El peligro de la vanagloria
Marcos 14:66-72; Lucas 22:54-62
Una de las lecciones mas importantes presentada con mucha frecuencia a través de las escrituras es la insensatez y la testarudez del ser humano en gloriarse de sus habilidades naturales. Dios nos ha provisto de una palabra que si formara parte de nuestro vocabulario, y nuestra forma de ser entenderíamos mucho mejor lo que Dios quiere y lo que Dios desea esta palabra es ” GRACIA DE DIOS “. Uno de los personajes dentro del entorno Bíblico y que pudiéramos decir que tiene mucho peso fué Abraham debido a que cuando entró en la tierra de Egipto con su mujer, a consecuencia del hambre que había, en lugar de confiar en el Dios que lo había sacado de la tierra de Ur de los Caldeos decidió hacer las cosas por si mismo y engañar a la gente (Génesis 12:10-20).
Pedro es otro de los ejemplos clásicos en la Biblia de las personas que tienen una fuerte afirmación verbal y el hecho concreto y definitivo de una débil actuación en la vida real. No hay día que no se llegue ni fecha que no se cumpla, la palabra de Dios nos marca muy directamente que “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” y estas palabras no son de cualquier persona sino del Maestro mismo, nuestro Salvador. La Biblia nos marca y nos especifica que el Apóstol Pedro negaría al Señor antes que el gallo cantara “dos veces”. Esta era una forma común de medir el tiempo durante la noche ya que el primer canto del gallo se oía como a la medianoche y el segundo a las tres de la mañana. Después de la reunión en el cenáculo ó sea el lugar de la cena pascual, y ya avanzada la noche El Señor Jesús los conduce a través de una caminata por esas calles de Jerusalén y durante la travesía les hace a sus discípulos algunas declaraciones, ya durante la cena les había mencionado que uno de ellos le iba a entregar pero ahora mientras caminaban, Jesús les expresa algo mas alarmante aún “Todos os vosotros os escandalizaréis de mí” y por si fuera poco El va un poco mas adelante y les menciona la profecía completa y agregando les dice que sería no en un día postrero sino “esta noche” Mateo mostró un especial cuidado al registrar la cita del Antiguo Testamento que usó el Señor en esta ocasión ” Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas, y haré volver mi mano contra los pequeñitos” Zacarías 13:7 la Analogía presentada en esta profecía mesiánica es bien clara y evidente.
LA SOBREESTIMACIÓN
Muy a menudo nos enfrentamos a algo que quizás nunca vamos a poder hacerlo, la jactancia y el deseo de gloriarnos en nuestras propias fuerzas y habilidades para realizar las cosas mas difíciles de la vida surgen a veces de un sentido de inseguridad, cuando decimos ” yo soy el mas fuerte ” ” a mi nunca me va a pasar ” estamos diciendo a grito abierto que realmente no somos lo que decimos
LA AUTO CONFIANZA
El hecho de estar seguros que podemos hacer algo que comúnmente no lo hacemos no es malo pero la realidad es que a veces no admitimos nuestras debilidades ni la ayuda de terceras personas y la consecuencia es el aislamiento, y lo mas triste fue lo que le pasó al apóstol Pedro ya que debido a esa autosuficiencia llegó a pensar y a creer que no necesitaría ni siquiera la gracia de Dios
LAS CIRCUNSTANCIAS
Por un lado el acto traidor de Judas, el arresto de Jesús por la guardia del Sumo sacerdote en el huerto, el esparcimiento de sus seguidores a causa del temor personal , fueron los motivos que orillaron al Apóstol intrépido a sentirse con una confusión en su mente, por un lado quería estar presente y a la vez hacerse solidario ante la adversidad con su Maestro pero por el otro lado tenía temor ante la tensa situación que le rodeaba, a veces las circunstancias nos orillan a nosotros como creyentes y seguidores de Jesucristo a enfrentarnos a la realidad de demostrar con la frente muy en alto nuestra posición como creyentes ante una sociedad que muy a menudo demanda de nosotros determinada acción que para ellos es muy natural y muchas de las veces por no quedar mal con el familiar, amigo, patrón ó cualquier persona, sucumbimos ante las tentaciones, cuando esto suceda recordemos las palabras del Salvador de nuestras vidas “El que me negare delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi padre que está en los cielos” y con la lección dada al Apóstol Pedro pensemos y meditemos con plena certidumbre de fe en nuestro corazón que la única arma para salir adelante, no son nuestras propias fuerzas ni nuestras propias armas sino la única dependencia de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.