Reconstruyendo nuestra vida
Zacarías 4
Introducción
Un hombre temeroso de Dios salió una vez de viaje en avión. Durante el viaje, mientras volaban sobre el mar, uno de los dos motores falló y el piloto tuvo que hacer un aterrizaje forzoso en el océano. Casi todos murieron, pero este hombre logró agarrarse a alguna cosa que lo conservó flotando sobre el agua.
Estuvo mucho tiempo a la deriva y después de algunos días llegó a una isla desierta. Al llegar a la playa, cansado pero vivo, agradeció a Dios por salvarle de la muerte. El consiguió alimentarse de peces y hierbas. Consiguió derrumbar algunos árboles y con mucho esfuerzo logró construirse una casa. No era una gran casa, más bien era tosca con palos y hojas. Pero para él era su casa.
El se quedó satisfecho y una vez más agradeció a Dios, porque ahora podría dormir tranquilo y sin miedo de los animales salvajes que pudiesen existir en la isla. Un día él estaba pescando, y cuando terminó, había atrapado muchos peces. Con el resultado de la pesca quedó muy satisfecho pues la comida era abundante. Pero al darse la vuelta en dirección a su casa, cuál no fue el tamaño de su decepción al ver que su casa estaba totalmente en llamas, incendiada. El se sentó sobre una piedra llorando y diciendo en sus lamentos: “Dios!! , ¿Cómo es que el Señor puede dejar que esto me ocurra? El Señor sabe que yo necesito mucho de esa casa, para poderme abrigar y proteger, y ahora deja que mi casa se queme toda, el Señor no tiene compasión de mí”. En ese mismo instante, una mano se posó sobre su hombro y oyó una voz diciendo: ¿Vamos joven? El se dio vuelta para ver quien estaba hablando con él, y cuál no fue su sorpresa cuando vio al frente suyo un marinero todo uniformado que le decía: “Vamos joven. Hemos venido a rescatarlo”. “¿Pero cómo es posible? ¿Cómo supieron Uds. que yo estaba aquí?” “Ah! , amigo! Vimos sus señales de humo pidiendo socorro. El capitán del barco ordenó que el barco se detuviese y mandó que en aquel bote viniéramos a buscarlo.” Los dos subieron al bote y así el hombre fue lle
I. Dios reconstruye nuestra vida cuando nos despierta (v. 1) “…y me despertó como a un hombre a quién se despierta de su sueño…”
El libro de Zacarías se caracteriza por describir aspectos proféticos a través de simbolismos, parecido al libro del Apocalipsis; para los lectores de ese tiempo el significado no era difícil de entender, pues formaba parte de su cotidianidad. Sin embargo para nosotros a cientos de años de distancia, el significado resulta difícil de saber y de explicar, pero lo que si es claro es el propósito de Dios. La quinta visión de Zacarías es la que hoy ocupa nuestra atención. Como ya lo sabemos la nación de Israel se encontraba destruida, Babilonia la había conquistado y llevado cautivo al pueblo durante 70 años, posterior a estos regresan y se dan a la tarea de levantar la nación otrora poderosa de entre los escombros.
Aproximadamente en el año 520 a.C., como el Señor muestra a Zacarías la forma en como ellos debían levantar el templo de Dios y el resto de la nación escogida de Dios. Al parecer el aturdimiento de encontrar la ciudad devastada y las circunstancias que rodearon la conquista habían anulado o causaban confusión en los sentidos del profeta, quién tiene que ser despertado de su ensimismamiento y poner atención en la realidad de su pueblo. Son los mensajeros de Dios, los ángeles quienes hacen la labor de alerta a Zacarías quién absorto en sus pensamiento y sentimientos no alcanzaba a reaccionar ante la labor de ponerse a reconstruir la ciudad. Cuando las crisis de nuestra vida personal, familiar, matrimonial asoman a la vida, pueden causar tal impacto de vernos solo en introspectiva y no poner real atención a las soluciones. Podemos dejar de poner atención a la manera de como resolver los problemas, si solo vemos hacía adentro de nosotros, de nuestras emociones, de nuestros recuerdos; debemos ser despertados como personas que duermen. Cuando nos encerramos en nuestra coraza protectora, lo único que hacemos es alargar el sufrimiento y la posibilidad de salir adelante de esa crisis. Dios a través de diversas formas llama nuestra atención, Su Palabra, Un consejo sabio de un hermano a una circunstancia para
II. Dios reconstruye nuestra vida porque le da un valor (v.2) “Veo un candelabro de oro macizo…”
Seguimos con la visión de Zacarías que después de ser puesto alerta para que viera la manera en la que Dios iba a reconstruir a la nación, le muestran un candelabro, pero no era un candelabro cualquiera, sino que describe Zacarías como uno de oro macizo, toda su composición era de oro puro, no había mezclas o solo recubrimientos; esto debe ponernos a pensar en que ese candelabro era de un valor incalculable y grande. Ese candelabro era el templo de Dios, centro de la adoración y vida de Israel; a ojos de Dios era valioso y de gran estima, por eso hace hasta lo imposible para que el pueblo regrese a Jerusalén y bajo el mando de Zorobabel y Josué se levanté el culto a Dios.
Las personas para Dios son de alta valía, no por cualidades propias o méritos alcanzados; para Cristo es igual de valioso el rico, el sabio, como el pobre o el ignorante; tal es su amor por ellos y su importancia para Él que decidió voluntariamente entregarse a morir por el perdón de nuestros pecados en una cruz. Esas personas que puedes ser tu, eres para Dios ese candelabro de oro macizo, valioso, hermoso e importante. Si tu vida esta destruida por las adversidades de la vida, Él quiere hacer de ti un bello lugar donde Él viva para siempre. Si tu le crees en Cristo vienen a ser como un candelabro de oro en donde la presencia de Dios siempre estará. No importa cual sea tu problema o tu situación, Dios sea reconstruirte para tu bien y su gloria.
III. Dios para reconstruir nuestra vida provee constantemente (v.2b) “…con un deposito arriba…junto al candelabro hay dos olivos…”
Además de esa visión del candelabro, se nos dice que este candelabro en su parte superior tenía un deposito de aceite que alimentaba a través de ramas de olivo el fuego del candelero (BLA). Zacarías pregunta que significaba eso?, también nosotros podemos preguntarnos eso mismo. La providencia no vine del brazo fuerte del hombre sino de Dios, por esa razón se dice que el depósito de aceite esta arriba, pues Dios siempre proveerá para salir adelante. El aceite casi siempre simboliza el Espíritu de Dios que constantemente es dado a todo aquel que mantiene una comunión estrecha con Dios. Es ese Espíritu de Dios prometido a Zorobabel el que le ayudará a levantar no solo el templo sino también a la nación de Israel. Y manda un mensaje a Zorobabel por boca del profeta Zacarías: No con ejercito, ni con fuerza, sino con mi Espíritu.
Cuantas veces hemos intentado resolver nuestras dificultades en nuestras fuerzas, hemos intentado salir adelante de la adversidad, de los problemas, pero irremediablemente caemos y al parecer más profundamente. La respuesta es que estamos usando la herramienta equivocada. Es el Espíritu de Dios quién nos proveerá de manera inagotable el poder y la fuerza para reedificar nuestra vida.
IV. Dios reconstruye nuestra vida ayudándonos a superar los obstáculos (v.7) “¿Quién eres tú, gran monte?”
Posterior a esto, Dios hace una pregunta; esos montes al parecer eran los escombros acumulados alrededor del templo luego de a destrucción, aunque también se cree que esta expresión se refiere a la oposición que enfrentaría Zorobabel, aún más se cree que ese monte es la indiferencia con la también se toparía Zorobabel para reconstruir el templo. Sea lo que sea, Dios afirma a Zorobabel en boca de Zacarías que vencería y que ese enorme obstáculo no sería imposible de saltar y seguir adelante, pues Dios responde al monte: “Delante de Zorobabel serás reducido a llanura…”
Cuando en medio de las ruinas de tu vida podrás observar enormes montes de obstáculos que te impedirán salir adelante, pero Dios promete que delante de ti que mantienes la flama encendida de la fe podrás hacerle frente y triunfar. Alguien dijo que si dices que no puedes, en verdad no podrás, pero si dices y te convences que si puedes, podrás. Cuando uno quiere resurgir de en medio de los escombros de los problemas, no será sencillo, pero el Señor te dice hoy que tomado de su mano no habrá nada ni nadie que te haga frente y nada te detendrá en hacer de tu vida algo bello y prospero.
V. Si Dios reconstruye nuestra vida, el terminara su obra (v.8)”…echarán el cimiento…y sus manos la acabarán”
Zacarías es el mensajero de Dios a Zorobabel y da un último mensaje que se refiere a que será precisamente Zorobabel quién dé inicio la reconstrucción y será el mismo el que la vea terminada; eso ademàs de ser una visión es una promesa en la que debía descansar Zorobabel y todo el pueblo de Israel. No pasaría de esa generación cuando la ciudad y el templo estaría completamente levantados y en todo su esplendor. Todo lo que Dios inicia en nuestras vidas, es absolutamente seguro que lo termina; es Pablo en otra porción de la Biblia donde dice: “Estoy convencido esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionado hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6 NVI).
No importa que tan destruida este tu vida, si Dios ha iniciado su reconstrucción, el tiempo que sea necesario para levantarla y mostrarla en todo su esplendor. Dios no es como nosotros que podemos empezar algo y nunca terminar. En muchas ocasiones cuando tropezamos con algo o alguien lo más fácil es renunciar e intentar algo diferente o regresar a lo mismo creyendo que no tiene caso intentarlo. Pero el Señor nos afirma que si tu pones tu vida en sus manos en iniciará su trabajo de reconstrucción y que no importe cuanto tiempo le lleve reedificarte, él promete hacerlo.
Desafío
El hombre de nuestra historia se vio inmerso en crisis fuertes, pero cuando todo parecía terminado con la quema de su improvisada casa, Dios le mostró que no hay limite tan bajo de donde él no nos pueda reconstruir. Hoy en día existen hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos, familias, matrimonios, iglesias, naciones destruidas; sin embargo si consideran seriamente a Dios y su voluntad, Él puede reconstruirlos. Si tu vida, familia, matrimonio necesita de un reconstrucción, dejá que Cristo haga su parte y tu la tuya, confía en él y él hará.