-4 Sí, así lo hicieron y se les otorgó lo que habían pedido delante de Moisés años antes.
Ha llegado el momento de que las mujeres se levanten sobre sus pies y afirmen de forma equilibrada, bíblica y justa su valor, su potencial y su propósito en Dios.
Es tiempo de concluir con el pasado, con los recuerdos, con los maltratos, con los traumas, con la baja autoestima que te han paralizado y han imposibilitado que seas todo lo que Dios dice y quiere que tú seas. Eres mujer del tercer día, eres reina, eres heredera, no aceptes que nadie piense, crea y determine menos que eso. Aprende de las hijas de Zelofehad y reclama tu herencia hoy.