El verdadero avivamiento

El verdadero avivamiento


Avivar: Según el diccionario, es sinónimo de reanimar (sinónimo de “resucitar”).


Hoy en la Iglesia estamos constantemente hablando de avivamiento, como que se está tornando el tema principal en muchas áreas, hablamos del avivamiento que viene, de algo que tiene que venir como consecuencia de “lo bien que estamos”, y aquí hay un concepto errado, y es que no se puede avivar algo que ya está vivo, sino que por el contrario, se aviva lo que ya quedó sin vida, entonces, no es que estamos TAN bien que Dios nos manda una avivamiento “como premio”, sino que por el contrario, estamos tan mal que Dios tiene que mandarnos un avivamiento. Como consecuencia de lo mal que estamos, Dios tiene que “avivar” lo que está muerto. Estamos tan metidos en nuestras cosas que no entendemos que las cosas no mueren porque sí, sino que para morir, algo tiene que dejar de funcionar en el organismo, algo muy elemental debe dejar de funcionar, que ataque directamente al corazón y que nos anule la vida, entonces, de este conocimiento vulgar podemos rescatar: LA IGLESIA MURIÓ PORQUE ALGO MUY ELEMENTAL DEJÓ DE FUNCIONAR EN ELLA.


¿Cuándo la Iglesia precisa un avivamiento? En el libro EL AVIVAMIENTO de Charles G. Finney, habla de algunos puntos que voy a tocar a modo de introducción:


Cuándo hay que esperar un avivamiento: 




  1. Cuando hay falta de amor fraternal y confianza cristiana entre los que profesan ser religiosos… 



  2. Cuando hay disensiones, celos, murmuraciones entre los que profesan ser religiosos… 



  3. Cuando hay un espíritu mundano en la Iglesia. Cuando la Iglesia se ajusta al mundo en cuanto al vestido, comportamiento y fiestas, buscando diversiones mundanas, leyendo novelas y libros que el mundo lee… 



  4. Cuando la Iglesia encuentra que sus miembros caen en pecados graves y escandalosos… 



  5. Cuando los pecadores son descuidados e indiferentes… es deber de la Iglesia moverse… por un avivamiento: ALGO NO ANDA BIEN. 



  6. Si un ministro descubre que ha perdido algún grado de confianza de parte de su grey… Entonces, vemos que las cosas no andan bien para que venga un 


avivamiento. Es una vergüenza tener que pedir un avivamiento, es una real deshonra, porque al pedir un avivamiento estamos reconociendo: Fuimos infieles, descuidamos nuestra salvación, pisoteamos la sangre de Cristo, nos enfriamos paulatinamente, hemos perdido el primer amor, ya no hay compromiso alguno… ya no amamos como antes. Cuando ya el pecado deja de llamarse pecado para pasar a llamarse “debilidad humana”, cuando ya la murmuración se hace manifiesta en los líderes, pastores, ministros, cuando los corazones se hacen cada vez más insensibles ante la necesidad… HACE FALTA UN AVIVAMIENTO.


El avivamiento es una orden del Señor en estos casos: “…afirma las cosas que están para morir…” (Ap. 3:2) La Iglesia ha estado por años pidiendo mal un avivamiento, porque mientras lo pide canta y festeja como si así fuese a venir algo: NO. Hacemos constante alusión a la profecía de Joel 2:28-29 diciendo que Él debe mandar y volver a repetir el Pentecostés, que es algo cierto, pero no lo estamos mirando como Él lo ve. No se manda un avivamiento porque estoy bien: Tienes nombre de que vives, y estás muerto (Ap. 3.1), tener apariencia de… pero lo que Dios ve es otra cosa muy distinta.


Si pedimos un avivamiento, es hora de reconocer lo principal: HEMOS DESCUIDADO EL CAMINO, nos hemos apagado considerablemente, precisamos un avivamiento, pero…


1) EL AVIVAMIENTO VIENE POR EL ARREPENTIMIENTO. Hablamos mucho de ese fragmento pequeño de la profecía de Joel, en los postreros días derramaré de mi espíritu… pero veamos el todo de la profecía. Con sus Biblias síganme al libro de Joel, pero vamos a comenzar del capítulo uno. Veremos si no estamos olvidando algo fundamental.


Versos 2-4: Oíd los ancianos, y escuchad todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres? De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. Lo que quedó de la oruga comió el saltón y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.


Esto no es más que una descripción de la terrible devastación económica por la que atravesaba la nación, sequía, no solo material sino también espiritual, problemas serios, no había alimento, todo había quedado reducido a nada, en el resto del capítulo frases como “os es quitado el mosto de vuestra boca”, “Asoló mi vid, desnudó mi higuera”, “el campo está asolado”… habla no solo de una crisis económica, sino de algo que empeorará: el país será invadido por los enemigos. Una situación desesperante.


Versos 13-15: Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación. Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová. ¡Ay del día! Porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el todo poderoso.


Un llamado al arrepentimiento, porque no solo habían problemas a nivel social, sino que a nivel religioso, todo había cesado, la lámpara se había apagado, no habían más ofrendas ni libaciones, posiblemente hasta hayan sido prohibidas para ese entonces, porque no dice que no se lleven más a cabo, sino que “quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación”, quitada, por la fuerza, algo fallaba en el pueblo, el pecado con que habían prevaricado contra Dios había aumentado y Dios ponía justicia por mano propia, decía BASTA y no solo eso, sino que anunciaba destrucción venidera mayor: ¡ALTO! Porque estamos viviendo cosas muy parecidas, ¿estamos esperando que nos quiten la libertad religiosa que ya tiene sus días contados, el que lee entienda, y que el país vaya en mayor destrucción a un desastre peor y sin frenos? ¡Cuidado! Porque al que mucho se le da, mucho se le demandará. El llamado al arrepentimiento del profeta sigue en pie al igual que antaño.


Capítulo 2, verso 1: Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.


El día de Jehová… de nuevo menciona esta frase que anuncia el cansancio de Dios, cuando Él dice BASTA. El Señor trae todo lo que trajo hasta aquí como una advertencia de lo que puede llegar a venir y que de cierto vendrá si el pueblo no se vuelve a Él y le busca en arrepentimiento de todo su corazón, porque Dios no da por inocente a quien escupe su rostro, a quien pisotea su sangre y se burla de su sacrificio. Dios hace todo lo que tiene que hacer para no tener que traer juicio y calamidad como es de esperarse que haga cuando el pueblo le da las espaldas. Dios avisa, diciendo ¡Miren todo lo que les traje hasta aquí a causa de su pecado!, ¡Vuelvan a mí, porque traeré cosas peores!, cuando la mano del Señor se vuelve en contra del pueblo, no hay quién le detenga, ay de nosotros cuando el juicio del Señor llegue. Él está avisando, porque Él quiere que TODOS procedan al arrepentimiento, pero Él es justo y su palabra no cambiará jamás… lo que dijo en la antigüedad lo sigue diciendo hoy día.


Versos 12-17;18: Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella, ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo.


Versos 28-29: Y después de esto derramaré mi espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días.


La condición, por lo que leímos recién, en la que viene un avivamiento, es que el pueblo que ha pecado, se ha alejado, ha prevaricado contra Jehová su Dios SE VUELVA A ÉL. Se arrepienta… No podemos decir que esperamos avivamiento cuando las cosas están como están, no podemos esperar un avivamiento estando sumidos en nuestro pecado, y encima creyendo que estamos bien. Otra vez, el hecho de que Dios tenga que mandar un avivamiento a su pueblo, es muestra de que las cosas andan MUY MAL.


Veamos si las condiciones del mundo actual no se relacionan con las condiciones del pueblo de aquel entonces:




  • En el mundo hay 6.300 millones de personas (al año 2000)



  • El 80% vive en la pobreza.



  • El 40% vive en la miseria.



  • El 20% es analfabeto.



  • El 25% vive con menos de U$S 1 por día.



  • El 50% vive con menos de U$S 2 por día.


Veamos ahora, el avance del pueblo de Dios sobre el mal y la destrucción satánica sobre la tierra:




  • En el mundo hay 6.860 lenguas (Abril del 2003)



  • Sólo 405 lenguas poseen la Biblia completa.



  • 1.034 lenguas poseen sólo el Nuevo Testamento.



  • 2.303 lenguas sólo poseen algunas porciones bíblicas.



  • 3.118 lenguas no tienen NADA de la palabra de Dios.


Según Daniel Ordrich –Instituto Wydiffe -, para solucionar el problema harían falta, con la cantidad de misioneros actuales y la cantidad de ofrendas de la Iglesia, 150 años. Pero en 150 años… ¿cuántos vienen y se van sin posibilidad de conocer? Por año nacen en el mundo aproximadamente 120 millones de personas, si no hemos alcanzado a los que están, ¿Cómo alcanzaremos a los que vienen? Además, en el 2001 murieron 54.409.824 personas, matemáticamente deducimos que mueren unas 149.068 personas por día, equivalen a unas 6.211 personas por hora, unas 104 personas muertas por minuto… manteniendo la estadística de que un 70% de la población mundial no ha sido alcanzado, digamos que por hora, 4.350 personas en todo el mundo ¡se van al infierno!


Precisamos un avivamiento…




  • De 50 personas llamadas por Dios a las misiones…



  • 30 le dicen al Señor que NO (de labios, o con la vida, porque muchos dicen que sí con sus labios pero luego con su vida dicen lo contrario.)



  • 12 se preparan para ir, pero nunca van… hoy día hay demasiada preparación para una tarea que JAMÁS se hace.



  • 4 comienzan pero se arrepienten y no van.



  • 3 toman nuevos rumbos…



  • 1, sí solo uno, responde y va.


Precisamos un avivamiento… la falta de amor nos lleva a no sentir como el Señor, porque de otro modo, las cosas serían distintas.


Una estadística de un informador Cristiano (Mundo Cristiano) dice que al año 1972 habían en el mundo 272 millones de cristianos y creciendo a un 2% anual, a partir del 1985 la cosa cambió, y llegamos al 2001 con 900 millones de cristianos en el mundo, y creciendo a un 7,5% anual, lo que nos permite decir que en cuarenta años toda la tierra habrá sido alcanzada, si Cristo no viene antes… Pero yo veo que hace dos mil años, Cristo puso el mundo de cabeza con solamente 12 hombres locos por Él… y nosotros con los 900 millones que somos… ¿qué hacemos? Somos 900 millones… ¿de qué?


Precisamos un avivamiento. Pero eso no vendrá a no ser que entendamos lo mal que estamos y nos volvamos a Él, porque de otro modo, la historia continúa…y “quitaré tu candelero de tu lugar…”, su palabra no cambia.


2) Detenerse y mirar…


En Jeremías 6:16 se lee lo siguiente: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.”


En Jeremías 7:4 leemos: “No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este.”


Hoy día parece que nos fiamos de lo que tenemos, hay templos, hay salto, hay música fuerte, hay gritos, pero no hay presencia… no, eso no es avivamiento, porque el mundo se sigue perdiendo cada día más. Templo de Jehová es este… pero ¡¿DÓNDE ESTÁ JEHOVÁ?! ¿Está en el templo?, porque si no es así estamos en graves problemas.


“Curaron la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz…” Podemos aparentar lo que queramos, pero Dios ve una realidad distinta a la que nosotros mostramos, porque él sondea el corazón. En 2 Reyes 6:24 en adelante narra una historia que me hizo reflexionar muchísimo: Cuenta del sitio a Samaria, cuando el rey de Siria puso sitio a la cuidad, no había más alimento en la ciudad, no tenían fuerzas para pelear, no tenían esperanzas. El rey de Israel se paseaba por el muro de la ciudad, cuando una mujer lo llamó y le planteó desesperada una situación: Con una mujer vecina habían arreglado que hoy comerían al hijo de esta mujer y mañana al hijo de la otra, pero luego la otra mujer escondió a su hijo para que no lo comiesen. Cuando el rey oyó estas palabras, dice que se rasgó sus vestiduras, y todo el pueblo vio el cilicio que traía debajo de su vestido real. A pesar de todo lo que pasaba, él seguía vestido con su ropa real hasta que la situación pudo más que él. Habían llegado al canibalismo… ¡el pueblo de Dios! Delante de Dios no pudo aparentar. El cilicio no apareció súbitamente debajo de sus ropas, sino que hacía rato que lo traía puesto. Nadie lo veía… excepto Dios. ¿Cuánto más tardaremos en humillarnos y mostrar lo que en realidad traemos bajo nuestra apariencia de “reyes y sacerdotes”?


Aun en la casa de Dios, entre los ministros hay falta de amor, hay corrupción, lascivia, pecados ocultos (Jer.23:11), pero que no permanecen ocultos ante los ojos del Señor.


Es tiempo de que el pueblo busque un avivamiento, que en ceniza y cilicio se arrepienta, que rasgue su corazón y no sus vestidos. Dios es santo y no puede morar en medio del pecado. Hermanos que murmuran. Mentiras entre hermanos. Falta de amor. Falta de compromiso. Corrupción. Pastores y ministros que lucran con el evangelio. Malas palabras aun entre los ministros del altar. Pecados escandalosos en todas las áreas… precisamos un avivamiento. Es tiempo ahora, luego de haber leído todo este mensaje, que entendamos que el Señor nos demandará por todo lo que nos dio. El día del Señor viene, Él tomará cuentas e todo lo que nos dio. Ya hemos llegado hasta aquí, ¿para qué esperar más? El tiempo es ahora, de buscar un avivamiento verdadero, en el que Dios sea quien se glorifique y nadie más. Para eso hace falta algo importantísimo: ARREPENTIMIENTO GENUINO. ¡¿QUÉ ESPERAMOS…?!


Dios nos ayude.


“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.” Isaías 55:6