¿En quien confías?
Jeremías 17:5-10
INTRODUCCIÓN
Hoy quisiera hacerle una de las preguntas fundamentales de esta vida: ¿Dónde descansa verdaderamente su confianza? Sólo hay dos lugares para depositarla: puede ponerla en los seres humanos, o puede ponerla en Dios. Cuando confía en los hombres, es imposible ponerla en Dios, y cuando la pone en Dios, ya no es posible ponerla en las personas.
Jeremías sostuvo una batalla interna y mantuvo un debate consigo mismo respecto del este asunto de la confianza: o confiaría en el las personas que le rodeaban o confiaría en Dios y sólo en Dios. El corazón y el alma de la profecía de Jeremías gira alrededor de la pregunta: ¿Confío últimamente en Dios o en la sabiduría y fuerza humanas?
El bienestar total de una persona depende de la total confianza en Dios, no en un mismo, ni en la familia, ni en la vocación, ni en los acciones que realizamos. · Veamos tres principios que nos ayudan a entender este asunto vital de nuestra confianza
I. LA CONFIANZA ÚLTIMA EN LOS HUMANOS ES MALDICIÓN PARA LA VIDA.
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo,( e.d. busca apoyo en un mortal, en la fuerza humana) y su corazón se aparta de Jehová. 6Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.”
Según este pasaje, es posible vivir bajo una maldición que destroza la vida. Esta es la palabra del eterno Dios. El no desea maldecir la vida, sin embargo, la vida que pone su confianza en los simples humanos se maldice a sí misma.
A. La razón por la que se maldice una vida es una confianza depositada en el lugar equivocado. (5). Cuando una persona deposita su confianza en el hombre, esa persona está confiando realmente en el polvo. La palabra hebrea para confianza indica arrojarse hacia delante o hacia un objeto a fin de descansar sobre él. Cuando confiamos en los humanos nos estamos apoyando en el polvo. (Gén. 3:19) La vida que confía habitualmente en la fuerza humana se verá desilusionada desesperadamente. Elegimos entre el brazo de Dios y el brazo de la carne. Dios nos rescata repetidamente con su brazo invisible pero fuerte. Cuando nos apoyamos en cualquier brazo humano, descansamos sobre carne que puede derrumbarse porque débil y breve. ¿Dónde está su confianza? Si la vida se deshace, ¿A quién acude? Nada en la dimensión humana es últimamente confiable. Hasta la Tierra que es lo más estable y confiable se mueve y se tambalea. Nuestra propia mente, cuerpo y apariencia cambian. La familia, nuestra vocación, o nuestros conocidos nos abandonarán. Si nuestra confianza última está en cualquiera de estas cosas. Su vida está bajo maldición.
B. El resultado de la vida bajo maldición es desesperación. Cuando dejamos de confiar sólo en Dios, la vida se reduce, se convierte en un fraude y se vuelve una sequedad. Jeremías usa un lenguaje poético para describir al hombre que rechaza confiar en Dios. Nos dice lo que es el hombre, lo que pierde y dónde habita.
1. La negativa a confiar en Dios reduce la vida. “Será como la retama (zarza) en el desierto”. Una retama es un arbusto estéril, una árbol seco en un desierto. Las cabras del desierto se encargaban de comerles la corteza a esos arbustos. La persona que rehúsa confiar en Dios arrastra una existencia en una vida estéril.
2. Rehusarse a confiar en Dios sólo convierte la vida en fraude. “No verá cuando viene el bien”. La persona que rehúsa confiar sólo en Dios no tiene ojos para ver el bien cuando llega. Nunca apreciará el bien. David decía: Ciertamente el bien y la misericordia me asegurán todos los días… La miseria interna que se experimenta en medio de la prosperidad material caracteriza la vida de abundancia de quien no confía sólo en Dios. No se puede experimentar el verdadero éxito en esta vida si la confianza está puesta en algo ajeno a Dios.
3. La negativa a confiar en Dios significa una vida desierta. “Morará en los sequedales del desierto”. Supone vida en una tierra reseca, pedregosa y solitaria, deshabitada y aislada. La persona que no confía solo en Dios está terrible y finalmente sola con su propia equivocación. El fracaso que se experimenta al abandonar a Dios es igual a la espantosa soledad del desierto.
II. LA CONFIANZA ÚLTIMA EN DIOS BENDICE LA VIDA
“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.”
La vida puede y debe vivirse bajo la bendición de Dios. Cuando depositamos toda nuestra confianza en Dios hay recursos, respuestas y reacciones que proporcionan bienestar.
A. La vida que confía sólo en Dios encuentra recursos constantemente. “Será como el árbol plantado junto a las aguas.” ¡Qué contraste con la vida de un arbusto en el desierto! La persona que confía sólo en Dios siempre encontrará recursos accesibles, independientemente de las circunstancias externas. Tales recursos están escondidos, y pertenecen a las fuentes de la vida que sólo Dios puede dar. (Sal. 42:1; 46:4, Jn. 7:39) Los recursos de Dios son abundantes. El plural “aguas” sugiere más de una corriente de recursos. Lo mejor de todo es que estos recursos de vida son independientes de nuestro ambiente humano. Cuando la sequía llega, la corriente sigue fluyendo.
B. La vida que confía sólo en Dios se alimenta constantemente. “… junto a la corriente echará sus raíces…”. En otras palabras, sus raíces penetran hasta encontrar el agua. Hay vigor y vitalidad en Dios y sólo en Dios. Esta vida no es pasiva, requiere acción, poder, esfuerzos. Pero el que confía en el Señor, al igual que esta planta, de forma activa y enérgica la planta va clavando sus raíces más y más profundamente en la gran fuente. Mientras la vida sin Dios se empequeñece, se marchita y se aleja, la vida en Dios crece y se hace más robusta. Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Isa. 40:31
C. La vida que confía sólo en el Señor demuestra reacciones estables. En la adversidad “no verá cuando viene el calor”. Cuando aprieta el calor, esta vida permanece estable. En la escasez “en el año de sequía no se fatigará” (vs. 8) Cuando todos los recursos externos se secan, hay estabilidad porque esta vida está mantenida por un secreto interno. Dios nos enseña aquí que cuando enfrentemos el peor de los momentos en nuestra vida, no nos afectará, porque dentro de nosotros habrá una fuerza mucho mayor que lo que sucede afuera, ya que des dentro estará fluyendo el poder de Dios para protegernos y cuidarnos.
III. SÓLO DIOS PUEDE REVELARNOS DÓNDE SE APOYA NUESTRA CONFIANZA
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.”
¿Cómo saber si nuestra confianza verdaderamente está descansando en Dios o en las personas? Sólo Dios nos lo puede revelar.
A. No podemos conocer nuestro propio corazón. Por descripción. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas.” Hay perversidad y retorcimiento en él. Nuestro propio corazón nos traiciona. Por diagnosis la Biblia dice que no tiene remedio (Lit.) (perverso). El corazón del hombre está en el peor de los casos gravemente enfermo. El diagnóstico es terminal. Sin la ayuda de Dios, nuestra respuesta a nuestro corazón debe ser de desesperación: ¿Quién lo conocerá? Nadie puede examinar a fondo ni penetrar en las tinieblas de su propio corazón. Esto es especialmente cierto en el asunto de nuestra confianza última. Sólo Dios puede decirnos en quién estamos confiando realmente.
B. Nuestra esperanza descansa en el hecho de que Dios conoce nuestro corazón (10) Dios y sólo Dios explora nuestro corazón, prueba nuestra mente y juzga nuestras emociones. Dios tiene la clave de nuestro laberinto interno y puede descender a la oscura caverna de nuestra vida interior. Por eso, permanezcamos en calma ante Dios. Él nos revelará la base de nuestra confianza. Él nos atraerá hacia Él y nos ayudará a que depositemos nuestra confianza solamente en Él.
CONCLUSIÓN
¿Qué está sucediendo a su alrededor que requiere una confianza plena de parte de Ud.? ¿Alguna enfermedad?, ¿alguna relación con alguien? ¿Alguna pérdida? ¿Una decisión muy importante que tomar? ¿Dónde descansa verdaderamente su confianza? Dios busca una confianza que brote de una intención pura; no sólo se conforma con las buenas intenciones de que confiaremos en él. No pretendamos que tenemos la intención de confiar plenamente en el Señor, cuando en el fondo estamos afianzados a otras cosas. Eso es hipocresía. Y Dios juzgará sus verdaderas intenciones, pues él conoce perfectamente lo que hay en nuestro corazón. Escuche al Señor: “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.”